Los monigotes se toman las calles

Creatividad. Hay diseños de distintos tamaños y para todos los gustos.
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Creatividad. Hay diseños de distintos tamaños y para todos los gustos.

De papel y cartón o hechos tradicionalmente en casa, los monigotes son una de las costumbres de fin de año que se mantienen con el paso de los años.

“Una representación de lo que hemos vivido, de las cosas buenas y malas que queremos que se borren o se repitan, es una sátira de nosotros mismos o de nuestros problemas”, es así como califico Patricio Loma quien se dedica a la confección de monigotes desde hace más de 10 años.

Destacó que con el tiempo se ha ido perfeccionando en los de papel y en su mayoría realiza figuras de películas y programas de televisión infantiles, ya que con esto la creatividad no tiene límites.

Los hay de todos precios y tamaños, unos muy pequeños para poner en la parte frontal del auto, otros enormes que pueden medir hasta tres metros y otros de tamaño regular para quemar en casa con las imperdibles letanías que dan vida al muñeco.

¿Porque se quema el año viejo ?

En 1895, la amenaza de una fiebre amarilla para los habitantes de Guayaquil fue el inicio de la tradicional costumbre de quemar al ‘Año Viejo’.

Ya que como medida de protección sanitaria, se recomendó confeccionar ramadas y monigotes de paja con los vestidos de los parientes que habían fallecido. Estos eran colocados en la vía pública el último día del año y a las cero horas se los quemaba, a fin de ahuyentar la peste y con la esperanza de dejar atrás todo lo malo, para iniciar un nuevo año lleno de ilusiones.

Con el pasar del tiempo esta tradición se ha ido modificando en todo el país hasta convertirse hoy en una fiesta de gran humor, algarabía y picardía que ha trascendido fronteras.

La antropóloga Tamara Landívar, sostiene que la quema del Año Viejo “es la forma de cerrar ciclos; es la manera que tiene el ser humano para empezar el nuevo año”.

Picardía y humor

En esta fiesta se da rienda suelta al humor con la critica a políticos, cuyo comportamiento no fue tan bueno durante todo el año. Lo mismo ocurre con amigos, familiares, personajes públicos e incluso protagonistas de series o películas de moda.

Jaime Vargas, Leónidas Iza, Paola Pabón, Richard Carapaz y los jugadores del Independiente del Valle, serán los personajes más quemados este año.

Mariela Achincle, comerciante de monigotes tradicionales, comentó que estas son las caretas que más se han hecho y son los personajes que se han destacado en el ámbito político y deportivo.

Comentó que también ha tenido varios clientes que buscan a los personajes del reality de televisión Master Chef.

Comercio

Esta fiesta sin duda se dinamiza la economía de la provincia, pues los artesanos que trabajan casi todo el año esperan estas fechas para vender desde un monigote pequeño elaborado con papel o aserrín hasta enormes muñecos y figuras de más de 5 metros de altura.

Lema destacó que en la noche del 31 de diciembre vende cerca de 200 monigotes y 300 caretas, para lo que trabaja durante mediados del año en la elaboración, secado y puntura, “no se puede hacer a último momento esto es un trabajo fuerte”.

De su parte María explicó que inicia la elaboración desde octubre cuando busca la ropa vieja para armar los muñecos, así como el reciclaje de los pedazos de madera y el aserrín, después debe armar las partes y rellenar a los muñecos.

Agregó que un año viejo de aserrín puede costar desde tres dólares hasta 10 de acuerdo al tamaño y la ropa que lleva, “en la tarde y noche del 31 vendemos casi 100 años viejos”.

Igual ocurre con los locales que alquilan disfraces y con los almacenes que venden caretas y máscaras, pues son muy usadas para las llamadas locas viudas que lloran la partida del año viejo con bailes en las calles pidiendo una colaboración.

Lourdes Pacheco, quien renta disfraces, destacó que las pelucas son el producto más solicitado así como las coronas, las medias y las diademas con apliques.

