En 1967, Ángel Medardo Luzuriaga González constituyó la orquesta Don Medardo y sus players, son 52 años de trayectoria que hoy están en manos de su hijo Mauricio, quien es el mayor de la banda con 52 años de edad, los demás integrantes son jóvenes entre 14 y 30 años. A un año de la muerte de ‘Don Medardo’, su hijo, nietos y los demás integrantes mantienen su legado con sencillez, humildad, profesionalismo y mucho respeto al público.
Ayer visitaron Latacunga, dentro de su gira de medios que realizan por todo el país, también tuvieron una presentación en La Maltería.
Mauricio Luzuriaga cada vez que sube a un escenario se sorprende con la acogida que tiene la orquesta, no solo de los adultos, sino de los jóvenes y también de los niños, que les piden fotos y autógrafos.
Ahora comparte escenario con sus dos hijos, Daniel de 30 años y Mateo de 14, quienes empezaron desde muy pequeños y hoy están convencidos de que la música es su pasión y tienen que continuar con el legado de su abuelo.
“Nos sentimos orgullosos de tener fans jóvenes, y siempre hemos juntado la juventud con la experiencia, lo que sí demandamos es que haya mucho talento y conocimientos”, dijo.
Son 18 músicos en escena, quienes tocan instrumentos en vivo, y consideran que eso es esencial para emocionar al público y ofrecer una presentación de calidad.
Mauricio dice que el legado de su padre está en buenas manos, no ha sido en vano todo el trabajo que realizó y que ahora también lo transmite a sus hijos porque espera que la Orquesta se mantenga por varias generaciones.
Para Daniel Luzuriaga, percusionista de la Orquesta y encargado de los coros, lo mejor fue compartir escenario con su abuelo y con su padre y ahora también con su hermano.
Manifestó que no tienen mayores complicaciones en cambiar el género porque los jóvenes se acoplan a la cumbia y la música nacional y en cada show ven como disfrutan.
Anunció que trabajan en un álbum de recopilación de éxitos plasmados en videos, ya tienen cuatro y esperan concluirlo a finales de año.
Emerson Molina, Henry Tipán y David Benítez son la voz de la orquesta, consideran su labor como una experiencia única en su vida y realizan su trabajo con pasión. Tienen muchas anécdotas, disfrutan mucho cuando terminan su presentación y la gente pide otra canción. En una ocasión salieron por seis veces al escenario, a pedido del público, que no quería que se vayan.
Mateo Luzuriaga, el más joven de la Orquesta, ya practica el piano, la guitarra y en la agrupación está en la percusión. Dice sentirse muy orgulloso de su abuelo, de su padre y de su hermano; ya sabe el camino que seguirá.
Formar parte de este legado, constituye un honor para todos los integrantes por eso preparan más sorpresas en los próximos meses y años. (VHG)