Franklin Barriga López
Por su abundancia, sorprende el número de candidatos que participarán en las elecciones que se llevarán a cabo dentro de pocos días. Nunca antes hubo esta proliferación. El ciudadano común y corriente se pregunta si ello se debe a genuino sentimiento de servicio o de servirse de aquellas funciones para fines nada recomendables, de lo cual hay no pocas, recientes y deplorables experiencias.
Dentro de las listas de candidatos en promoción, destacan personas respetables por su capacidad y antecedentes de trabajo, también jóvenes que necesitan oportunidades para intervenir en el ámbito político, así como “chimbadores” que, por ser tales, no poseen los mínimos requerimientos para ocupar representaciones que deben ser avaladas por la idoneidad de quienes las desempeñen. Corresponde a quien deposita el voto en las urnas reflexionar de manera previa y manifestarse responsablemente.
Las funciones de consejeros provinciales, concejales municipales y miembros de las juntas parroquiales no eran remuneradas; respondían a una representación de honor y de arraigada tradición de civismo. Los tiempos cambian, pero no deben los principios de solvencia, imprescindibles para desempeñarse en trabajos de beneficio colectivo, evitando excesos en burocracia y otros abusos. Tiene que prevalecer el manejo correcto de recursos, sagrados por su naturaleza de públicos.
Un ejemplo de acción y desprendimiento se encuentra en los parlamentarios suecos que no tienen sueldos altos para el medio en que se desenvuelven, se movilizan en transporte público o de ellos y tienen serias restricciones, que se cumplen, en el manejo del dinero que es de los contribuyentes. La ética y el patriotismo una realidad, por eso Suecia ocupa lugar de privilegio entre los países de mejor desarrollo.