Esmeraldas: Enfrentamiento entre FF.AA. y la guerrilla dejan secuelas en El Pan

Abandono. Las diferentes casas existentes en El Pan se encuentran abandonadas.
Abandono. Las diferentes casas existentes en El Pan se encuentran abandonadas.

En el lado ecuatoriano las viviendas están abandonadas y las familias temen que vuelvan las acciones hostiles.

En un pueblo fantasma y desolado se ha convertido la comunidad El Pan, que se ubica a orillas del río Mataje en la frontera entre Ecuador y Colombia, a dos horas de San Lorenzo, en Esmeraldas. Esto tras el segundo enfrentamiento armado que tuvieron militares ecuatorianos con grupos irregulares el pasado 19 de febrero en horas de la tarde.

Las causas que originaron este enfrentamiento y las circunstancias en las que se dio aún no están claras, pero las secuelas que dejó se pueden apreciar a simple vista. Del lado ecuatoriano, casquillos de balas percutidas se encuentran dispersos en la vía, en una parte alta, muy cerca de llegar al caserío. Mientras que del lado colombiano los agujeros están por doquier, en las viviendas y utensilios de cocina de las seis familias que habitan en este sector de la frontera, en el poblado conocido como Junta de Montañita.

La versión militar establece que hombres armados abrieron fuego desde Colombia contra una patrulla ecuatoriana que recorría el límite fronterizo. Este enfrentamiento dejó como saldo dos militares ecuatorianos heridos, a causa de las esquirlas de un mortero artesanal utilizado por el grupo armado colombiano.

Por su lado, uno de los hombres que recorre el caserío de Montañita, vestido de civil y portando gorra y gafas oscuras, en declaraciones para La Hora refirió: “Los militares (ecuatorianos) se atrincheraron en las viviendas de nuestros vecinos, les obligaron a abandonar sus casas sin darles explicación y desde allí dispararon sin considerar que en las casas de acá (Colombia) había niños y mujeres. Antes no teníamos problemas con los militares, ellos en su lado y nosotros acá”.

Evidencias. Alcira León muestra las afectaciones que dejaron las balas en su vivienda. El temor en ellos es evidente.
Evidencias. Alcira León muestra las afectaciones que dejaron las balas en su vivienda. El temor en ellos es evidente.

‘La situación está caliente…’
“Cuando estuvo (Rafael) Correa de presidente nunca se dio este tipo de enfrentamientos, porque él no se metió en un problema que no es de ustedes sino nuestro”, dice el hombre que es parte de los disidentes de la guerrilla colombiana mientras saluda con un grupo de campesinos que camina por la deteriorada vía y les dice que “la situación está caliente” porque militares colombianos se avecinan por la cordillera.

A la vez afirma que la guerrilla está de vuelta a la zona, porque el Gobierno de su país no les cumplió con todos los compromisos adquiridos dentro del proceso de paz y se sienten traicionados hasta por sus máximos líderes.

El incidente en El Pan se originó luego de 48 horas de un primer altercado suscitado en el mismo sector el sábado 17 de febrero, cuando la milicia ecuatoriana repelió a un grupo armado que se encontraba en suelo nacional.

Entretanto, el ministro de Defensa, Patricio Zambrano, había indicado que el enfrentamiento en El Pan está relacionado con grupos armados que ingresaron a refugiarse en Ecuador. “Son grupos armados campesinos que estaban vigilando plantaciones de coca dentro del territorio colombiano. Lo que hicieron nuestras tropas fue repeler y decir que se vayan a su territorio”.

Tras estos enfrentamientos, los habitantes de El Pan fueron obligados a evacuar hacia un sector seguro por pedido de los militares que tomaron control de la zona. Pudieron recoger solamente algo para vestir porque les dieron pocos minutos para salir. Alrededor de 200 personas abandonaron El Pan para radicarse en San Lorenzo en casas de familiares y en un albergue levantado en esa localidad.

Recorrido por el lugar
El acceso a esta comunidad está restringido y bloqueado por militares. Para conocer la realidad de la zona un equipo de La Hora fue por el lado colombiano. Personal militar tiene establecido un punto de control en el caserío El Guadualito, a 9 kilómetros del sector en donde se registraron los enfrentamientos. La vía lastrada se encuentra desolada, únicamente el sonido de las motosierras se escucha a lo lejos.

EL DATO
Desde el 27 de enero está vigente el estado de excepción en San Lorenzo. En nuestra visita pudimos dialogar con los pobladores de Junta de Montañita (Colombia), donde doña Luz Mery, de 52 años, vive con su hija María Angélica y su esposo César. Ahí aún conserva las balas que recogió en su vivienda luego de retornar la semana pasada.

“El día del enfrentamiento fue terrible, las balas venían de todo lado. Menos mal fue en el día porque hasta la luz se cortó, nos botamos al piso y luego salimos corriendo a Montañita”, relata.

Luego de que se calmó el problema (cinco días después) volvió a su casa, encontrando varios orificios en las paredes y el techo de su casa, así como también en las cosas. “Este sector antes del enfrentamiento era más transitado, yo vendía comida, pero como dejamos botando se me dañó todo”, comenta mientras sirve un tinto (café) a un comunero de Mataje Alto que llega al lugar.

Ahora, debido a que el tránsito por El Pan está restringido temen quedarse sin productos de primera necesidad, porque sus compras las hacían en San Lorenzo tras dos horas de camino. De Colombia lo más cercano que tienen es el Corregimiento de Llorente, pero tendrían que movilizarse una hora en camioneta hasta Munguil, luego cerca de dos horas en bote hasta La Playa y posteriormente en vehículo hasta llegar a Llorente, perteneciente al Municipio de Tumaco, donde pueden proveerse de productos. Un cilindro de gas en este lugar cuesta 65.000 ($22,75) pesos y por el transporte tienen que pagar 50.000 ($17,50).

Por su parte Francisco Rivera, quien habita desde hace más de cuatro años en la localidad, comenta que “la situación es muy grave, se fueron en contra de todos sin medir que eran mujeres y niños quienes estaban en las casas. Uno no tiene la culpa de los problemas que hay”.

“Eso no está calmo, eso sigue y nos tiene preocupados”, afirma el corpulento hombre. En otra de las viviendas encontramos a María Muñoz. Mientras indica las perforaciones registradas en las paredes y en el refrigerador, recuerda que salió corriendo y estuvo cinco días en Montañita sin poder regresar a su casa.

Denuncian maltratos
° Tras los enfrentamientos en El Pan, más de 200 de sus habitantes dejaron sus casas por temor a morir.

En la edición web del 22 de febrero, La Hora evidenciaba que quienes se movilizan aclaran que no solo se van por la ascendente violencia en la frontera norte, sino porque supuestamente las Fuerzas Armadas, desde el 17 de febrero han violentado sus Derechos Humanos.

El testimonio del presidente de la comunidad, Edgar Caicedo, refleja la gravedad de esta movilización humana: “Ha pasado algo lamentable en la comunidad, el Ejército llegó y atacó sin esperar que la gente salga, nos tocó salir por el monte como se pudo. Las Fuerzas Armadas no brindaron comodidad como un carro o vehículo para sacar a la gente normalmente”, añadió.