La colada morada: identidad, sabor y aromas

Tradición. Las guaguas de pan son arregladas para llamar la atención de los comensales.
Tradición. Las guaguas de pan son arregladas para llamar la atención de los comensales.
Tradición. Las guaguas de pan son arregladas para llamar la atención de los comensales.
Tradición. Las guaguas de pan son arregladas para llamar la atención de los comensales.
Tradición. Las guaguas de pan son arregladas para llamar la atención de los comensales.
Tradición. Las guaguas de pan son arregladas para llamar la atención de los comensales.
Tradición. Las guaguas de pan son arregladas para llamar la atención de los comensales.
Tradición. Las guaguas de pan son arregladas para llamar la atención de los comensales.

“Para quienes han vivido en el extranjero durante esta época pueden darme la razón, al decir que no es lo mismo pasear por las calles sin el aroma al ishpingo, el clavo de olor y las guaguas de pan recién horneadas, pues solo en nuestra tierra se siente ese olor que más allá de ser dulce nos abriga por estar en nuestra casa”, comenta Soledad Aimacaña, ciudadana Latacungueña quien vivió 10 años en el extranjero y que asegura la colada morada es mucho más que un plato típico.

Para Soledad como para muchos otros ecuatorianos, la colada morada es una tradición llena de valores familiares, “desde pequeños sabemos lo que tiene una colada morada, a veces no la tomamos con un gran gusto, pero con los años nos damos cuenta que es la golosina más rica que puede haber”.

En los hogares ecuatorianos la colada morada lleva distintas recetas pero “siempre la mejor será la de nuestra madre o abuela”, asegura Soledad.

Con los años y el crecimiento de la ciudad la colada morada ha dejado de consumirse solo dentro de la casa y ha pasado a comercializarse lo que antes no era muy común y solo lo hacían algunos locales.

Jenny Mejía Salazar, comerciante de colada morada en La Merced, manifestó que su madre ha preparado este manjar hace aproximadamente 42 años y que esto es una tradición que une a las personas en la fecha, “es un gusto para nosotras servir a la ciudadanía que confía y degusta del sabor de nuestra colada”.

Jenny quien creció en la panadería junto a sus padres ha heredado la sazón de su madre y su sello característico que es entregar con cada vaso y guagua una sonrisa.

“La colada morada es más que un plato porque encierra amor, cariño, gusto por la vida y por hacer felices a los demás”.

Preparación

Cada familia ecuatoriana atesora el secreto de la mejor receta de la tradicional Colada Morada. Unos dicen que la clave está en encaramelar la fruta primero; otros, que el “toque” le da la infusión de hierbas; unos terceros aseguran que es la fermentación de la harina de maíz en olla de barro lo que hace que la bebida llegue a su esplendor.

Sin embargo para Gabriel Álvarez, chef profesional, la receta más utilizada es la que consiste en cernir bien la harina de maíz morado usando un cedazo fino. Luego poner a remojar esta harina en medio litro de agua tibia evitando que se formen grumos.

Cocinar en dos litros de agua los mortiños, moras, las guayabas y las naranjillas, licuar y pasar por un colador.

Aparte cocinar en dos litros de agua la panela o el azúcar, las especias, hierbas aromáticas y las cáscaras de la piña. Cuando ha hervido, pasar por un colador y juntar con la mezcla de jugos de mora y naranjilla.

Picar la piña, el babaco, las pasas y las frutillas y cocinarlas con el azúcar hasta formar un almíbar.

Poner en una olla grande al fuego y agregar la harina de maíz disuelta en el líquido. Hay que remover constantemente para permitir que la harina se cocine. Agregue la fruta en trozos para que se cocine dentro de la colada y servir caliente.

“La preparación requiere paciencia y cuidar constantemente la mezcla de la colada para que no se pegue en la olla”, agregó.

Historia y tradición

En algunas comunidades indígenas de la provincia aún hay la tradición de llevar colada morada y guaguas de pan a los cementerios para compartirlas con los difuntos. Para cumplir este rito, los familiares se sientan junto a la tumba y participan de ese momento. La creencia dice que la muerte es solo un estado para pasar a otra vida.

Hay referencias históricas que cuentan que la en la cultura Quitu, situada en las faltas del volcán Pichincha, ya había la costumbre de elaborar esta mazamorra de maíz morado para honrar a los fallecidos.

Los indígenas compartían tiempo con los muertos, algo que en la época de la conquista, a la Iglesia Católica le pareció una aberración. Entonces, para evitar este contacto, introdujo recetas de pan de trigo y de maíz, dando a la masa una forma humana para que simbolice a los difuntos. Así se creó la guagua de pan.

