Sicarios económicos

Parque de diversiones

Son aquellos que ayudaron y ayudan a fortalecer el imperio más grande de la historia, los Estados Unidos. No lo dicen agitadores del Tercer Mundo, sino un ciudadano norteamericano, John Perkins, en “Confesiones de un sicario económico”, libro que revela “lo que todos sospechan pero nadie ha querido creer”.
Reclutado por la CIA y la NSA, Perkins describe cómo contribuyó con el gobierno norteamericano a estafar a países pobre prestándoles dinero que no podrían devolver y así apoderarse de sus economías.
Ecuador no se escapa de esta lista de la infamia. Recuerda Perkins que si nuestro país no podía pagar sus deudas, “debía entregar sus bosques amazónicos que están llenos de petróleo a nuestras compañías petroleras y hoy estamos entrando y destrozando la Amazonía y obligando a Ecuador a entregárnosla porque acumuló tantas deudas”.
En nuestro pequeño mundo los sicarios económicos vinculados a las compañías petroleras, de electricidad, comercio internacional, medio ambiente, etc. etc. no esconden su ingrata presencia y, con una pequeña dosis de suspicacia, pueden ser fácilmente identificados.
En esta desmistificación de una conciencia atribulada, el documento de Perkins nos conduce en la ruta petrolera a los pormenores del derrocamiento del gobierno de Mossadegh en Irán y el asesinato ordenado por la CIA de Omar Torrijos, que se negó a renegociar el Tratado del Canal de Panamá, entre otras páginas negras de la manipulación económica.
Perkins señala que el Banco Mundial y el FMI proporcionan la mayor parte del dinero que financia a los codiciosos sicarios. Y añade: “Lo que pasó el 11 de Septiembre es el resultado directo de lo que ellos están haciendo”. El derrocamiento de las torres gemelas le sirvió a John Perkins para el cambio de sentimientos y le impulsó a contar esta historia. Y colorín colorado que todavía no ha terminado.

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