Destacó que en la ciudad con los años ha mejorado la venta de estos productos, pues antes no había tanto movimiento en las calles. (NA)

De papel y cartón o hechos tradicionalmente en casa, los monigotes son una de las costumbres de fin de año que se mantienen con el paso de los años.

“Una representación de lo que hemos vivido, de las cosas buenas y malas que queremos que se borren o se repitan, es una sátira de nosotros mismos o de nuestros problemas”, es así como califico Patricio Loma quien se dedica a la confección de monigotes desde hace más de 10 años.

Destacó que con el tiempo se ha ido perfeccionando en los de papel y en su mayoría realiza figuras de películas y programas de televisión infantiles, ya que con esto la creatividad no tiene límites.

Los hay de todos precios y tamaños, unos muy pequeños para poner en la parte frontal del auto, otros enormes que pueden medir hasta tres metros y otros de tamaño regular para quemar en casa con las imperdibles letanías que dan vida al muñeco.

¿Porque se quema el año viejo ?

En 1895, la amenaza de una fiebre amarilla para los habitantes de Guayaquil fue el inicio de la tradicional costumbre de quemar al ‘Año Viejo’.

Ya que como medida de protección sanitaria, se recomendó confeccionar ramadas y monigotes de paja con los vestidos de los parientes que habían fallecido. Estos eran colocados en la vía pública el último día del año y a las cero horas se los quemaba, a fin de ahuyentar la peste y con la esperanza de dejar atrás todo lo malo, para iniciar un nuevo año lleno de ilusiones.

Con el pasar del tiempo esta tradición se ha ido modificando en todo el país hasta convertirse hoy en una fiesta de gran humor, algarabía y picardía que ha trascendido fronteras.

La antropóloga Tamara Landívar, sostiene que la quema del Año Viejo “es la forma de cerrar ciclos; es la manera que tiene el ser humano para empezar el nuevo año”.

Picardía y humor

En esta fiesta se da rienda suelta al humor con la critica a políticos, cuyo comportamiento no fue tan bueno durante todo el año. Lo mismo ocurre con amigos, familiares, personajes públicos e incluso protagonistas de series o películas de moda.

Jaime Vargas, Leónidas Iza, Paola Pabón, Richard Carapaz y los jugadores del Independiente del Valle, serán los personajes más quemados este año.

Mariela Achincle, comerciante de monigotes tradicionales, comentó que estas son las caretas que más se han hecho y son los personajes que se han destacado en el ámbito político y deportivo.

Comentó que también ha tenido varios clientes que buscan a los personajes del reality de televisión Master Chef.

Comercio

Esta fiesta sin duda se dinamiza la economía de la provincia, pues los artesanos que trabajan casi todo el año esperan estas fechas para vender desde un monigote pequeño elaborado con papel o aserrín hasta enormes muñecos y figuras de más de 5 metros de altura.

Lema destacó que en la noche del 31 de diciembre vende cerca de 200 monigotes y 300 caretas, para lo que trabaja durante mediados del año en la elaboración, secado y puntura, “no se puede hacer a último momento esto es un trabajo fuerte”.

De su parte María explicó que inicia la elaboración desde octubre cuando busca la ropa vieja para armar los muñecos, así como el reciclaje de los pedazos de madera y el aserrín, después debe armar las partes y rellenar a los muñecos.

Agregó que un año viejo de aserrín puede costar desde tres dólares hasta 10 de acuerdo al tamaño y la ropa que lleva, “en la tarde y noche del 31 vendemos casi 100 años viejos”.

Igual ocurre con los locales que alquilan disfraces y con los almacenes que venden caretas y máscaras, pues son muy usadas para las llamadas locas viudas que lloran la partida del año viejo con bailes en las calles pidiendo una colaboración.

Lourdes Pacheco, quien renta disfraces, destacó que las pelucas son el producto más solicitado así como las coronas, las medias y las diademas con apliques.

