Basta ya de ‘iluminados’

La semana pasada la gangrena de la corrupción en el Estado ecuatoriano se dejó ver con intensidad. En todas sus funciones está presente. No se puede delimitar en los términos de derecha, izquierda o centro, ni respecto a un sector social en particular. Todo lo contamina y todo está en peligro. No aspiraban a abolir el correísmo sino a reformarlo, tampoco a ocultar los malos manejos y el robo, sino a enmarcarlos.

Del costo económico de la corrupción queda mucho por cuantificar, pero el costo moral es incalculable. Se trata de un tema crucial hasta ahora no tratado a fondo. Se cree poder contenerlo o quizás remediarlo mediante la confiscación de bienes a los corruptos, penas máximas de cárcel o la declaración patrimonial y de ingresos obligatoria para todos los servidores públicos.

Tan grave es que el precipicio en el que estamos que, cuando se habla de sustituir ciertas figuras, la ciudadanía teme que no haya alguien que no lleve sobre sus espaldas algún hecho impresentable de esta naturaleza. La clase política debería pedir disculpas por todo lo malo que ha hecho y por toda la corrupción de la que algunos de sus miembros fueron parte o que ocultaron.

Basta ya de ‘iluminados’ que determinen a quién sí y a quién no se le aplique la ley. Basta de sinvergüenzas y bandoleros de cuello blanco. La parte más esperanzada de la Patria dice que en lugar de prometer , todos, incluidas las funciones del Estado, debemos trabajar ya por sacudir la república en todas las direcciones. Acabar con la impunidad y con la corrupción es un reto ineludible de todos los ecuatorianos decentes.

«Lo soñado se confunde con lo pensado. La realidad y la irrealidad se vuelven continuas”.

Santiago Roncagliolo
Escritor y periodista peruano (1975)

«Pocas cosas son más difíciles de soportar que la molestia de un buen ejemplo”.

Mark Twain
Humorista y escritor estadounidense (1835-1910)