¡A quemar el viejo!

Por: Kléber Mantilla Cisneros

Los diez acontecimientos que sorprendieron a los ecuatorianos en 2017 son:

1. El encarcelamiento del vicepresidente Glas, su tío, varios exministros y colaboradores, por su participación directa en la mayor trama de corrupción de la historia. Odebrecht es una punta del iceberg.

2. La bronca interna y ruptura del movimiento Alianza PAIS permitieron traslucir una industria de corrupción que en diez años desvaneció USD 35 mil millones.

3. La revelación del proyecto ‘revolución ciudadana’ como populismo demagógico tras la figura de un líder impostor. Se delató una estructura de poder clientelar basada en la impunidad y la nula rendición de cuentas. El excontralor y el exfiscal enlistado en los ‘papeles de Panamá’.

4. Desde las instituciones cívicas hasta el deporte sintieron el remezón de la corrupción. La selección de fútbol fue eliminada del torneo mundial sin pena ni gloria.

5. Bandas de delincuentes, haciéndose pasar por docentes, se entronizaron en el sector educativo por efecto de la retórica populista. Esto provocó centenas de denuncias de niños y adolescentes violados, ultrajados e incluso asesinados.

6. La violencia simbólica y el encubrimiento público ocasionaron que se registre el año con las peores estadísticas de feminicidios y agresiones de género.

7. Las cifras de economía y desempleo, manipuladas antes, se depuraron. Las autoridades declararon recesión sin ‘una mesa servida’ pues el modus operandi fue el desvío de atención a través de mucha propaganda y represión sistemática.

8. La sociedad civil reinventó un país con conciencia crítica, reflexión y debate. La gobernabilidad pasó del estilo autoritario, mediocre y esbirrista a un diálogo utilitario pragmático pues heredó una institucionalidad frágil y llena de sospechas.

9. El Gobierno anunció una consulta popular para eliminar la reelección indefinida y cambiar el sistema de nominación de autoridades.

10. La libertad de expresión volvió a renacer con relativa neutralidad. La Superintendencia de Comunicación atacó al periodismo independiente como en los peores días.

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