Destacó que en la ciudad con los años ha mejorado la venta de estos productos, pues antes no había tanto movimiento en las calles. (NA)

De papel y cartón o hechos tradicionalmente en casa, los monigotes son una de las costumbres de fin de año que se mantienen con el paso de los años.

“Una representación de lo que hemos vivido, de las cosas buenas y malas que queremos que se borren o se repitan, es una sátira de nosotros mismos o de nuestros problemas”, es así como califico Patricio Loma quien se dedica a la confección de monigotes desde hace más de 10 años.

Destacó que con el tiempo se ha ido perfeccionando en los de papel y en su mayoría realiza figuras de películas y programas de televisión infantiles, ya que con esto la creatividad no tiene límites.

Los hay de todos precios y tamaños, unos muy pequeños para poner en la parte frontal del auto, otros enormes que pueden medir hasta tres metros y otros de tamaño regular para quemar en casa con las imperdibles letanías que dan vida al muñeco.

¿Porque se quema el año viejo ?

En 1895, la amenaza de una fiebre amarilla para los habitantes de Guayaquil fue el inicio de la tradicional costumbre de quemar al ‘Año Viejo’.

Ya que como medida de protección sanitaria, se recomendó confeccionar ramadas y monigotes de paja con los vestidos de los parientes que habían fallecido. Estos eran colocados en la vía pública el último día del año y a las cero horas se los quemaba, a fin de ahuyentar la peste y con la esperanza de dejar atrás todo lo malo, para iniciar un nuevo año lleno de ilusiones.

Con el pasar del tiempo esta tradición se ha ido modificando en todo el país hasta convertirse hoy en una fiesta de gran humor, algarabía y picardía que ha trascendido fronteras.

La antropóloga Tamara Landívar, sostiene que la quema del Año Viejo “es la forma de cerrar ciclos; es la manera que tiene el ser humano para empezar el nuevo año”.

Picardía y humor

En esta fiesta se da rienda suelta al humor con la critica a políticos, cuyo comportamiento no fue tan bueno durante todo el año. Lo mismo ocurre con amigos, familiares, personajes públicos e incluso protagonistas de series o películas de moda.

Jaime Vargas, Leónidas Iza, Paola Pabón, Richard Carapaz y los jugadores del Independiente del Valle, serán los personajes más quemados este año.

Mariela Achincle, comerciante de monigotes tradicionales, comentó que estas son las caretas que más se han hecho y son los personajes que se han destacado en el ámbito político y deportivo.

Comentó que también ha tenido varios clientes que buscan a los personajes del reality de televisión Master Chef.

Comercio

Esta fiesta sin duda se dinamiza la economía de la provincia, pues los artesanos que trabajan casi todo el año esperan estas fechas para vender desde un monigote pequeño elaborado con papel o aserrín hasta enormes muñecos y figuras de más de 5 metros de altura.

Lema destacó que en la noche del 31 de diciembre vende cerca de 200 monigotes y 300 caretas, para lo que trabaja durante mediados del año en la elaboración, secado y puntura, “no se puede hacer a último momento esto es un trabajo fuerte”.

De su parte María explicó que inicia la elaboración desde octubre cuando busca la ropa vieja para armar los muñecos, así como el reciclaje de los pedazos de madera y el aserrín, después debe armar las partes y rellenar a los muñecos.

Agregó que un año viejo de aserrín puede costar desde tres dólares hasta 10 de acuerdo al tamaño y la ropa que lleva, “en la tarde y noche del 31 vendemos casi 100 años viejos”.

Igual ocurre con los locales que alquilan disfraces y con los almacenes que venden caretas y máscaras, pues son muy usadas para las llamadas locas viudas que lloran la partida del año viejo con bailes en las calles pidiendo una colaboración.

Lourdes Pacheco, quien renta disfraces, destacó que las pelucas son el producto más solicitado así como las coronas, las medias y las diademas con apliques.

