Fiestas de Quito: Marco Aguilar, la memoria viva de los coches de madera

RECUERDOS. Marco Aguilar repasa algunas de las imágenes de más de 40 años de carreras.
RECUERDOS. Marco Aguilar repasa algunas de las imágenes de más de 40 años de carreras.

Las grandes historias muchas veces se gestan de pequeñas anécdotas. Esta nace de las travesuras de unos niños en los primeros años de la década de 1940. Marco Vinicio y Jorge Napoleón Aguilar eran dos hermanos que se profesaban un cariño y complicidad especial. Es que a partir de las 17:00 cuando sabían el Centro Histórico se quedaba desierto, un territorio perfecto para poner en práctica sus “travesuras”. A esa hora apenas había carros (de los pocos que existían por esa época), la Policía se iba a su casa y parece que hasta los malandros tomaban su receso.

Era a partir de esa ‘hora bruja’ que los hermanos Aguilar sacaban cual corceles pura sangre sus coches de madera. Entonces, capitaneando a sus amigos, se lanzaban desde la puerta del cementerio de San Diego, “justo por el mismo lugar por donde entraban los ataúdes con los muertos”. Desde allí se lanzaban sin atisbo de miedo hacia la calle Imbabura, pasaban por la plazoleta de La Victoria, luego por el Bulevar 24 de Mayo hasta llegar a la calle García Moreno. Mientras lo relata con honda emoción en sus ojos todavía late una parte de brillo de aquel niño. Han pasado casi 70 años.

Orígenes de los coches

“El origen de los coches de madera se pierde en el tiempo, algunos lo remontan a la Colonia, en mi infancia se usaban para transportar leña y agua, alimentos… Y también para jugar”, añade Aguilar.

En su cofre de recuerdos también está vívida la imagen de un carpintero que tenía su local por la plazoleta La Victoria que hacía unos coches de madera extraordinarios, un hecho que les alentaba a soñar con grandes carreras. Pero el tiempo y las responsabilidades –como ocurre en muchas ocasiones- taparon sus anhelos de pilotos de Fórmula 1. Jorge estudió periodismo y ejerció como tal, mientras que Marco trabajó en la empresa Coca Cola. Los años pasaron y el recuerdo de los coches de madera se fue desvaneciendo.

No fue hasta 1969, 25 años después, cuando Jorge Napoleón (quien falleció en 2009 a la edad de 75 años) fue a ver a su hermano con una visión, una idea priori del todo delirante: “¿por qué no recuperamos esas carreras que hacíamos de niños y las transformamos en algo importante para la ciudad?”, le preguntó. La primera reacción de Marco fue la incredulidad: “Eso ya fue hace muchos años, es algo absurdo”, respondió.

Finalmente claudicó y en 1969 organizaron la primera carrera –amateur- de coches de madera. Partió desde el hotel Quito, pasando por el redondel de la plaza Artigas para enfilar la avenida Colón y llegar hasta la avenida 6 de Diciembre. “Hicimos la prueba de poner un anuncio en el periódico para ver si respondían a la convocatoria, y se inscribieron 25 personas. No había presupuesto, a los ganadores les dimos unos sánduches y unas colas, patrocinados por Coca Cola. El ambiente era maravilloso”. Los siguientes años volvieron a repetir la carrera en otros escenarios siempre coincidiendo con las Fiestas de Quito, pero siempre de una manera barrial y con perfil bajo.

En 1973 todo cambió. El Comité de Fiestas de Quito tuvo constancia del éxito y la fascinación de estas carreras y les invitó de manera oficial a los festejos de ese año. Se realizaron tres carreras: dos eliminatorias en las calles Las Casas y Río de Janeiro y la final en la calle Mejía, unos itinerarios que se han mantenido inalterables desde entonces. El resto ya es historia. (MAP)

TOME NOTA

Mañana se celebra desde las 19:00 la segunda eliminatoria de la competencia coches de madera, en la calle Río de Janeiro desde la Nicaragua hasta la Venezuela.

HISTÓRICO. Recorte de un periódico de la primera carrera de coches de madera que se celebró en Quito. (Archivo particular)
HISTÓRICO. Recorte de un periódico de la primera carrera de coches de madera que se celebró en Quito. (Archivo particular)