El voto nulo

Hever Sánchez M.

La concepción tradicional que se ha tenido por voto nulo, ha sido de un voto que no sirve, de un voto que no contribuye a nada, de un voto que desprecia la democracia, e incluso de un voto de mala educación.

No se puede abordar el voto nulo sin antes analizar la concepción marxista del Estado. El pensador alemán concebía al Estado como un aparato de represión. Como una organización encaminada a facilitar la explotación del hombre por el hombre. Un aparato en el que coordinadamente trabajan todas las instituciones para favorecer al poder constituido, es decir al poder económico que está detrás de la supuesta democracia. Un Estado en el que tenemos los órganos de represión como son las Fuerzas Armadas y la Policía, encaminadas a mantener un supuesto orden social. Tenemos los organismos constituidos como son la Función Legislativa y el Poder Judicial que regulan, crean y defienden las leyes del Estado burgués en favor del poder constituido. Tenemos a la Iglesia que juega un papel preponderante en la creencia subjetiva del ciudadano. A las grandes mayorías es más fácil dominarlas por el temor que por la coerción. Así, el Estado en su organización perversa permite la explotación de unos en detrimento de otros bajo una supuesta legalidad.

En esta situación, si contamos con candidatos que no llenan las expectativas de los electores, si estos candidatos representan al mismo poder económico dominante que está detrás de las leyes y de las entidades constituidas; el ciudadano está en su total derecho de rechazar estas opciones votando nulo

Si el Estado dejara de ser lo que es, es decir un aparato de represión, entonces probablemente habría leyes que determinen que una mayoría del voto nulo, sería decisiva. Facultaría al organismo electoral para llamar a nuevas elecciones, con nuevos candidatos y con visiones diferentes. Pero el Estado siempre será lo que es, es decir un organismo diseñado para que todo lo ilegal parezca legal, aunque no sea legítimo.

Mientras tanto, seguiremos teniendo elecciones en donde unos cuantos fingirán representar a sus electores. La mayoría del voto nulo seguirá siendo una utopía mientras subsista el actual aparato de represión constituido como el Estado. (O)