Aborto por violación

Carlos Arellano

En Sucumbíos, una niña de 12 años es violada por un adulto de 23. La niña, embarazada de su violador, asistía a la escuela; seguramente vivía entre los prejuicios de sus compañeros de clases e incluso los de su propia familia. Una mujer violentada sexualmente y embarazada de su atracador siempre será humillada y juzgada.

Un día, luego de que el violador pretendió formar un “hogar” con la menor, posiblemente él y acompañado de otro hombre irrumpieron violentamente la aula en la que la niña recibía clases y fue secuestrada entre los gritos de desesperación de la víctima y ante la mirada impávida de su profesora. Aún se desconoce el paradero de la menor.

A su corta edad fue obligada a continuar con un embarazo que ella no decidió. A sus 13 años, siempre que sobreviva a un embarazo riesgoso y su captor no la asesine, estará obligada a ser madre. ¿Qué puede ofrecer una niña a su hijo? Ella deberá abandonar el sistema de educación y estará obligada a trabajar informalmente. Si su violador, con intimidaciones, amenazas y en complicidad con la familia de la víctima, logra convertirse en el conviviente de ella, todos los días será violada. Tal vez, en el mejor de los casos, antes de cumplir los 18 años será madre de uno o dos niños más.

Legalizar el aborto por violación evitará situaciones similares, evitará que muchas mujeres, especialmente de estratos sociales bajos, eviten recurrir a paupérrimos métodos para abortar en lugares clandestinos e inseguros que ponen en riesgo su vida; evitará que muchas de ellas sean condenadas a vivir en la pobreza.

El aborto no es un anticoncepción, es una opción para evitar que niñas, adolescentes y mujeres no carguen con el peso de una sociedad opresora que olvida al violador pero arremete contra la mujer violada que decidió abortar; evita que las mujeres mueran, evita que las mujeres víctimas de violación sean criminalizadas.

Legalizar el aborto por violación otorga el derecho a una mujer, especialmente pobre, a acceder a un aborto seguro en el sistema de salud público, permitiendo a las niñas no interrumpir abruptamente su niñez o adolescencia.