Es ahora o nunca

Vivimos un complejo momento de transición en que la nueva clase que nos gobernó diez años, y que se decía fundadora de ‘un nuevo país’, debe rendir cuentas de lo que hizo, dejó de hacer y permitió que hicieran la cúpula del poder que los representaba. Los aplausos vienen conjuntamente con las sospechas y las amenazas, pero la mayoría de la ciudadanía ha decidido no permanecer secuestrada por esa clase.

El verdadero valor de un hombre no está en él hombre, sino en los colores y texturas que cobran vida en otros”. Albert Schweitzer Filósofo alemán (1875-1965)

La corrupción que se entronizó en su círculo más estrecho e irradió hacia funcionarios de niveles inferiores es resultado de un sistema que, a lo largo de nuestra historia, solo recibió groseros maquillajes para disimularla u ocultarla, según la conveniencia de cada cual y las circunstancias. La impunidad no es, entre nosotros, un problema reciente sino un viejo cáncer institucional.

La lucha anticorrupción no debe limitarse a la nueva clase correísta, que no encuentra modos de salir impune del embrollo en que se encuentra. Quienes la llevan adelante también tienen que mirar hacia abajo y a los lados, para drenar este tumor hasta donde les asistan las leyes y la decencia, aunque los esfuerzos de los afectados por eludir sus responsabilidades parezcan insuperables.

Me niego a hacer diferencias entre cada minuto de mí mismo. No acepto el espíritu planeado”. Antonin Artaud Dramaturgo francés (1896-1948)

Es cierto que en la Función Judicial los corruptos y sus apañadores han encontrado cómplices, pero también es cierto que hay jueces probos, honestos y valientes dispuestos a defender con valentía a la sociedad de tales delincuentes. En esos fiscales y jueces confía la mayoría de los ecuatorianos que, con honestidad y duro trabajo, sostienen las banderas de honor y justicia con las que se fundó la nación.