Familias reviven rituales de la fiesta de Fin de Año

TRANSICIÓN. Las ramas de árboles son un elemento importante para armar la ‘casa del viejo’.
TRANSICIÓN. Las ramas de árboles son un elemento importante para armar la ‘casa del viejo’.

Vecinos cuentan cómo vivían el último día del año. Algunas tradiciones se pierden, mientras que otras surgen.

La música de la orquesta ‘Onda Latina’ ponía a bailar a los vecinos. Todos salían a la cancha del barrio para recibir al año nuevo. Llevaban sus ‘viejos’ listos para quemarlos en la hoguera y los acompañaban las ‘viudas’, con pañuelo en mano. Así es como recuerda Rodrigo Salinas las fiestas de Fin de Año en su barrio, Luluncoto.

Cada 31 de diciembre, el quiteño de 40 años salía junto con sus dos hermanos y un grupo de 20 o 30 amigos a recolectar ramas de eucalipto. En una ocasión, el dueño de un terreno los sacó de su propiedad con disparos al aire. Es de las anécdotas que más recuerda.

“El primer año que empezamos con las fiestas reunimos para contratar una banda y sacamos los ‘viejos’ para quemar”, cuenta Lupe Proaño, la madre de Salinas, quien llegó hace más de 40 años.

Esto llamó la atención de los vecinos pues, uno a uno, se unían a la fiesta para despedir el año.

Gustó tanto que la fiesta crecía gracias a la ayuda de los vecinos.

CONSTRUCCIÓN. Armar monigotes es una oportunidad para compartir en familia o con amigos.
CONSTRUCCIÓN. Armar monigotes es una oportunidad para compartir en familia o con amigos.

Rescate
Muchos de estos festejos se han quedado solo en la memoria de los habitantes del barrio. Para Proaño, la partida de varios vecinos, la llegada de gente nueva y la actitud de las nuevas generaciones han sido los causantes de la desaparición de estas tradiciones.

“Hace dos años más o menos empezó la extinción de las tradiciones en el barrio”, explica Salinas, mientras acomoda las ramas de eucalipto que le acaban de entregar. Ya no las recoge él mismo, pero envía a un amigo de su papá, quien se las lleva a su casa.

“Antes hasta se escribía el testamento con la ayuda de todo el barrio. Ahora, incluso, muy pocas personas se quedan, la mayoría sale de viaje a la playa para recibir el año”, menciona.

En su familia, pese a esto, las tradiciones intentan mantenerse a flote.

Hoy, él, sus hermanos, sus padres, sus tíos y su abuela, de 104 años, despedirán al 2018 con la quema del ‘año viejo’, la lectura del testamento y un baile.

Este año, el festejo lo impulsó su hermana, Carolina Salinas. Ella es la actual presidenta del barrio y contó con el apoyo de vecinos que han vivido en la zona por años. Su objetivo es “no dejar morir las costumbres”, tanto por fin de año como otras fiestas tradicionales.

Rodrigo Salinas sugiere que hay que convertirse en “protectores de las tradiciones”. “Estas costumbres no existen en ningún otro lugar, debemos mantenerlas”, concluye. (ECV)

Una realidad cambiante
° En Quito, las tradiciones han ido evolucionando en muchos barrios de la ciudad.

En Carapungo, Andrés Mina, de 32 años, recuerda cómo antes se organizaban concursos anuales de monigotes en el barrio.

Las actividades incentivaban a que grupos de amigos o familiares compitan por crear el monigote más grande y más llamativo. “El barrio era todo un espectáculo. Este año, solo unos pocos se decidieron por armar ‘viejos’”, dice.

Él es uno de los pocos que continúa con esta tradición, junto con sus primos.

Para este año, siguiendo con la costumbre, decidieron armar un monigote del personaje de Marvel ‘Venom’, de alrededor de dos metros de alto. El testamento de su familia también se escuchará a la media noche.

FRASE

Debemos tomar en cuenta que parte de lo que somos son esas tradiciones. Si las perdemos, nos perdemos”. Lupe Proaño, 70 años.