Esta mezcla de colada morada y guaguas de pan se ha convertido en una de las tradiciones más importantes del Ecuador y ahora se une con el encanto de la modernidad, la colada morada se puede encontrar en tiendas, panaderías, supermercados, y las guaguas de pan hasta tienen el detalle de venir con un sachet para que los niños las decoren. También hay familias que se reúnen para la elaboración de este plato y así mantener la costumbre de compartir las recetas que están grabadas en el paladar de los ecuatorianos. (NA)

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“Para quienes han vivido en el extranjero durante esta época pueden darme la razón, al decir que no es lo mismo pasear por las calles sin el aroma al ishpingo, el clavo de olor y las guaguas de pan recién horneadas, pues solo en nuestra tierra se siente ese olor que más allá de ser dulce nos abriga por estar en nuestra casa”, comenta Soledad Aimacaña, ciudadana Latacungueña quien vivió 10 años en el extranjero y que asegura la colada morada es mucho más que un plato típico.

Para Soledad como para muchos otros ecuatorianos, la colada morada es una tradición llena de valores familiares, “desde pequeños sabemos lo que tiene una colada morada, a veces no la tomamos con un gran gusto, pero con los años nos damos cuenta que es la golosina más rica que puede haber”.

En los hogares ecuatorianos la colada morada lleva distintas recetas pero “siempre la mejor será la de nuestra madre o abuela”, asegura Soledad.

Con los años y el crecimiento de la ciudad la colada morada ha dejado de consumirse solo dentro de la casa y ha pasado a comercializarse lo que antes no era muy común y solo lo hacían algunos locales.

Jenny Mejía Salazar, comerciante de colada morada en La Merced, manifestó que su madre ha preparado este manjar hace aproximadamente 42 años y que esto es una tradición que une a las personas en la fecha, “es un gusto para nosotras servir a la ciudadanía que confía y degusta del sabor de nuestra colada”.

Jenny quien creció en la panadería junto a sus padres ha heredado la sazón de su madre y su sello característico que es entregar con cada vaso y guagua una sonrisa.

“La colada morada es más que un plato porque encierra amor, cariño, gusto por la vida y por hacer felices a los demás”.

Preparación

Cada familia ecuatoriana atesora el secreto de la mejor receta de la tradicional Colada Morada. Unos dicen que la clave está en encaramelar la fruta primero; otros, que el “toque” le da la infusión de hierbas; unos terceros aseguran que es la fermentación de la harina de maíz en olla de barro lo que hace que la bebida llegue a su esplendor.

Sin embargo para Gabriel Álvarez, chef profesional, la receta más utilizada es la que consiste en cernir bien la harina de maíz morado usando un cedazo fino. Luego poner a remojar esta harina en medio litro de agua tibia evitando que se formen grumos.

Cocinar en dos litros de agua los mortiños, moras, las guayabas y las naranjillas, licuar y pasar por un colador.

Aparte cocinar en dos litros de agua la panela o el azúcar, las especias, hierbas aromáticas y las cáscaras de la piña. Cuando ha hervido, pasar por un colador y juntar con la mezcla de jugos de mora y naranjilla.

Picar la piña, el babaco, las pasas y las frutillas y cocinarlas con el azúcar hasta formar un almíbar.

Poner en una olla grande al fuego y agregar la harina de maíz disuelta en el líquido. Hay que remover constantemente para permitir que la harina se cocine. Agregue la fruta en trozos para que se cocine dentro de la colada y servir caliente.

“La preparación requiere paciencia y cuidar constantemente la mezcla de la colada para que no se pegue en la olla”, agregó.

Historia y tradición

En algunas comunidades indígenas de la provincia aún hay la tradición de llevar colada morada y guaguas de pan a los cementerios para compartirlas con los difuntos. Para cumplir este rito, los familiares se sientan junto a la tumba y participan de ese momento. La creencia dice que la muerte es solo un estado para pasar a otra vida.

Hay referencias históricas que cuentan que la en la cultura Quitu, situada en las faltas del volcán Pichincha, ya había la costumbre de elaborar esta mazamorra de maíz morado para honrar a los fallecidos.

Los indígenas compartían tiempo con los muertos, algo que en la época de la conquista, a la Iglesia Católica le pareció una aberración. Entonces, para evitar este contacto, introdujo recetas de pan de trigo y de maíz, dando a la masa una forma humana para que simbolice a los difuntos. Así se creó la guagua de pan.

