No todos aceptan los ataúdes de cartón en Guayaquil

Foto: API
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Redacción GUAYAQUIL

Las inhumaciones de cadáveres víctimas de Covid-19 en ataúdes elaborados a base de cartón prensado, genera criterios diversos respecto a su uso.

Las cajas, donadas por la empresa privada, en muchos casos, sacan de apuros a un gran número de personas, especialmente, de escasos recursos que no tienen dinero para comprar uno de madera convencional, y en otros genera la reacción de quienes creen que es una “afrenta”, sepultar a un ser querido en esas condiciones.

Carlos Quezada, profesor universitario, sostuvo que el uso de estos féretros es viable en la gente sin dinero por el alto valor costo de un cofre en una funeraria. “Me tocó enterrar a mi hermano en Jardines de Esperanza, y en ese mismo cementerio pude observar cuerpos envueltos en sábanas haciendo fila para ser enterrados, por esto dijo que, si me ofrecen gratis una caja de cartón, la acepto, aunque me duela”, dijo.

El docente además señala que las cajas elaboradas por la industria del cartón tardan menos tiempo que un féretro de madera artesanal.

“Más vale enterrar a un ser querido en una caja de cartón que envueltos en sábanas o en fundas plásticos. Eso si fuese mucho más indigno”, dijo.

La cantidad de muertes derivadas del coronavirus y por otras patologías, colapsaron las morgues de los hospitales públicos y provocaron también un déficit de ataúdes en las empresas funerarias de Guayaquil. Con ello, además se dio paso a los abusos de personas inescrupulosas que elevaron el valor de un cofre mortuorio hasta en 2 mil dólares.

Santos Escobar, empleado privado, consideró que es indignante enterrar a un ser humano que ha fallecido en una caja de cartón y más bien las autoridades deben dedicarse a controlar a las funerarias que están vendiéndolas a valores inalcanzable a los pobres y la clase media. No es justo exigir 1.000 y 2.500 dólares por un ataúd.

“No significa que por no tener dinero se deba enterrar a un padre, una madre o un hermano en una caja cartón. No tener dinero no es recibir cualquier cosa”, sostiene.

Luis Cedeño Caballero, médico de profesión, explica que sepultar personas fallecidas en cartón permite correr un riesgo en la salud de las personas vivas.

“Primero entendamos que un cadáver es una materia orgánica en descomposición que por efecto de bacterias anaeróbicas y encimas sufre cambios que se ven reflejados en la emanación de fluidos y gases”, señala.

Explica que una caja mortuoria de convencional tiene madera y una superficie acolchonada absorbente. El ataúd de cartón no y hará que los fluidos y gases del cuerpo salgan más rápido al ambiente.

“Estos ataúdes deben ser sepultados en tierra y no en bóvedas de cemento y se debe crear una normativa técnica de formolización de los cuerpos para alargar un poco más el tiempo de velado”, anotó.

Finalmente, el sicólogo Jorge Escobar, considera que una sepultura de un ser querido en féretro de cartón sí genera un impacto emocional fuerte en el familiar que va desde la denigración o la falta de respeto.

“El impacto emocional va a depender de la resistencia de la ´persona a su adaptación al conformismo social frente a las circunstancias que estamos viviendo”, sostuvo.

Dice que el orgullo del familiar de querer sepultar de su pariente en una caja vistosa será la diferencia. (DAB)