La salud mental de los niños sufre durante el encierro

IMPORTANTE. Salir de la rutina dentro de la casa, es una de las alternativas para mitigar la cuarentena en los niños.
IMPORTANTE. Salir de la rutina dentro de la casa, es una de las alternativas para mitigar la cuarentena en los niños.

Dayana Katterine tiene 12 años, cursa el octavo año, paralelo K, en el Instituto Nacional Mejía, de Quito. El jueves 12 de marzo terminó la jornada matutina de clases, abordó su recorrido rumbo al sur de la capital. Al llegar a la zona de Chillogallo se despidió de sus compañeros y entró a su domicilió. Fue la última vez que físicamente pudo hacerlo.

Han pasado 41 días y ella al igual que 1’926.026 estudiantes del régimen Sierra-Amazonía de Ecuador rompieron de forma abrupta su cotidianidad por la pandemia del coronavirus.

Ahora sus clases, juegos y reuniones son virtuales. Los paseos en parques, salidas a centros comerciales tendrán que esperar, y cuando se den, serán diferentes. ¿Cómo llevar este cambio brusco en sus rutinas para evitar que caigan en sentimientos de ansiedad, estrés y tristeza?

El siquiatra Fernando Cornejo considera que acomodarse a esta nueva realidad puede traer solo problemas de adaptación, que se solucionan con el afecto familiar, o patologías como la depresión o ansiedad que ya se transforman en enfermedades a ser tratadas.

Para evitar esto hay que tomar medidas emergentes, como “la suficiente variedad de actividades dentro de la casa. Buscar espacios en familia, sin estar todos y siempre conectados al teléfono”.

La sicóloga Fernanda Ortiz propone abrir un espacio de diálogo en la familia. “Sería interesante que compartan tiempo entre todos. Que se aproveche hablando de valores y responsabilidades. Que los padres hablen con sus hijos de los temores que cada uno tiene. Si van a volver a la escuela o si sus progenitores seguirán trabajando”.

El siguiente paso, según Ortiz, es armar estrategias para tener a la mente ocupada. “Se debería implementar juegos que pongan en práctica conocimientos académicos, armar rompecabezas”. Para desfogar la energía, es posible hacer clases de yoga infantil en lugares con espacio físico. “La sala se puede convertir en un gimnasio improvisado”.

Cornejo añade un punto que es el del espacio propio. “Necesitamos un tiempo para estar solos. Esto genera un equilibrio lo más cercano a la realidad”, destaca.

¿Lo que se viene?

Si bien los chicos no volverán este año escolar a las aulas, hay algo que preocupa aún más cuando regresen progresivamente a una nueva cotidianidad: la distancia social. “Los papas deben preparar a sus hijos para que no se sientan rechazados al no poder abrazarse y saludarse como antes”. Ortiz puntualiza que tampoco se debe caer en una sobreprotección.

Para Cornejo se tienen que generar nuevos estilos de adaptación a través del lenguaje. “El afecto se debe mostrar también verbalmente”. Menciona que el ser humano es un “ente de costumbre y eso se logra con la adaptación que se haga desde ahora”. (WOM)