La Navidad se siente poco en las cárceles

Celebraciones. En el Turi, uno de los 55 centros del país, varios reos expusieron pesebres y árboles de Navidad con material reciclable. (Foto: Snai).
Celebraciones. En el Turi, uno de los 55 centros del país, varios reos expusieron pesebres y árboles de Navidad con material reciclable. (Foto: Snai).
Celebraciones. En el Turi, uno de los 55 centros del país, varios reos expusieron pesebres y árboles de Navidad con material reciclable. (Foto: Snai).
Celebraciones. En el Turi, uno de los 55 centros del país, varios reos expusieron pesebres y árboles de Navidad con material reciclable. (Foto: Snai).
Celebraciones. En el Turi, uno de los 55 centros del país, varios reos expusieron pesebres y árboles de Navidad con material reciclable. (Foto: Snai).
Celebraciones. En el Turi, uno de los 55 centros del país, varios reos expusieron pesebres y árboles de Navidad con material reciclable. (Foto: Snai).
Celebraciones. En el Turi, uno de los 55 centros del país, varios reos expusieron pesebres y árboles de Navidad con material reciclable. (Foto: Snai).
Celebraciones. En el Turi, uno de los 55 centros del país, varios reos expusieron pesebres y árboles de Navidad con material reciclable. (Foto: Snai).

Quizás, tener la visita de un pariente o un amigo sea lo más codiciado en esta Navidad para un preso. Los regalos aquí no existen, primero porque es prohibido el ingreso de cosas a las cárceles y, segundo, porque su vida es distinta al ajetreo comercial.

Aproximadamente, 40.000 reos pasarán esta Navidad como un día cualquiera. Dos apreciaciones tiene Itania Villarreal, exdirectora de Rehabilitación Social, sobre la situación síquica y sentimental de los internos en las festividades. Primero, con el actual régimen de visitas, no todas las madres podrán tener en estos días a sus hijos pequeños en brazos. Segundo, tampoco todos los reclusos tendrán visitas, “por eso importante que las autoridades de la Secretaría Nacional de Atención Integral (Snai) gestionen programas a través de distintas organizaciones”.

Con las precauciones de seguridad, dice, se debería aumentar el número de visitas por estas fechas, quizás hasta cuatro o cinco por preso.

A lo largo de casi siete años como Directora de Rehabilitación Social y del exPenal García Moreno, Villarreal vio “escenas duras”. Recuerda que en estas fechas, “muchos suelen andar solos, con la mirada perdida y nostálgicos”.

‘Un plato de hornado’
“El año pasado, en el Centro de Turi (Cuenca) llegaron religiosos católicos y nos regalaron un plato de hornado, además de caramelos. En Latacunga no había casi nada”. Este es el relato de Juan T. (62 años), quien permaneció tres años recluido por asalto y robo. En la actualidad está con prelibertad; todos los viernes se presenta en el ex Penal García Moreno.

EL DATO
En la panadería del Centro de Turi prepararon 4.000 panes de Pascua.“Tanto en Navidad como el 31 de diciembre, las celdas se cierran, como siempre, a las 19:00. Cualquier actividad dura máximo hasta las 18:00, porque debe haber tiempo para la merienda; después de eso, todos adentro”, cuenta el hombre que actualmente trabaja en un taller de cerrajería. Permaneció en el CDP (cuatro meses), la Cárcel de Cotopaxi (un año y seis meses) y en el Turi (un año).

“En Latacunga, los comandantes (caporales) hacían por Navidad campeonatos de fútbol y entregaban premios. Y de almuerzo ‘nos daban arroz con suerte’ que significa con carne o salchichas, porque en los días ordinarios solo había ‘arroz con color’ y sin nada más”, recuerda Juan T.

“Lo más duro es pasar el primer año lejos de la familia, después como que la gente se va acostumbrando. Tenía amigos a los que no les visitaban, sino cada cinco o seis meses”, relata este lojano. (SE)

Importancia de las capacidades resilientes
° “Una persona privada de la libertad tiene que lograr desarrollar sus capacidades resilientes; es decir, poner fuerza necesaria en su cerebro para hacer frente a las adversidades de la vida y superarlas”, manifiesta el siquiatra Henry Guerra.

En cualquier circunstancia, debe tratar de crecer espiritualmente, sugiere, al igual que lo hicieron personajes como Nelson Mandela, a quien no le importó pasar mucho tiempo recluido y finalmente llegar a ser presidente de Sudáfrica.

Quizás, tener la visita de un pariente o un amigo sea lo más codiciado en esta Navidad para un preso. Los regalos aquí no existen, primero porque es prohibido el ingreso de cosas a las cárceles y, segundo, porque su vida es distinta al ajetreo comercial.

