El rol protagónico de las enfermeras en la pandemia

Labor. Las enfermeras son parte fundamental de la salud.
Labor. Las enfermeras son parte fundamental de la salud.

Hoy, 12 de mayo, se celebra el Día Internacional de la Enfermería, trabajo que ha sido un aporte muy importante en todos los tiempos.

Redacción QUEVEDO

Si hay un sector que está en primera fila para batallar contra el coronavirus, sin duda son los enfermeros. Ellos son los que están con los pacientes del Covid-19 las 24 horas del día hasta que se recuperen.

Hoy, el mundo conmemora su ardua labor en medio de las circunstancias de la pandemia, precisamente porque se celebra el Día Internacional de la Enfermería. (EHL)

LLORA JUNTO A SUS PACIENTES

Italia Bastidas Quinto labora en el área de emergencias del hospital Sagrado Corazón de Jesús, donde casi diariamente recibe a pacientes sintomáticos por la enfermedad del coronavirus.

Desde que inició la pandemia sus días son atípicos, trabaja las 24 horas sin descanso, su turno empieza a las 8:00 y termina a la mañana siguiente.

La Organización Mundial de la Salud declaró el 2020 como año de la enfermera y la matrona debido a la pandemia por la que atraviesa el mundo.Cuando los pacientes llegan al área, ella los está esperando para comprobar su historial médico, controlar sus signos vitales y la temperatura. Luego, los acompaña a otro departamento para seguir con el tratamiento. En la sala de aislamiento, todo lo que ocurre o se hace es con la finalidad de mejorar al infectado y que regrese satisfactoriamente a su casa. Ese es el trabajo de Bastidas.

“El paciente depende de la enfermera, de sus cuidados, de su dedicación y muchas hemos tenido que rotar en esta ‘área de Covid’, que así la hemos determinado por las condiciones de los pacientes”, manifestó.

Recalca que en esta profesional, es más que una enfermera, con el tiempo se convierte en una amiga, hermana o madre, ya que al pasar las 24 horas con el paciente escucha sus deseos, sus historias, ríen y lloran juntos hasta que vuelva la calma.

“Ellos también están solos en una sala aislada y no tienen ningún familiar, la única persona que le da su mano amiga, que le da un consejo, que conversa con él, que escucha sus sentimientos somos nosotras. Muchos creen que se van a morir y hay que tomarles de la mano para darles seguridad”, relató.

Pero su día no termina allí, empieza otro duro trabajo en su casa. Bastidas vive con su hijo, quien ha tenido que limitar el contacto físico por su trabajo en el hospital.

“Realmente hay un sentimiento encontrado de pensar… bueno, me contagié, no me contagié, utilicé todas las medidas de seguridad, lo hice todo, tanto para el paciente como para no llevar esta epidemia a mi familia”, expresó.

DOS MESES QUE NO VE A SUS HIJOS

Nadie más que Raquel López, coordinadora de Cuidados de Enfermería del hospital Sagrado Corazón de Jesús, puede solucionar los problemas administrativos relacionados al coronavirus.

López es enfermera de profesión desde hace más de 24 años y lleva en la parte administrativa tres. Su trabajo jamás termina, no tiene jornada ni horario de salida, si la llaman a las 4 de la mañana para coordinar los trajes de los enfermeros, ella está presta para atender.

Cuenta que el trabajo de enfermería no ha era valorado, pero con la llegada de la pandemia, las entidades públicas y los expertos han notado que sin los enfermeros no se puede seguir.

“Estar directo con el paciente, siendo su cabecera las 24 horas ha servido para combatir la pandemia y por la que muchos se han recuperado. Espero que el Gobierno en este punto sepa reconocer el valor de nuestro trabajo”, indicó mientras realizaba su labor.

López resalta que tiene 92 enfermeras a su cargo, de las cuales 3 de ellas están en confinamiento por presentar síntomas, “esperando los resultando de las pruebas”.

Al regresar a su casa y debido a que diariamente inspecciona los departamentos, teme llevar consigo el virus.

Sin embargo, cuenta que sus dos hijos, quienes son médicos, trabajan en Guayaquil, por lo que prácticamente entienden el sacrificio.

“Tengo dos meses que no veo directamente a mi familia, porque realmente es un peligro exponer a los demás sabiendo cómo es tu trabajo dentro de un hospital”, comentó.

La misión de López es que cada persona que ingrese al área de Covid-19 salga mejorado. “Soy responsable del personal, de sus cuidados, y de los pacientes, tengo que coordinar que todo se maneje en un mismo sentir en el hospital”, comentó.

LE PONE EL PECHO A LAS BALAS

Ingrid Álvarez trabaja en el hospital del IESS atendiendo a los pacientes con coronavirus.

Jamás pensó que un día de estos tendría que estar al frente de una pandemia, pero se siente orgullosa de poder ser parte de quienes les ‘ponen el pecho a las balas’.

Su jornada inicia colocándose el equipo de protección que toma alrededor de 15 a 20 minutos, ingresa al área donde están los contagiados para empezar su labor que termina al día siguiente.

“Trabajo en la Unidad de Cuidados Intensivos, el área que mayor esfuerzo demanda pero agradecida porque somos un equipo comprometido con nuestra profesión dispuesta a dar nuestro mejor esfuerzo”, dijo.

Cuenta que la guardia se hace interminable debido a lo difícil de portar los equipos de protección durante 24 horas donde incluso voluntariamente ella y sus compañeras optan por no beber agua debido a la dificultad que implica colocarse la indumentaria.

“Arriesgamos nuestra salud día y noche para luchar con los estragos de esta pandemia”, reacciona.

Al volver a su hogar, en el trayecto, las preguntas del coronavirus invaden su cabeza, pero le alienta saber que está luchando para salvar vidas y eso le motiva.

“Al llegar a casa pienso si el virus me acompaña en la ropa o en la piel, son detalles que a veces se escapan por lo extenuante de la jornada”, cuenta con algo de tristeza.

Ha tomado varias medidas por sí sola para evitar llevar prendas contaminadas a su casa. Antes de ingresar se quita la ropa y pone a remojar los trajes hospitalarios.

Por seguridad trata de limitar contacto con su hijo de 12 años, para no contaminarlo, situación que le ha resultado muy difícil.

Álvarez anhela que luego de terminada la pandemia, o quizás antes, Dios le permita escuchar a un paciente que atendió, que venció el coronavirus, que fue gracias a su aporte, responsabilidad y compromiso.