La Venezuela petrolera se ahoga en calamidades

REEMPLAZO. Usuarios utilizan un tren recreacional como transporte, por falta de autobuses en Caracas. (EFE)
REEMPLAZO. Usuarios utilizan un tren recreacional como transporte, por falta de autobuses en Caracas. (EFE)

Además de la pobreza, un motín de presos politicos aumenta la tensión en vísperas de las elecciones.

Redacción MARACAIBO

AFP

Una hilera de tiendas a oscuras deja ver siluetas de empleados que se abanican acalorados. No hay electricidad. Tampoco transporte, por eso algunos regresan a casa en un colorido y destartalado trencito para niños.

Apagones, precios por las nubes, falta de comida, medicinas y transporte: los venezolanos van el domingo a elecciones angustiados por sobrevivir a una de las peores crisis del país petrolero.

Protagonistas forzados de una historia hilada por la precariedad ponen rostro a la debacle de la que muchos culpan al gobierno socialista de Nicolás Maduro, y él, quien busca reelegirse, a una «guerra económica» de la derecha.

ESPERA. En las afueras del centro de detención El Helicoide, familiares de los reclusos permanecen sin saber nada de los detenidos. (AFP)
ESPERA. En las afueras del centro de detención El Helicoide, familiares de los reclusos permanecen sin saber nada de los detenidos. (AFP)

A la luz de las velas
Rubén Quiñónez, un veinteañero delgado y risueño, forma un semicírculo con sus compañeros en la entrada de una farmacia en San Felipe, Maracaibo, capital del estado petrolero de Zulia. Buscan airearse. El clima es desértico.

Ya son tres días sin luz. En la oscuridad resaltan estantes blancos. Todos vacíos. Hay poco que vender por una escasez de medicamentos de 85%; por eso ofrecen golosinas y helados, «pero todos se perdieron», lamenta Rubén.

En la que fue la primera ciudad venezolana que tuvo electricidad, los apagones han dejado sin clientes a Aida Méndez, manicurista de 58 años. También le dañaron su nevera y un aire acondicionado.

«De paso no encuentro mis medicinas para la tensión, soy operada de corazón abierto y sudo como una condenada», resiente.

En un país con la electricidad altamente subsidiada, se gasta más en velas que en facturas eléctricas. «En la casa no hay luz, llegas al trabajo y tampoco hay», se queja Rubén.

El escenario económico es sombrío. Gremios comerciales calculan una caída de 30% de la actividad por las interrupciones eléctricas que ocurren en varios estados del país.

Para Aida el malestar se dirime en las urnas. «Voy a ir a votar por cualquier cosa que no sea esta revolución», suelta mientras se seca el sudor.

‘Como burros o vacas’
La noche está próxima. En una estratégica avenida de Maracaibo, cientos se trepan en camiones para transportar ganado, camionetas y hasta en un tren para pasear niños.

Lo conduce Víctor Colina, un técnico de 52 años que repara neveras y lavadoras. Al principio tenía tres vagones, pero dos los paró por falta de llantas. El país sufre una crisis de transporte porque no hay repuestos o están por las nubes.

«Estoy probando con el trencito a ver cómo me va», dice. Víctor pesaba 110 kilos y ahora está en 58.

María Rangel, empleada bancaria de 40 años, es una de la veintena de pasajeros que viaja en el único vagón que queda. «El trencito es lo más decente si lo comparamos con los camiones donde uno va como burros o vacas», cuenta.

IRONÍA. En un afiche, el presidente Nicolás Maduro da la bienvenida a la cárcel donde se encuentran los presos politicos. (AFP)
IRONÍA. En un afiche, el presidente Nicolás Maduro da la bienvenida a la cárcel donde se encuentran los presos politicos. (AFP)

‘Más pobres cada día’
A María la embarga la desesperanza: «Trabajamos para cada día ser más pobres».

