Caminemos con la frente en alto

No se oyen tanto aquellos insultos y frases degradantes. Se van apagando políticamente como su autor. Fueron habituales en la década pasada. Alguien compiló y ordenó alfabéticamente 178, pero algunos consideran que faltan más. Quienes por entonces lo aplaudían y se gozaban con la humillación ajena, hoy se sienten lastimados cuando se les impugna y desaprueba.

Los que por entonces fueron tildados de abusivos, canallas, chiflados, cínicos, cizañosos, estúpidos, estafadores, farsantes, ladrones, locos furiosos, matones de barrio, mediocres, mentirosos, perros, corruptos, basura, payasos, prepotentes, sinvergüenzas o trogloditas, no tuvieron la más mínima oportunidad de poner en su lugar al que los insultaba. Todo el poder, todas las instituciones y todas las funciones del Estado estaban en sus manos.

También acuñó frases como “atropellador de Derechos Humanos”, “agoreros del desastre”, “cadáveres políticos”, “grandes delincuentes”, “incapaz de pensar”, “majadero insolente”, “matón de barrio”, “momias cocteleras”, “mujer nefasta”, “oligarquía laboral”, “político corrupto”, “ponchos dorados”, “tiene un zapato en la cabeza” o “vende patria”. Hay parece como sin con ellas su autor se autodescribiera.

Para que un gobierno o una ideología no vuelvan rebajarnos moralmente de esta manera hay que procurar un cambio real y radical. En ese período tan sombrío de nuestra historia dejamos de ser ciudadanos. Es hora ya que hagamos un esfuerzo por recobrar esa categoría cívica por la que lucharon Rocafuerte, Montalvo y Alfaro. Es tiempo de caminar con la frente en alto.


Ganamos justicia más rápidamente si hacemos justicia a la parte contraria”. Mahatma Gandhi Político y pensador indio (1869-1948)

La probabilidad de perder en la lucha no debe disuadirnos de apoyar una causa que creemos justa”. Abraham Lincoln Político estadounidense (1808-1865)