Ambato, cuna de la primera imprenta

Espacio. El monumento se ubica en Pinllo.
Espacio. El monumento se ubica en Pinllo.

La imprenta, desde su descubrimiento, se ha constituido en el elemento más poderoso para la cultura de los pueblos. De ahí la importancia que tiene su establecimiento en América, el país y particularmente en el Ambato, ciudad donde se instaló por primera vez este invaluable recurso.

Gracias a este hito de la historia se considera a la ciudad de los ‘Tres Juanes’ como un referente de la cultura ecuatoriana.

Según la historia más de tres décadas debieron transcurrir para que se diera la llegada de la imprenta a América.

Considerado como un vehículo de la cultura fue traído por primera vez a América en 1526 por Antonio de Mendoza, virrey de México, cuando aún no se generalizaba ni en la misma Europa.

El celo del gobierno español para impedir que se divulgara cualquier manifestación no dio lugar a la introducción inmediata de un mayor número de imprentas en las colonias.

Fueron los jesuitas los más empeñosos en adquirir estos aparatos para la difusión de sus ideas religiosas. Lo hicieron, sucesivamente en México, Perú, Guatemala, Paraguay, Ecuador, Argentina, Cuba, Uruguay, Chile, Brasil, Panamá y Bolivia.

Desde el primer opúsculo publicado en 1755 en Ambato la imprenta se convirtió en una catapulta para que la ciudad se desarrolle como un importante centro de cultura, aunque no abiertamente.

Desde entonces surgieron exponentes entre ellos Juan Montalvo y Juan Benigno Vela, considerados los más altos referentes del periodismo del país.

Por un lado, Montalvo como el periodista y panfletario más significativo de América Hispana y luchador más implacable contra las tiranías; y por otro lado Juan Benigno Vela (el ciego Vela) marcó una época interesante para el periodismo liberal de Ambato, desde que en 1833 empezó a desarrollar varias publicaciones en oposición a la dominación conservadora. (FCT)

Espacio. El monumento se ubica en Pinllo.
Espacio. El monumento se ubica en Pinllo.

Ícono de la historia

La primera imprenta que se trajo a la Real Audiencia de Quito fue instalada en Ambato en la residencia de los padres jesuitas en el sitio llamado ‘El Batán’, en la planicie baja a la derecha de la entrada a Miraflores, donde hoy funcionan, precisamente, los Molinos Miraflores.

Sin embargo, se llegó a afirmar que la imprenta fue instalada en una casa que posteriormente fue de los jesuitas, en la calle Lalama frente a la capilla de la Medalla Milagrosa, es por esta razón que se levantó un pequeño obelisco recordatorio en este sitio por iniciativa de don Celiano Monge, entonces director de Estudios de Tungurahua.

El equipo de la imprenta, según el autor de la ‘Historia de la Imprenta en el Ecuador’, Alexandre A. M. Steis, llegó a esta ciudad en 1750.

Muchas dificultades debieron afrontar los gestores de esta epopeya cultural, los padres Tomás Nieto del Águila y José María Mougeri, sobre todo este último, escritor y apóstol que quiso mucho a Ambato.

Ya que no podían ponerla en funcionamiento por falta de tipógrafos e impresores, por lo trajeron un profesional desde Alemania, Juan Adán Schwartz, natural de Dilinga, quien se hizo cargo de la regencia de la imprenta.

Schwartz llegó a Guayaquil el 25 de octubre de 1754 y al finalizar el año arribó a Ambato. La imprenta fue destinada en forma exclusiva para la publicación de obras relativas a la religión.

Se la conocía como ‘Imprenta de la Compañía de Jesús’ y comenzó oficialmente su funcionamiento en 1755 con la publicación del libro Piisssima Erga Deo Generatrices Devotio al Imperandan Gratiam por Articulo Mortis.

En 1759, luego de la publicación de 12 obras, todas ellas relativas a la religión, el padre Maugeri fue trasladado a Quito, junto con Schwartz, llevándose consigo la imprenta para instalarla en el Colegio de San Luis.

En la capital se hicieron 16 ediciones, hasta la expulsión de los jesuitas, cuando se la confiscó y se la guardó.

El 1779, el presidente de la Real Audiencia, José García de León y Pizarro, entregó la imprenta a Raimundo Salazar, dándole el carácter de impresor oficial, quien juntándola con una pequeña máquina suya que había adquirido en Perú, formó un taller respetable en el que se imprimieron las publicaciones más importantes de la época.

Raimundo Salazar fue quien imprimió el primer periódico ecuatoriano Primicias de la Cultura de Quito de Eugenio de Santa Cruz y Espejo. Se afirma, incluso, que Bolívar utilizó este viejo artefacto para imprimir algunos de sus manifiestos.

Espacio. El monumento se ubica en Pinllo.
Espacio. El monumento se ubica en Pinllo.

El impulso del periodismo

La publicación del libro Piisssima Erga Deo Generatrices Devotio al Imperandan Gratiam, en 1755 en Ambato, fue la feliz anunciación del advenimiento de muchos escritores ilustres y prestigiosos periódicos, se estableció la primera imprenta y con ello el impulso para el aparecimiento del periodismo.

El profesor Gerardo Nicola López, en su libro ‘Tierra de Tungurahua’, da a conocer una recopilación desde 1824 de periódicos y revistas que se han editado en Ambato, siguiendo las huellas de la primera imprenta, entre los que se pueden mencionar El Centinela, La Idea, La Pluma, Argos, Oasis, El Pelayo, El Progreso, Cosmos, Marañón, La Voz del Obrero, Curaray, El Espectador, La Candela, El Cosmopolita, La Provincia, Voz de Tungurahua, El Centinela, Ecos, Crónica, El Heraldo, Avance, La Hora, etc.

Espacio. El monumento se ubica en Pinllo.
Espacio. El monumento se ubica en Pinllo.

Homenaje a la cultura

El monumento a la primera imprenta se encuentra en la parroquia San Bartolomé de Pinllo, a cinco minutos de Ambato en la loma de Santa Elena.

Este fue un homenaje al hecho histórico conseguido gracias a las gestiones del ‘Comité Pro Monumento a la Primera Imprenta’, quienes plantearon el proyecto en 1947.

Actualmente se ha convertido en un atractivo turístico debido a su singular diseño y el material bruñido que se utilizó en toda la estructura en cuyo interior funciona una suerte de laberinto, además por su espectacular mirador de la ciudad.

En su tiempo el ‘Comité Pro Monumento a la Primera Imprenta’, también investigó el paradero de la vieja y valiosa máquina, recibiendo la noticia de que en la actualidad se halla en el Colegio Nacional ‘Juan Bautista Vásquez’ de Azogues, pues había sido donada en 1876 por el expresidente de la República, Antonio Borrero Cortázar.