Esta mezcla de colada morada y guaguas de pan se ha convertido en una de las tradiciones más importantes del Ecuador y ahora se une con el encanto de la modernidad, la colada morada se puede encontrar en tiendas, panaderías, supermercados, y las guaguas de pan hasta tienen el detalle de venir con un sachet para que los niños las decoren. También hay familias que se reúnen para la elaboración de este plato y así mantener la costumbre de compartir las recetas que están grabadas en el paladar de los ecuatorianos. (NA)

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“Para quienes han vivido en el extranjero durante esta época pueden darme la razón, al decir que no es lo mismo pasear por las calles sin el aroma al ishpingo, el clavo de olor y las guaguas de pan recién horneadas, pues solo en nuestra tierra se siente ese olor que más allá de ser dulce nos abriga por estar en nuestra casa”, comenta Soledad Aimacaña, ciudadana Latacungueña quien vivió 10 años en el extranjero y que asegura la colada morada es mucho más que un plato típico.

Para Soledad como para muchos otros ecuatorianos, la colada morada es una tradición llena de valores familiares, “desde pequeños sabemos lo que tiene una colada morada, a veces no la tomamos con un gran gusto, pero con los años nos damos cuenta que es la golosina más rica que puede haber”.

En los hogares ecuatorianos la colada morada lleva distintas recetas pero “siempre la mejor será la de nuestra madre o abuela”, asegura Soledad.

Con los años y el crecimiento de la ciudad la colada morada ha dejado de consumirse solo dentro de la casa y ha pasado a comercializarse lo que antes no era muy común y solo lo hacían algunos locales.

Jenny Mejía Salazar, comerciante de colada morada en La Merced, manifestó que su madre ha preparado este manjar hace aproximadamente 42 años y que esto es una tradición que une a las personas en la fecha, “es un gusto para nosotras servir a la ciudadanía que confía y degusta del sabor de nuestra colada”.

Jenny quien creció en la panadería junto a sus padres ha heredado la sazón de su madre y su sello característico que es entregar con cada vaso y guagua una sonrisa.

“La colada morada es más que un plato porque encierra amor, cariño, gusto por la vida y por hacer felices a los demás”.

Preparación

Cada familia ecuatoriana atesora el secreto de la mejor receta de la tradicional Colada Morada. Unos dicen que la clave está en encaramelar la fruta primero; otros, que el “toque” le da la infusión de hierbas; unos terceros aseguran que es la fermentación de la harina de maíz en olla de barro lo que hace que la bebida llegue a su esplendor.

Sin embargo para Gabriel Álvarez, chef profesional, la receta más utilizada es la que consiste en cernir bien la harina de maíz morado usando un cedazo fino. Luego poner a remojar esta harina en medio litro de agua tibia evitando que se formen grumos.

Cocinar en dos litros de agua los mortiños, moras, las guayabas y las naranjillas, licuar y pasar por un colador.

Aparte cocinar en dos litros de agua la panela o el azúcar, las especias, hierbas aromáticas y las cáscaras de la piña. Cuando ha hervido, pasar por un colador y juntar con la mezcla de jugos de mora y naranjilla.

Picar la piña, el babaco, las pasas y las frutillas y cocinarlas con el azúcar hasta formar un almíbar.

Poner en una olla grande al fuego y agregar la harina de maíz disuelta en el líquido. Hay que remover constantemente para permitir que la harina se cocine. Agregue la fruta en trozos para que se cocine dentro de la colada y servir caliente.

“La preparación requiere paciencia y cuidar constantemente la mezcla de la colada para que no se pegue en la olla”, agregó.

Historia y tradición

En algunas comunidades indígenas de la provincia aún hay la tradición de llevar colada morada y guaguas de pan a los cementerios para compartirlas con los difuntos. Para cumplir este rito, los familiares se sientan junto a la tumba y participan de ese momento. La creencia dice que la muerte es solo un estado para pasar a otra vida.

Hay referencias históricas que cuentan que la en la cultura Quitu, situada en las faltas del volcán Pichincha, ya había la costumbre de elaborar esta mazamorra de maíz morado para honrar a los fallecidos.

Los indígenas compartían tiempo con los muertos, algo que en la época de la conquista, a la Iglesia Católica le pareció una aberración. Entonces, para evitar este contacto, introdujo recetas de pan de trigo y de maíz, dando a la masa una forma humana para que simbolice a los difuntos. Así se creó la guagua de pan.

