¡Las torpezas en campaña!

Patricio Valdivieso Espinosa

Siendo la campaña el espacio final para convencer al electorado, el cuidado debe ser extremo; no hay lugar para errores, porque cualquier equivocación, no sólo sirve como arma letal en favor del contrincante, sino, como elemento que crea una barrera indestructible, entre la posibilidad de llegar y el triunfo cada vez más distante. Las torpezas en campaña, se viralizan al instante, y viajan a “años luz” por las redes sociales, siendo inocultables; más allá, de las creaciones “memísticas” que buscan aniquilar a sus opositores, con inventivas grotescas, creando dudas en base a falsedades.

Es absurdo ver, como la originalidad de vida es superada por los montajes, que nacen de ciertos asesores y marketólogos, y no del sentir propio de los aspirantes a Carondelet, corroyéndose desatinadamente del mercantilismo electorero; porque la extravagancia creada al fingir lo que no son, precisamente deteriora la confianza popular que pretenden alcanzar. Forzar sus propuestas, con falsas apariencias, solo desdice de la seriedad con que toparan los problemas, en caso de acceder mediante voto popular.

Para nada es aceptable, ver a un exmilitar serio, cocinando en un mercado, mostrando sus facetas de chef, con un mandil recién comprado, cuando quisiéramos que nos muestre sus dotes de estadista; a uno de los grandes banqueros, abriendo de patas a un pollo en el mercado, cuya foto media fruncida, demuestra que no sabe de qué se trata; o, a un oficialista, que fingiéndose mansito, trata de tapar el continuismo, irrespetando las leyes, al utilizar recursos públicos y niños en su campaña, y burlándose de catorce millones de ecuatorianos, que “no pagan impuestos”.

No queremos simples vendedores de ilusiones; ni proveedores de ficciones engañosas; peor, charlatanes acomodados, ni nuevos cuenteros que nos lleven al desastre. Demandamos gobernantes serios, que sepan a lo que se meten recibirán un país quebrado; vendido a los chinos; con una crisis moral incalculable; que no se arregla marcando niños prestados, abriendo un pollo con asco o cocinando con un delantal recién comprado. Se arregla, generando trabajo, permitiendo la inversión, afianzando la seguridad jurídica, respetando las funciones del Estado, derogando impuestos confiscatorios, dejando que los jóvenes entren a la Universidad. No queremos más farsas. (O)

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