Oslo reúne a los luchadores globales contra el autoritarismo

El caricaturista 'Bonil' viajó a Oslo para demostrar, en caricatura, la situación en Venezuela.
El caricaturista 'Bonil' viajó a Oslo para demostrar, en caricatura, la situación en Venezuela.

“Yo soy el fruto y la visión de aquellos cuyos cuerpos fertilizaron el árbol de la libertad, y le dieron su sangre, lágrimas y sudor para que tomase como agua. Yo soy libre por los luchadores, por la libertad”, declaró Emmanuel Jal, músico y activista sudanés, secuestrado por milicias durante la segunda guerra civil de Sudán, entre 1983 y 2005.

Decenas de activistas como él, se reúnen esta semana en Noruega, en el Foro por las Libertades de Oslo, organizado por la ONG internacional Human Rights Foundation (HRF).

El encuentro, que en 2018 cumple su décimo aniversario, agrupa a luchadores por las libertades, tecnólogos, filántropos, disruptores y emprendedores sociales, para compartir experiencias e ideas en torno a la lucha contra el autoritarismo en el mundo.

“No nos atemoriza el poder de los intereses económicos, como a muchos países y organizaciones occidentales”, afirmó Garry Kasparov, director de HRF, activista ruso y campeón mundial de ajedrez.

Durante la rueda de prensa que inaguró el evento ayer, representantes civiles de Egipto, Nicaragua, Sudán, China, Venezuela, Corea del Norte, Togo, Irán y Vietnam fungieron como testigos de las atrocidades que viven sus países por causa de gobiernos autoritarios.

Por tanto, con la misma intensidad preocupación, se discute el encarcelamiento de mujeres activistas en Arabia Saudita, como el acoso a los estudiantes en Togo, el asesinato de estudiantes nicaraguenses y la mutilación femenina en Yemen.

Y es que, como sostiene Thor Halvorssen, fundador de HRF, esta es la única organización internacional que lucha contra el autoritarismo gubernamental, algo que afecta a la mitad de la población mundial.

Califican a los países en tres categorías según el respeto a libertades fundamentales como libertad de prensa, separación de poderes, acceso a elecciones libres y transparentes, y una sociedad civil con libre expresión: los estados entonces son democráticos, autoritarios competitivos o dictatoriales.

Casos en Latinoamérica

Siendo Halvorssen, el fundador de HRF, venezolano-noruego, la causa de Venezuela está siempre presente. Este año, figura en el foro Antonio Ledezma, exalcalde de Caracas que tuvo que escapar de su país en noviembre pasado, tras ser encarcelado por hablar en contra del régimen de Nicolás Maduro.

Ledezma denunció ayer, durante la rueda de prensa, la hambruna que a diario cobra vidas en Venezuela, y por la que responsabiliza directamente a la “narco-tiranía” que rige en ese país.

En la causa de Venezuela también participó Xavier “Bonil” Bonilla, caricaturista ecuatoriano quien por segundo año consecutivo participa en el Foro de Oslo.

Con su característico humor, trabajó una caricatura interactiva denunciando al dictador y hoy auspiciará un segundo “performance” público en el que encarcelará simbólicamente al dictador venezolano.

Edipcia Dubón, activista nicaragüense, asistió también a Oslo para denunciar los crímenes del gobierno de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, quienes “están a punto de instalar una dictadura dinástica”.

Según el último informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Dubón informó, el saldo de las últimas protestas estudiantiles en Nicaragua fue de 76 jóvenes asesinados, 868 heridos, 438 detenidos e innumerables desaparecidos.

Simbólicamente desplegó una bandera de su país, ya que Ortega considera que el uso de la bandera es una ofensa a su autoridad, y varias personas han sido encarceladas por usar la bandera como símbolo de protesta.

Herramientas para la lucha

Sin ideologías más que la defensa de la democracia, el Foro de Oslo tiene una modalidad que genera conciencia sobre la realidad de los ciudadanos en países que sufren del autoritarismo, pero también empodera a los activistas que llegan al encuentro.

Con charlas sobre cómo generar fondos locales e internacionales para que organizaciones ciudadanas puedan financiarse sin depender del estado, herramientas y aplicaciones móviles para proteger conversaciones y denuncias civiles, información sobre criptomonedas y la importancia de descentralizar los sistemas de información –para diversificar las sociedades de multinacionales como Google, Facebook y Amazon, la organización es una suerte de paraguas para respaldar a ONGs en distintos países.

El enfoque es absolutamente disruptor e innovador: OFF ostenta un foro de “moda ética” en el que promocionan diseñadores de vestimenta, joyas y accesorios con misión social, y apunta a la tecnología como pilar para la lucha civil.