La patria chica

Yadira Consuelo Torres

La celebración de nuestra independencia nos transportó imaginariamente a vivir el sentir de Benjamín Carrión, al deseo ferviente de sacar a su provincia del aislamiento provocado por su ubicación geográfica, “Demos un salto más de la puerta del anonimato, para hacernos dignos portadores de la bandera común”, teoría con la que sustentó la “Patria Chica”.

Como anillo al dedo nos ha caído, diría yo, esta profecía, porque una vez más se configuroó esta teoría. Pero el espíritu del lojano no se queda ahí, sumido en el abandono y las escasas dadivas que le ha tocado recibir en relación a hermanas provincias de norte y centro del país, sino que le tocado explorar nuevas y creativas formas para sustentarse. De no ser por la reconstrucción de la hoy Estancia Municipal del Adulto Mayor, inaugurada en Vilcabamba, diríamos que nos dejaron en este año sin obras que beneficie a esta tierra sureña, y con ausencia de autoridades nacionales que nos acompañen a la celebración de su emancipación.

Pero el centralismo nos heredó la lucha y el amor infinito para pregonar donde quiera que estemos el orgullo y amor infinito por esta tierra castiza, y nos agarramos de su cultura para salir del anonimato, para gritarle al mundo que en esta tierra hay sueños, anhelos, esperanzas; hay una pluma que en verso escribe su historia, un canto que enamora el alma, un teatro en cuya esencia se plasma el sentir de la humanidad y la habilidad en las manos de sus hijos para pintar de colores su hermosura.

La cuna de artistas está de fiesta y es sede por segundo año del Festival Internacional de Artes Vivas, el cual la ha dado a conocer al mundo y ha logrado engrandecer el espíritu de sus hijos que gustosos se han involucrado en su desarrollo, por así merecerlo y para hacerla brillar con luz propia. (O)

[email protected]