Aproximadamente, 40.000 reos pasarán esta Navidad como un día cualquiera. Dos apreciaciones tiene Itania Villarreal, exdirectora de Rehabilitación Social, sobre la situación síquica y sentimental de los internos en las festividades. Primero, con el actual régimen de visitas, no todas las madres podrán tener en estos días a sus hijos pequeños en brazos. Segundo, tampoco todos los reclusos tendrán visitas, “por eso importante que las autoridades de la Secretaría Nacional de Atención Integral (Snai) gestionen programas a través de distintas organizaciones”.

Con las precauciones de seguridad, dice, se debería aumentar el número de visitas por estas fechas, quizás hasta cuatro o cinco por preso.

A lo largo de casi siete años como Directora de Rehabilitación Social y del exPenal García Moreno, Villarreal vio “escenas duras”. Recuerda que en estas fechas, “muchos suelen andar solos, con la mirada perdida y nostálgicos”.

‘Un plato de hornado’
“El año pasado, en el Centro de Turi (Cuenca) llegaron religiosos católicos y nos regalaron un plato de hornado, además de caramelos. En Latacunga no había casi nada”. Este es el relato de Juan T. (62 años), quien permaneció tres años recluido por asalto y robo. En la actualidad está con prelibertad; todos los viernes se presenta en el ex Penal García Moreno.

EL DATO
En la panadería del Centro de Turi prepararon 4.000 panes de Pascua.“Tanto en Navidad como el 31 de diciembre, las celdas se cierran, como siempre, a las 19:00. Cualquier actividad dura máximo hasta las 18:00, porque debe haber tiempo para la merienda; después de eso, todos adentro”, cuenta el hombre que actualmente trabaja en un taller de cerrajería. Permaneció en el CDP (cuatro meses), la Cárcel de Cotopaxi (un año y seis meses) y en el Turi (un año).

“En Latacunga, los comandantes (caporales) hacían por Navidad campeonatos de fútbol y entregaban premios. Y de almuerzo ‘nos daban arroz con suerte’ que significa con carne o salchichas, porque en los días ordinarios solo había ‘arroz con color’ y sin nada más”, recuerda Juan T.

“Lo más duro es pasar el primer año lejos de la familia, después como que la gente se va acostumbrando. Tenía amigos a los que no les visitaban, sino cada cinco o seis meses”, relata este lojano. (SE)

Importancia de las capacidades resilientes
° “Una persona privada de la libertad tiene que lograr desarrollar sus capacidades resilientes; es decir, poner fuerza necesaria en su cerebro para hacer frente a las adversidades de la vida y superarlas”, manifiesta el siquiatra Henry Guerra.

En cualquier circunstancia, debe tratar de crecer espiritualmente, sugiere, al igual que lo hicieron personajes como Nelson Mandela, a quien no le importó pasar mucho tiempo recluido y finalmente llegar a ser presidente de Sudáfrica.

Quizás, tener la visita de un pariente o un amigo sea lo más codiciado en esta Navidad para un preso. Los regalos aquí no existen, primero porque es prohibido el ingreso de cosas a las cárceles y, segundo, porque su vida es distinta al ajetreo comercial.

Aproximadamente, 40.000 reos pasarán esta Navidad como un día cualquiera. Dos apreciaciones tiene Itania Villarreal, exdirectora de Rehabilitación Social, sobre la situación síquica y sentimental de los internos en las festividades. Primero, con el actual régimen de visitas, no todas las madres podrán tener en estos días a sus hijos pequeños en brazos. Segundo, tampoco todos los reclusos tendrán visitas, “por eso importante que las autoridades de la Secretaría Nacional de Atención Integral (Snai) gestionen programas a través de distintas organizaciones”.

Con las precauciones de seguridad, dice, se debería aumentar el número de visitas por estas fechas, quizás hasta cuatro o cinco por preso.

A lo largo de casi siete años como Directora de Rehabilitación Social y del exPenal García Moreno, Villarreal vio “escenas duras”. Recuerda que en estas fechas, “muchos suelen andar solos, con la mirada perdida y nostálgicos”.

‘Un plato de hornado’
“El año pasado, en el Centro de Turi (Cuenca) llegaron religiosos católicos y nos regalaron un plato de hornado, además de caramelos. En Latacunga no había casi nada”. Este es el relato de Juan T. (62 años), quien permaneció tres años recluido por asalto y robo. En la actualidad está con prelibertad; todos los viernes se presenta en el ex Penal García Moreno.

