Jueces y realidad

Eduardo Naranjo Cruz

La idea de democracia es uno de los paradigmas más propuestos en los últimos doscientos años, engloba ideas de: justicia, libertad, igualdad, sin embargo, sigue siendo una utopía perseguida por seres de buena voluntad y coraje, ya que, salvo momentos históricos puntuales y probatorios de esta posibilidad, las sociedades siguen un largo camino.

En estos escenarios, la figura del juez como supremo y sabio intérprete de leyes y su contraste con realidades, son contadas, el resto son una gran farsa al servicio de diversos intereses, que evidencia cómo los magistrados son susceptibles de inclinar la balanza a favor de los poderosos, un reciente ejemplo muestra esto, el “famoso” juez Sergio Moro del caso Lava Jato, implacable con la corrupción, se le cayó la careta al mostrar su ambición de poder y aceptar la nominación para Ministro de Justicia y seguridad interior de un controvertido y oscuro nuevo presidente del Brasil, Jair Bolsonaro.

Ejemplo de cómo jueces y fiscales manejan casos, los hacen mediáticos, pero no por la justicia, sino por ambición política que implica un total desbalance a la verdad esperada por las sociedades, que consideran y aspiran a que el juez sea un ser imparcial que administre justicia sin contemplación alguna, solo ceñido a la ley y la verdad.

En nuestro “paisito”, durante los últimos años hemos visto barbaridades judiciales que nos evidencian que somos una sociedad más que perdida y desorientada, crédula en magistrados honestos que, excluyendo contadísimas excepciones, son seres comunes y corrientes como todo el resto, dispuestos a todo con el fin de lograr sus propios objetivos y no los que les obliga la función para la que fueron designados, por esto que, no podemos tener mucha esperanza de redención ni de futuro con justicia.

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