La corrupción

En el más elemental diccionario de la lengua encontramos que la palabra razón es la facultad o principio de explicación de realidad, o es el argumento que se aduce en apoyo de alguna cosa.

Entonces, diremos que la razón es aquella en que estamos todos de acuerdo, todos o por lo menos la mayoría. La verdad es otra cosa, la razón es social; la verdad de ordinario, es completamente individual, personal e incomunicable, es por eso que la razón nos une y las verdades nos separan.

Con esta introducción queremos significar el macabro escándalo que se ha desatado en nuestro amado Ecuador. Lo que pasa es que la corrupción ha echado raíces en todas partes, creyéndose invencible; que nadie la puede parar, ni nadie la va a detener mientras existan autoridades comprometidas con mentirosos, sinvergüenzas, oportunistas, hay hasta jueces que enredan los trámites para no sancionar; como el caso reciente de los 57 diputados destituidos; es que la vieja política todavía quiere respirar por que no se ha eliminado en el Parlamento Nacional donde las maniobras de todo género tienen lugar, como lo acontecido recientemente.

Es desesperante la situación del Ecuador que tiene a la corrupción como su enemigo número uno. Esa es la razón por la cual todos gritamos ¡ya basta!; y también para que un destacado jurisconsulto denomine a la Constitución que tenemos en vigencia como “ La Carta del caos jurídico” o de “la corrupción”.

Será por eso talvez que asomaron nuevos filisteos abyectos que quieren contar el cuento a sí mismos que no son filisteos abyectos, sino que también pueden elevarse hasta regiones enrarecidas habitadas por espíritus selectos; por lo que presenciamos como reacción de los destituidos y nos llena de vergüenza por que deteriora el buen nombre del país frente a la comunidad internacional.

Es momento que debemos comprender que necesitamos una fuerza orientadora para forjar un Ecuador mejor y con justicia social.