EL DATO
En la panadería del Centro de Turi prepararon 4.000 panes de Pascua.“Tanto en Navidad como el 31 de diciembre, las celdas se cierran, como siempre, a las 19:00. Cualquier actividad dura máximo hasta las 18:00, porque debe haber tiempo para la merienda; después de eso, todos adentro”, cuenta el hombre que actualmente trabaja en un taller de cerrajería. Permaneció en el CDP (cuatro meses), la Cárcel de Cotopaxi (un año y seis meses) y en el Turi (un año).

“En Latacunga, los comandantes (caporales) hacían por Navidad campeonatos de fútbol y entregaban premios. Y de almuerzo ‘nos daban arroz con suerte’ que significa con carne o salchichas, porque en los días ordinarios solo había ‘arroz con color’ y sin nada más”, recuerda Juan T.

“Lo más duro es pasar el primer año lejos de la familia, después como que la gente se va acostumbrando. Tenía amigos a los que no les visitaban, sino cada cinco o seis meses”, relata este lojano. (SE)

Importancia de las capacidades resilientes
° “Una persona privada de la libertad tiene que lograr desarrollar sus capacidades resilientes; es decir, poner fuerza necesaria en su cerebro para hacer frente a las adversidades de la vida y superarlas”, manifiesta el siquiatra Henry Guerra.

En cualquier circunstancia, debe tratar de crecer espiritualmente, sugiere, al igual que lo hicieron personajes como Nelson Mandela, a quien no le importó pasar mucho tiempo recluido y finalmente llegar a ser presidente de Sudáfrica.

Quizás, tener la visita de un pariente o un amigo sea lo más codiciado en esta Navidad para un preso. Los regalos aquí no existen, primero porque es prohibido el ingreso de cosas a las cárceles y, segundo, porque su vida es distinta al ajetreo comercial.

Aproximadamente, 40.000 reos pasarán esta Navidad como un día cualquiera. Dos apreciaciones tiene Itania Villarreal, exdirectora de Rehabilitación Social, sobre la situación síquica y sentimental de los internos en las festividades. Primero, con el actual régimen de visitas, no todas las madres podrán tener en estos días a sus hijos pequeños en brazos. Segundo, tampoco todos los reclusos tendrán visitas, “por eso importante que las autoridades de la Secretaría Nacional de Atención Integral (Snai) gestionen programas a través de distintas organizaciones”.

Con las precauciones de seguridad, dice, se debería aumentar el número de visitas por estas fechas, quizás hasta cuatro o cinco por preso.

A lo largo de casi siete años como Directora de Rehabilitación Social y del exPenal García Moreno, Villarreal vio “escenas duras”. Recuerda que en estas fechas, “muchos suelen andar solos, con la mirada perdida y nostálgicos”.

‘Un plato de hornado’
“El año pasado, en el Centro de Turi (Cuenca) llegaron religiosos católicos y nos regalaron un plato de hornado, además de caramelos. En Latacunga no había casi nada”. Este es el relato de Juan T. (62 años), quien permaneció tres años recluido por asalto y robo. En la actualidad está con prelibertad; todos los viernes se presenta en el ex Penal García Moreno.

EL DATO
En la panadería del Centro de Turi prepararon 4.000 panes de Pascua.“Tanto en Navidad como el 31 de diciembre, las celdas se cierran, como siempre, a las 19:00. Cualquier actividad dura máximo hasta las 18:00, porque debe haber tiempo para la merienda; después de eso, todos adentro”, cuenta el hombre que actualmente trabaja en un taller de cerrajería. Permaneció en el CDP (cuatro meses), la Cárcel de Cotopaxi (un año y seis meses) y en el Turi (un año).

“En Latacunga, los comandantes (caporales) hacían por Navidad campeonatos de fútbol y entregaban premios. Y de almuerzo ‘nos daban arroz con suerte’ que significa con carne o salchichas, porque en los días ordinarios solo había ‘arroz con color’ y sin nada más”, recuerda Juan T.

“Lo más duro es pasar el primer año lejos de la familia, después como que la gente se va acostumbrando. Tenía amigos a los que no les visitaban, sino cada cinco o seis meses”, relata este lojano. (SE)

Importancia de las capacidades resilientes
° “Una persona privada de la libertad tiene que lograr desarrollar sus capacidades resilientes; es decir, poner fuerza necesaria en su cerebro para hacer frente a las adversidades de la vida y superarlas”, manifiesta el siquiatra Henry Guerra.

En cualquier circunstancia, debe tratar de crecer espiritualmente, sugiere, al igual que lo hicieron personajes como Nelson Mandela, a quien no le importó pasar mucho tiempo recluido y finalmente llegar a ser presidente de Sudáfrica.