Marcelo tenía 27 años cuando conoció la rabia que a algunos les provocan las injusticias. Marcelo tendría 46 pero se quedó en los 27, se detuvo en el tiempo, desapareció.
Era un domingo de 2001, en Quero. El 15 de julio, el salón de billar Latinos, funcionaba como siempre. La madre de Marcelo, Gregoria Naranjo era la dueña.
Tragos iban y venían. Los billares ocultan a los bohemios, alcohólicos y errantes. Un par de estos, ese día no quisieron pagar el trago y las fichas. Armaron un escándalo, rompieron lo que pudieron, gritaron, se fueron.
Marcelo tuvo rabia, y como las costumbres apuntaban a la justicia por mano propia, fue a buscarla. Se enfrentó contra los vándalos.
La pelea terminó cuando llegó la Policía, detuvieron a Marcelo y a Octavio Morales (del otro bando) que se dice, fueron recluidos en la cárcel del destacamento policial de Quero.
Media hora después, cerca de 400 miembros de Puñachizag habrían ingresado a la fuerza a la prisión, liberando a Octavio que pertenecía a su comunidad y secuestrando a Marcelo.
También se llevaron a Gregoria (madre) y a Marcia hermana del desaparecido.
Las historias contadas por estas mujeres, describen que fueron encerradas en estrechos calabozos en la comunidad de Shaushi. Fueron torturadas, golpeadas, despojadas de sus ropas.
Cuando la Policía intervino solo estaban las dos. Dicen que a Marcelo se lo llevaron en una camioneta. Dicen que Marcelo no volvió. Marcelo desapareció.
Las Juntas del Campesinado, que estarían involucradas en esta desaparición, acusaron a Marcelo de delincuente. Cuatrocientos miembros de Cotopaxi, Bolívar y Chimborazo se unieron para protestar en la plaza central de Quero, decían que Marcelo pertenecía a un grupo de ladrones.
La familia del desaparecido dice que las Juntas de Defensa del Campesinado son grupos irregulares que se conformaron como organizaciones de justicia paralela y que generaron una situación de inseguridad en la población. Que sus actos de violencia permanecen en la impunidad.
Desde 2001, la familia Núñez Naranjo busca a su hijo, hermano, primo, tío. Todos los intentos fracasaron, es que la justicia no ayuda tanto.
El 8 de mayo de 2002 se dictó prisión preventiva contra siete incriminados de las comunidades de Puñachizag y Shaushi, pero las Juntas del Campesinado se defendieron diciendo que Marcelo se dio a la fuga, que se cambió el nombre y hasta aseguraron que era parte de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).
Marcelo tenía 27 años cuando desapareció. Marcelo tendría 46. Su historia cuenta las muchas desapariciones y torturas que no tienen culpables
Una búsqueda que continúa
Las pérdidas son inexorables pero las esperanzas de los encuentros son perpetuas. 19 años no son nada o casi nada para una familia que busca a un desaparecido. No hay tregua con el tiempo ni con los intentos.
Hoy en la mañana inició una nueva búsqueda y junto a ella un recuerdo tortuoso, pero también una esperanza.
Esta vez, William Freire, fiscal de Tungurahua está a cargo de las investigaciones, después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió al Gobierno del Ecuador revisar este caso.
Desde las 08:30 la Policía Nacional junto con Fiscalía inició un recorrido por Quero, Puñachisag y Shaushi en donde se habría torturado y encerrado a las tres personas.
El reconocimiento de lugares se hizo junto a la familia de Marcelo. Freire dijo que se están indagando dos delitos, uno por desaparición forzada y segundo: tortura.
“Encontramos sitios donde se habría encarcelado ilegal e ilegítimamente a las personas. Son calabozos en condiciones infrahumanas, húmedos, sin ventilación”, agregó el Fiscal de Tungurahua.
El capitán Marco Salazar, jefe de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (Dinased), informó que participaron del recorrido alrededor de 60 policías.
“El caso fue entregado hace unos días a la Unidad de Desaparecidos de la Dinased, estamos planificando varias estrategias para intentar localizar a la persona”, finalizó Salazar. (APQ)