Rafael Lugo presenta ‘207’ en la Universidad San Francisco

Rafael Lugo presenta ‘207’ en la Universidad San Francisco
Rafael Lugo presenta ‘207’ en la Universidad San Francisco

Rafael Lugo presenta ‘207’ en la Universidad San Francisco

Rafael Lugo lanza su nueva novela en el Teatro Calderón de la Barca de la USFQ.

DAMIÁN DE LA TORRE

Iñaki, Íñigo e Ignacio son tres mundos, y terminan siendo un mismo universo. ‘Veinte’, ‘7’ y ‘207’ son tres libros, y son la trilogía de Rafael Lugo, quien cierra esta obra tras 16 años de trabajo, entre la euforia y el bajón, entre el desparpajo y la madurez.


Tras poner punto final, confiesa que tiene miedo. “Tenía que sacarlo todo y dejarlo escapar. Obvio te preocupas por lo que vendrá, Qué se me ocurrirá”, comparte; para después rematar con una sonrisa que también “es bueno darse un descanso”.


Justamente, Rafael destila relax. Camiseta negra, un jean azul y unos zapatos deportivos combinan con su estado de ánimo. Pide una hamburguesa vegetariana, porque ya son siete años que no come carne. “Pero prepárele a la mía aparte, no le pondrá donde se cocina la carne”, recalca en su pedido. Y lo hace porque cuida hasta lo más mínimo con lo que está comprometido. Y ese compromiso también lo develan sus libros.

Números


La ecuación de Rafael es simple: 20 y 7 hacen 207, y ese número total es la obra de su vida. Pero si uno se fija, el tres también juega un papel primordial: es el segundo de tres hermanos, y le tocó ser la mitad del sánduche. Tiene tres hijos: David, Ariel y Elías, y a los tres los lleva –literal- en su piel. Sus nombres los lleva tatuados en su cuerpo, y si Robert De Niro en su papel de Max Cady (‘Cabo de Miedo’) nos enseñó que el profanar el cuerpo con un tatuaje es lo único que se puede hacer en prisión, Rafael nos enseña que aquello puede ser un acto de amor, de liberación.

Salvación


Tras dar un mordisco a su hamburguesa y beber un sorbo de Inca Kola, Rafael se tapa la boca para explicar parte de ‘207’. Su personaje Ignacio, en estado terminal y tras los consejos de Amanda –la morfina que lo alivia-, intenta escribir.


«
Este libro es la gran metáfora de lo que pienso: un libro puede salvar una vida”. Por eso dice que no pierde la fe en la literatura.


«La literatura siempre ha cumplido su papel fundamental de ser salvadora.

Siempre he dicho que la literatura no salva a la humanidad, no salva un país o cambia a un conglomerado, pero sí tiene la capacidad de cambiar una vida”.


¿Algún libro le salvó la vida a Rafael? Por su puesto. No uno. Fueron varios.

Pero recuerda uno en particular. Porque está comiendo, justamente, donde leyó un libro salvador. Donde uno de sus hijos entrenaba fútbol, ahora es un patio de Food Trucks. Levanta la vista y, por un instante, parecería que viaja al pasado.


-Justo aquí leí ‘El desbarrancadero’, de Fernando Vallejo. Y ese libro sí que me salvó.


-¿De qué?


-De la homofobia. Como todo quiteño de mi generación, detestaba a los homosexuales. Por suerte, llegó ese libro y me salvó, me curó; porque el enfermo era yo al odiar a alguien por su orientación sexual.


-¿Pero seguro la literatura no salva naciones?


-Para nada. No puede. Si Borges no pudo con su literatura salvar a la Argentina del peronismo, no se puede nada.


Cualquiera de los tres libros de Lugo pueden cambiar la vida de alguien, o por lo menos aliviarla. Todos necesitamos algo de morfina, y ‘207’ lo tiene.

Escritura


«Soy de los seres que se destruyen y se rehacen al mismo tiempo”, dice Ignacio en ‘207’, y si bien la frase corresponde a un estado de supervivencia, puede ser la metáfora del proceso narrativo de Rafael.


«Cada vez tengo más inseguridad. Borro y corrijo mucho. ‘207’ representan cinco años de intentos. Cuando pensé que ya estaba listo, mi querido amigo Oscar Vela, el mejor lector que conozco y gran escritor, me dijo: ‘A esta huevada le sobran 70 páginas, hay que quitarlas’. Por suerte le hice caso”, cuenta el autor de la trilogía.


Rafael supo escuchar, y el escuchar le ha llevado a madurar y consolidar su obra. Siempre le hace caso a los consejos de María Fernanda Heredia, y prestó atención a Marcela Rivadeneira, Gabriela Silva, Lucía Cordero y Ramiro Salazar para la construcción de ‘207’.

Personajes


«No harás de tu vida la vida de los personajes”, fue un consejo que “hace años” le dio “un pana”, y que nunca ha dejado de lado. Aquella recomendación se le incrustó en los sesos, como una bala a la que no se puede extirpar, pues al hacerlo mueres.


Y así, escuchando y escuchando se ha convertido en un sólido creador de personajes. Porque si algo le caracteriza a Rafael, es el dosificar bien las características de sus personajes para volverlos verosímiles.


Los personajes varones no le han costado tanto (ser parte de tres hermanos y ser el padre de tres hijos lo explican). Pero las mujeres sí le han sacado la madre. Pero igual, ha sabido escuchar. En ‘207’ le prestó toda la atención a Gabriela Ponce, a quien considera “una capa” para crear personajes femeninos. El resultado: dar vida a Amanda, una mujer que seduce de la misma forma que causa escalofríos. Y si seduce y causa escalofríos, imposible no enamorarse.

Rafael Lugo presenta ‘207’ en la Universidad San Francisco

Muerte


«A mí no me motiva la muerte. A mí me motiva la vida. Yo no escribo sobre los que murieron, si te fijas, escribo sobre quienes quedaron vivos”. La muerte es protagonista en sus libros, como lo es Quito, que termina siendo una femme fatale (¿ciudad fatale?).


«Yo no creo en el paraíso, en el mejor de los casos llegas a ser un buen abono”, dice Rafael.


-¿Se escribe para permanecer?


-El deseo de trascender es innegable, pero hay varias formas de entender eso. Sé que mis hijos no leen mi blog ni leen mis libros, pero sé que ellos, o mis nietos, cuando no esté, me van a encontrar en mis libros.

Perfil


Rafael Lugo Naranjo

Escritor ecuatoriano (Quito, 1972). Ha publicado el libro de cuentos ‘Abraza la oscuridad’ y las novelas ‘Veinte’, ‘7’ y ‘207’. También recogió sus columnas publicadas en Soho en el libro ‘Al dente’.



TOME NOTA


La novela ‘207’ se presenta el 11 de mayo en la USFQ, en el Teatro Calderón de la Barca.