«¿De qué valen las sanciones de Estados Unidos o la Unión Europea si cada día seguimos chupando más limón (pasando trabajo)», reflexiona.

Limitado a comer lo poco que puede pagar, Víctor ve poder en el voto. «Este Gobierno nos destruyó la vida a todos, sean chavistas o sean opositores, hay que votar para sacarlo», sentenció.

Petróleo con hambre
Rodoldo Graterol vive en El Menito, deprimida zona rural que ha visto emerger petróleo desde hace un siglo. «Tenemos petróleo cerquitica, pero eso no significa nada para nosotros», dice este soldador de 29 años.

Desde su rancho se ve el sube y baja de un balancín petrolero. Al frente, en un quiosco, vendía masa de maíz, pero los precios se dispararon tanto que debió cerrar.

Dice que un saco de 45 kilos de maíz pasó de 3 a 10 millones de bolívares en una semana. En Venezuela el ingreso mínimo es de 2,6 millones (37 dólares a tasa oficial y 3 dólares en el mercado negro).

La hiperinflación también le impide arreglar su carro, un Century Buick del 91, parado hace dos años por falta de neumáticos y batería. «Necesitaría 300 millones de bolívares para ponerlo a rodar», calcula.

Criado en una familia evangélica, Rofolfo se aferra a la fe.

Adelis Vílchez, hijo de un extrabajador petrolero, sí vio la bonanza en su infancia, cuando la llamada Venezuela ‘Saudí’ producía más de 3 millones de barriles diarios (hoy 1,5 millones).

Ahora con 47 años, trabaja en una gasolinera donde cada semana pegan el letrero ‘Se busca personal’. «Hay mucha hambre. La mayoría de jóvenes de mi barrio se han ido de Venezuela. No sé a dónde se fue el dinero del petróleo», cuestiona.

Opositores presos continúan motín
° Opositores venezolanos y un estadounidense continuaban ayer, por segundo día, la toma de los calabozos del servicio de inteligencia en Caracas, para exigir la liberación de presos, afirmaron en videos difundidos en redes sociales.

En uno de los videos, difundido en la cuenta de Twitter del detenido exalcalde Daniel Ceballos bajo el mensaje “Continúa nuestra toma pacífica”, el estadounidense Joshua Holt aparece de pie enviando un mensaje al Gobierno de su país.

“Buenos días, hoy es 17 de mayo, 6 de la mañana. Todos están bien aquí, yo estoy bien. Solo quiero pedirle una vez más a mi Gobierno, a mi gente, a mis senadores, que por favor no me dejen solo aquí”, clamó Holt, mormón acusado de posesión de armas de guerra y presuntos planes para desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro.

El encargado de negocios de la legación diplomática estadounidense, Todd Robinson, fue a la Cancillería a pedir información sobre Holt, pero dijo no haber recibido respuesta.

Amotinamiento

Toma pacífica por Derechos Humanos

°”La toma es pacífica, ellos no tienen armas, ellos y nosotros lo que exigimos es que se haga justicia”, declaró a la AFP Jorge Fernández, padre de Vilca Fernández, estudiante detenido en 2016.

° Patricia Ceballos, esposa del exalcalde preso, confirmó que “la toma continúa” y acusó al fiscal general Tarek William Saab de mentir “flagrantemente” al asegurar, la noche del miércoles en declaraciones a CNN en español, que todo estaba “tranquilo” en El Helicoide.

° El miércoles Daniel Ceballos justificó en varios videos la protesta por una agresión que sufrió su compañero Gregory Sanabria, quien aparece en grabaciones difundidas en Twitter con hematomas en el rostro.

° Los presos exigen la libertad de quienes poseen orden de excarcelación, traslado a tribunales para los que aún no se les abre juicio y atención médica a los enfermos.

° En el Helicoide están 54 de los 338 opositores encarcelados que contabiliza la ONG de Derechos Humanos Foro Penal, de los cuales 20 “tienen libertad bajo fianza y no se les ha otorgado”, según Romero.