¿Década ganada?

El calificativo “década ganada” lo dio en el 2013 la expresidenta argentina Cristina Fernández viuda de Kirchner, al referirse a los diez años del “kirchnerismo” en el poder, cuando aseveró que los diez años que transcurrieron desde la posesión de su finado esposo, Néstor, hasta esa fecha eran “una década ganada.


Fiel a la costumbre de imitar y de apoderarse de canciones, frases, pensamientos de otros, el perínclito varón que gobierna a los ecuatorianos, denominó a su informe a la nación 2016 “la década ganada y feliz en la que tenemos un país totalmente diferente al que recibimos”. Hay quienes dicen que, efectivamente, es una “década ganada”, pues de “cada ganada” en los contratos y otros acomodamientos, ciertos “revolucionarios” se han puesto muy felices.


Los “revolucionarios” insisten en la perorata de la “década ganada”: de que “tenemos carreteras” -como si deberíamos estar agradecidos hasta el cansancio por aquello-; de las escuelas del milenio –que produjeron el cierre de muchas escuelas y el que muchos estudiantes no puedan asistir a esas famosas escuelas del milenio por estar muy distantes de su hogar-; de las becas para ciertos estudiantes –ahora en el abandono sin tener recursos para alimentación, vivienda, etc.-; las famosas universidades como Yachay y tanto dinero invertido en su infraestructura y que no se ven los resultados; insisten en que “son muchos, muchísimos más”, pero en la realidad se ve una “desbandada revolucionaria”.


En realidad, esta década para los ecuatorianos ha sido muy peculiar en lo político, en lo económico, en lo social. El Ecuador ha recibido ingentes ingresos por el precio del petróleo, pero así mismo ha contraído deudas cuantiosas. Se han dado grandes transformaciones, pero que no han logrado consolidarse como el cambio de matriz productiva. Continuará.