Lula en el banquillo por la corrupción

Lula en el banquillo por la corrupción
PROCESO. El expresidente Lula llega a la corte, rodeado de simpatizantes. (AFP)

El juicio al expresidente que comenzó ayer conmociona a Brasil y puede ser crucial para el futuro del político.

CURITIBA, AFP

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva presto declaración ayer en Curitiba (sur) ante el juez anticorrupción Sergio Moro, a cargo del caso Petrobras, en un juicio que puede abortar sus pretensiones de volver al poder en 2018.


El exmandatario, de 71 años, ingresó al recinto rodeado por un importante despliegue de seguridad, entre vítores de cientos de partidarios. La audiencia se lleva a cabo a puertas cerradas.
Moro busca determinar si Lula es propietario de un apartamento tríplex en el balneario de Guarujá, en Sao Paulo, que habría recibido de la constructora OAS a cambio de “ventajas indebidas”.


El exsindicalista y cofundador del Partido de los Trabajadores (PT), vestido de traje oscuro y corbata con los colores de Brasil, saludó a sus partidarios, que coreaban: “¡Lula guerrero del pueblo brasileño!”. Los manifestantes no pudieron aproximarse a la corte, custodiada por centenares de policías.


El ingreso estaba incluso vedado para los residentes de esta zona de Curitiba, denominada ya la ‘capital de la Operación Lava Jato’, por el nombre de la investigación que desveló una red de sobornos pagados por constructoras a políticos y partidos para obtener licitaciones en la estatal Petrobras.


A esperar la sentencia


La sentencia debería conocerse en un plazo de 45 a 60 días, aunque algunos analistas apuntan que podría ser en apenas un mes.


El expediente, conocido como el “apartamento de Guarujá”, es una de las cinco acusaciones que hasta el momento pesan contra Lula por corrupción pasiva, lavado de dinero, tráfico de influencias y obstrucción a la justicia.


De acuerdo con las leyes brasileñas, Lula no podría postularse a las elecciones de octubre de 2018 si una eventual condena es ratificada en segunda instancia. Este proceso suele demorar un año.


El exmandatario niega todos los cargos y afirma que se trata de una persecución para impedirle volver al poder.

Polarización


Moro, de 44 años, considerado un ícono de la lucha contra la corrupción, había instado a sus admiradores a permanecer en sus casas para evitar enfrentamientos. Pero no todos siguieron sus consejos y algunos grupos se manifestaban con un muñeco gigante que figuraba a Lula vestido de presidiario, al grito de “Lula, ladrón, tu lugar es la prisión”.


“Hoy es un día importantísimo, porque una personalidad de la importancia de un expresidente está aquí como acusado y no como invitado”, afirmó Marli Resende, una profesora jubilada, de 59 años.


El presidente conservador Michel Temer, acusado de “golpista” por el PT, llamó a superar la polarización del país, en recesión desde hace dos años y con un índice récord de desempleo 13,7%, o 14,2 millones de desocupados.


Los brasileños tienen que “eliminar cierta rabia”, dijo Temer en Brasilia. “Necesitamos pacificar el país. Necesitamos tener más tranquilidad. No podemos permanecer en nuestra posición de permanente enfrentamiento entre brasileños”, declaró.


En la corte y en las redes


La batalla entre sus partidarios y adversarios arreciaba en las redes sociales, a través de las etiquetas “#LulaEuConfio” (Confío en Lula) y “#MoroOrgulhoBrasileiro” (Moro, orgullo de Brasil).


La fiscalía acusa a Lula de haber recibido 3,7 millones de reales (1,16 millones de dólares al cambio actual) de OAS, incluyendo el apartamento de Guarujá y el costeo del almacenamiento de sus bienes personales y de su acervo presidencial entre 2011 y 2016.


Uno de los abogados de Lula, Cristiano Zanin Martins, sostiene que aún no han probado una sola de las acusaciones, aunque la fiscalía general lo señale como el “comandante máximo” de la red de sobornos en Petrobras.

El mito que quiere volver


Luiz Inácio Lula da Silva fue el Presidente más popular de Brasil (2003-2010) y es favorito, según las encuestas, para las elecciones de 2018. Pero las acusaciones de corrupción pueden arruinar la suerte de este mítico exobrero metalúrgico.


El esperado duelo con Moro, ídolo de los detractores del exmandatario, puede ser crucial para el futuro de este político que dejó la Presidencia con un 80% de popularidad.