Esta mezcla de colada morada y guaguas de pan se ha convertido en una de las tradiciones más importantes del Ecuador y ahora se une con el encanto de la modernidad, la colada morada se puede encontrar en tiendas, panaderías, supermercados, y las guaguas de pan hasta tienen el detalle de venir con un sachet para que los niños las decoren. También hay familias que se reúnen para la elaboración de este plato y así mantener la costumbre de compartir las recetas que están grabadas en el paladar de los ecuatorianos. (NA)

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“Para quienes han vivido en el extranjero durante esta época pueden darme la razón, al decir que no es lo mismo pasear por las calles sin el aroma al ishpingo, el clavo de olor y las guaguas de pan recién horneadas, pues solo en nuestra tierra se siente ese olor que más allá de ser dulce nos abriga por estar en nuestra casa”, comenta Soledad Aimacaña, ciudadana Latacungueña quien vivió 10 años en el extranjero y que asegura la colada morada es mucho más que un plato típico.

Para Soledad como para muchos otros ecuatorianos, la colada morada es una tradición llena de valores familiares, “desde pequeños sabemos lo que tiene una colada morada, a veces no la tomamos con un gran gusto, pero con los años nos damos cuenta que es la golosina más rica que puede haber”.

En los hogares ecuatorianos la colada morada lleva distintas recetas pero “siempre la mejor será la de nuestra madre o abuela”, asegura Soledad.

Con los años y el crecimiento de la ciudad la colada morada ha dejado de consumirse solo dentro de la casa y ha pasado a comercializarse lo que antes no era muy común y solo lo hacían algunos locales.

Jenny Mejía Salazar, comerciante de colada morada en La Merced, manifestó que su madre ha preparado este manjar hace aproximadamente 42 años y que esto es una tradición que une a las personas en la fecha, “es un gusto para nosotras servir a la ciudadanía que confía y degusta del sabor de nuestra colada”.

Jenny quien creció en la panadería junto a sus padres ha heredado la sazón de su madre y su sello característico que es entregar con cada vaso y guagua una sonrisa.

“La colada morada es más que un plato porque encierra amor, cariño, gusto por la vida y por hacer felices a los demás”.

Preparación

Cada familia ecuatoriana atesora el secreto de la mejor receta de la tradicional Colada Morada. Unos dicen que la clave está en encaramelar la fruta primero; otros, que el “toque” le da la infusión de hierbas; unos terceros aseguran que es la fermentación de la harina de maíz en olla de barro lo que hace que la bebida llegue a su esplendor.

Sin embargo para Gabriel Álvarez, chef profesional, la receta más utilizada es la que consiste en cernir bien la harina de maíz morado usando un cedazo fino. Luego poner a remojar esta harina en medio litro de agua tibia evitando que se formen grumos.

Cocinar en dos litros de agua los mortiños, moras, las guayabas y las naranjillas, licuar y pasar por un colador.

Aparte cocinar en dos litros de agua la panela o el azúcar, las especias, hierbas aromáticas y las cáscaras de la piña. Cuando ha hervido, pasar por un colador y juntar con la mezcla de jugos de mora y naranjilla.

Picar la piña, el babaco, las pasas y las frutillas y cocinarlas con el azúcar hasta formar un almíbar.

Poner en una olla grande al fuego y agregar la harina de maíz disuelta en el líquido. Hay que remover constantemente para permitir que la harina se cocine. Agregue la fruta en trozos para que se cocine dentro de la colada y servir caliente.

“La preparación requiere paciencia y cuidar constantemente la mezcla de la colada para que no se pegue en la olla”, agregó.

Historia y tradición

En algunas comunidades indígenas de la provincia aún hay la tradición de llevar colada morada y guaguas de pan a los cementerios para compartirlas con los difuntos. Para cumplir este rito, los familiares se sientan junto a la tumba y participan de ese momento. La creencia dice que la muerte es solo un estado para pasar a otra vida.

Hay referencias históricas que cuentan que la en la cultura Quitu, situada en las faltas del volcán Pichincha, ya había la costumbre de elaborar esta mazamorra de maíz morado para honrar a los fallecidos.

Los indígenas compartían tiempo con los muertos, algo que en la época de la conquista, a la Iglesia Católica le pareció una aberración. Entonces, para evitar este contacto, introdujo recetas de pan de trigo y de maíz, dando a la masa una forma humana para que simbolice a los difuntos. Así se creó la guagua de pan.

Esta mezcla de colada morada y guaguas de pan se ha convertido en una de las tradiciones más importantes del Ecuador y ahora se une con el encanto de la modernidad, la colada morada se puede encontrar en tiendas, panaderías, supermercados, y las guaguas de pan hasta tienen el detalle de venir con un sachet para que los niños las decoren. También hay familias que se reúnen para la elaboración de este plato y así mantener la costumbre de compartir las recetas que están grabadas en el paladar de los ecuatorianos. (NA)

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