Aquí, Colombia

Jorge Oviedo Rueda

Hace algunos años, un joven colombiano de nombre Andrés, golpeó la puerta de mi pequeño negocio y me pidió trabajo. Le pregunté que qué sabía hacer y como a la defensiva me contestó que de todo, menos robar. Yo necesitaba un diseñador gráfico y resultó un genio para el oficio.

Entre página y página solíamos conversar. “Uribe tiene claras las cosas, va a acabar con la guerrilla y luego a implantar la justicia social.-me dijo un día. “No -le contesté-.Va a ensangrentar más a Colombia.”.

Juan Manuel Santos firmó la paz con la guerrilla. Hoy un ex guerrillero va por la presidencia con un uribista. La tendencia progresista, encabezada por Petro, supera a la derecha cavernaria de Uribe. El mensaje está claro. La olla de presión colombiana ya no amenaza con estallar. Si prima la razón, en Colombia Petro podría ganar.

El progresismo de Petro jugaría el mismo papel que ha jugado en el resto del continente: ser una tabla de salvación para el capitalismo atrasado de nuestros países. Por mucho que Petro quiera no podrá escapar a la fuerza succionadora del capitalismo corporativo mundial, de los intereses yanquis y de la misma oligarquía colombiana, pero los beneficios directos de un gobierno del exalcalde serían la disminución de las tenciones sociales y el reacomodo de las fuerzas de dominación obligadas a ceder una tajada del pastel.

Como no es Venezuela casi nadie toma en cuenta el abstencionismo similar al venezolano. La derecha puede volver a ganar en la persona de Duque, pero sería el peor negocio para los colombianos. El progresismo de Petro es en Colombia una necesidad, como fue en el Brasil de Lula y en Ecuador de Correa. La vuelta revolucionaria del pueblo es otra cosa, está en camino. Seguro.

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