Destacó que en la ciudad con los años ha mejorado la venta de estos productos, pues antes no había tanto movimiento en las calles. (NA)

De papel y cartón o hechos tradicionalmente en casa, los monigotes son una de las costumbres de fin de año que se mantienen con el paso de los años.

“Una representación de lo que hemos vivido, de las cosas buenas y malas que queremos que se borren o se repitan, es una sátira de nosotros mismos o de nuestros problemas”, es así como califico Patricio Loma quien se dedica a la confección de monigotes desde hace más de 10 años.

Destacó que con el tiempo se ha ido perfeccionando en los de papel y en su mayoría realiza figuras de películas y programas de televisión infantiles, ya que con esto la creatividad no tiene límites.

Los hay de todos precios y tamaños, unos muy pequeños para poner en la parte frontal del auto, otros enormes que pueden medir hasta tres metros y otros de tamaño regular para quemar en casa con las imperdibles letanías que dan vida al muñeco.

¿Porque se quema el año viejo ?

En 1895, la amenaza de una fiebre amarilla para los habitantes de Guayaquil fue el inicio de la tradicional costumbre de quemar al ‘Año Viejo’.

Ya que como medida de protección sanitaria, se recomendó confeccionar ramadas y monigotes de paja con los vestidos de los parientes que habían fallecido. Estos eran colocados en la vía pública el último día del año y a las cero horas se los quemaba, a fin de ahuyentar la peste y con la esperanza de dejar atrás todo lo malo, para iniciar un nuevo año lleno de ilusiones.

Con el pasar del tiempo esta tradición se ha ido modificando en todo el país hasta convertirse hoy en una fiesta de gran humor, algarabía y picardía que ha trascendido fronteras.

La antropóloga Tamara Landívar, sostiene que la quema del Año Viejo “es la forma de cerrar ciclos; es la manera que tiene el ser humano para empezar el nuevo año”.

Picardía y humor

En esta fiesta se da rienda suelta al humor con la critica a políticos, cuyo comportamiento no fue tan bueno durante todo el año. Lo mismo ocurre con amigos, familiares, personajes públicos e incluso protagonistas de series o películas de moda.

Jaime Vargas, Leónidas Iza, Paola Pabón, Richard Carapaz y los jugadores del Independiente del Valle, serán los personajes más quemados este año.

Mariela Achincle, comerciante de monigotes tradicionales, comentó que estas son las caretas que más se han hecho y son los personajes que se han destacado en el ámbito político y deportivo.

Comentó que también ha tenido varios clientes que buscan a los personajes del reality de televisión Master Chef.

Comercio

Esta fiesta sin duda se dinamiza la economía de la provincia, pues los artesanos que trabajan casi todo el año esperan estas fechas para vender desde un monigote pequeño elaborado con papel o aserrín hasta enormes muñecos y figuras de más de 5 metros de altura.

Lema destacó que en la noche del 31 de diciembre vende cerca de 200 monigotes y 300 caretas, para lo que trabaja durante mediados del año en la elaboración, secado y puntura, “no se puede hacer a último momento esto es un trabajo fuerte”.

De su parte María explicó que inicia la elaboración desde octubre cuando busca la ropa vieja para armar los muñecos, así como el reciclaje de los pedazos de madera y el aserrín, después debe armar las partes y rellenar a los muñecos.

Agregó que un año viejo de aserrín puede costar desde tres dólares hasta 10 de acuerdo al tamaño y la ropa que lleva, “en la tarde y noche del 31 vendemos casi 100 años viejos”.

Igual ocurre con los locales que alquilan disfraces y con los almacenes que venden caretas y máscaras, pues son muy usadas para las llamadas locas viudas que lloran la partida del año viejo con bailes en las calles pidiendo una colaboración.

Lourdes Pacheco, quien renta disfraces, destacó que las pelucas son el producto más solicitado así como las coronas, las medias y las diademas con apliques.

Destacó que en la ciudad con los años ha mejorado la venta de estos productos, pues antes no había tanto movimiento en las calles. (NA)