El yunque de la vida

RITA CHASING BERNAL

La mamá no se compra, ni se vende, ni es descartable, a la mamá hay que quererla y respetarla con aciertos y desaciertos, con defectos y virtudes, sin distingo de credo o cultura por el hecho de darle la vida a otro ser; es la que ilumina el camino más corto para sus hijos, con ella nuestra vida tiene sentido, nuestros logros son valorados por más pequeños que sean; para ella siempre serán magníficos, es el ángel que Dios manda para que nos cuide y nos proteja día a día, entonces, hay que ser agradecidos por tener una mamá.

Es un emblema en cada corazón de sus hijos a cambio de consagrarse a su felicidad, aquella que perdido el camino de la diversión, vanidad y orgullo, dejó de saborear exquisitos platos para llevar a la mesa el pan diario, donde sus alimentos estén cargados de amor y optimismo especialmente aquella que por 365 días del año se desvela por cuidar su sueño, sentir que su respiro y latidos sean normales, que adivina sus pensamientos y fatigas, que está vigilante para que no se pierda en el abismo, por ver que sus hijos estén en buen sitial, se arma de paciencia a pesar de las vicisitudes de la vida.

Que de sus labios salen palabras dulces de esperanza, de seguridad que llegan a elevar su autoestima. Que los desayuno con tostadas sepan decir lo hiciste muy bien, que la mantequilla que frota la tostada sea abrazo; que la mermelada sea te quiero mucho, que el azúcar con que endulzas el café sea la chispa de la buena voluntad, que tus besos digan eres el mejor hijo, que el jugo que elaboraste digan eres capaz de triunfar y confío en ti, me siento orgullosa de ti, deseo que seas siempre feliz, es la que siempre va a la escuela para saber cómo está su hijo y poder ayudarlo hacer sus deberes.

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