A 70 años del terremoto, Ambato sigue creciendo

Ambato vive la 68 edición de la Fiesta de la Fruta y de las Flores (FFF) y los recuerdos de la tenacidad de su gente para reponerse del devastador terremoto de 1949, siguen latentes en su gente.

“Yo era muy pequeña cuando pasó el terremoto, pero de lo que si me acuerdo es que mi mamá y mi tía hacían empanadas de morocho para vender con café en la calle sin miedo o vergüenza, todo porque ambas tenían que ayudar a mantener a sus familias”, dijo Gloria Flores, enfermera jubilada de 68 años.

Ella asegura que el terremoto permitió que aflore en los ambateños ese espíritu guerrero que le dio el empuje para levantarse y empezar a crecer hasta llegar a ser lo que es ahora.

Desde ese entonces la ciudad no ha parado de crecer. Para Daniel Castillo, maestro de historia de 53 años, el estar ubicada geográficamente en un sitio estratégico le ha permitido a Ambato contar con todo lo necesario para hacer negocios, como para emprender.

El maestro recordó que luego de que el Fenómeno del Niño azotara cruelmente a la Costa ecuatoriana, los damnificados vieron en la ‘Ciudad Jardín del Ecuador’, un lugar en donde poder reconstruirse y empezar de cero. Algo similar ocurrió con los colombianos que desde el año 2000 salieron de su patria huyendo de la guerrilla y muchos llegaron a Ambato para establecerse en la ciudad.

“Yo llegué con mis dos hijos, no teníamos ni para comer, pero aquí una familia nos acogió y nos dio de comer y hasta nos ayudaron a conseguir trabajo para que podamos empezar, así comenzamos nuestra vida hace más de 17 años en esta hermosa ciudad que me dio la oportunidad de ver a mis hijos profesionales y de tener una nieta entre las manos”, dice con lágrimas Jetiel López, comerciante.

Empezando de nuevo

Ingahurco fue el barrio donde los damnificados por el terremoto del 49 empezaron a reconstruir su vida. Fue en ese lugar donde el extinto expresidente de la República, Velasco Ibarra, construyó las viviendas para quienes lo habían perdido todo.

“Yo ya nací en este lugar y es un sitio muy apacible donde en realidad pasé hermosos momentos durante mi niñez y mi adolescencia”, comentó José Luis Molina, empleado privado que ahora vive en una parroquia del norte de la urbe, pero recuerda con mucha alegría lo que vivió cuando era un niño.

Pablo Proaño, que nació y sigue viviendo en este sector, cuenta que en una época Ingahurco fue el foco de crecimiento de la ciudad, pero como el tiempo no detiene su curso las cosas han ido cambiando.

“Nosotros necesitamos unirnos nuevamente, tenemos que entender que solamente de esa forma vamos a volver a ser un barrio referente dentro de la ciudad y su historia. Además, las autoridades deberían también poner su granito de arena para que el barrio vuelva a ser lo que fue en su mejor época, no solo durante la Fiesta, sino todo el tiempo”, agregó Proaño.

Con dirección al sur

“Yo vine a vivir en Las Catilinarias hace 42 años y jamás nos imaginamos que esto se convertiría en el mayor polo de desarrollo económico de la ciudad”, cuenta Edwin Parra, ingeniero civil.

Así es como desde hace menos de una década el sur de la ciudad fue creciendo a tal manera que en ese sector se construyó el Mall de Los Andes, la nueva edificación del Municipio de Ambato, ha crecido la infraestructura de la Universidad Técnica de Ambato, entre otros negocios de gran envergadura para la ciudad.

Pero el crecimiento no se detuvo ahí y la ciudad continúa ampliándose hacia el sur, pero no solo se crean más soluciones habitacionales, sino que también se establecen más y nuevos negocios que permiten el sustento de las familias que habitan en la zona.

“La apertura de la avenida Aníbal Granja fue una inmensa bendición para nosotros, ahora movilizarnos es mucho menos complicado y eso de verdad nos ayuda infinitamente”, dijo Lourdes Cepeda, moradora del sector que vende productos de belleza por catálogo.

Proyección habitacional

Santa Rosa es otro de los lugares hacia donde la ciudad empieza a expandirse. En esta parroquia se está erigiendo el nuevo parque industrial de la ciudad, así como un varios conjuntos habitacionales que le brindan la oportunidad a la personas de tener su casa propia.

Gabriela Pazmiño, abogada en libre ejercicio, decidió emprender con la compra de su vivienda en un conjunto habitacional en el paseo ecológico que conecta al sur de la ciudad con la parroquia. “Al principio parecía complicado por lo lejos que era, pero poco a poco me acostumbré y ahora disfruto vivir en esta zona”, resaltó la joven.

Una parroquia satélite

“En Izamba tenemos de todo, muchas veces no se nos hace necesario salir hasta el centro para que podamos conseguir lo necesario para nuestro diario vivir”, dijo Raquel Naranjo, repostera que vive en esa parroquia.

Raquel dijo que hace 18 años se fue a vivir a ese sector y le parecía una eternidad tener que trasladarse del norte al centro de la ciudad, pero que todo cambió en un abrir y cerrar de ojos.

“Ahora tenemos buses a toda hora, y eso ya nos facilita la vida porque el traslado siempre es lo que más cansa cuando uno decide mudarse lejos.

Para Ricardo Tenelema, Izamba es un sector muy comercial, pero no todo es color de rosas, debido a que a más población y más movimiento comercial mayor delincuencia e inseguridad.

“Ese es un tema que debe tomarse muy en cuenta, pues aunque la parroquia brinda todo lo necesario para vivir no es menos cierto que siempre será de vital importancia tener una sensación de seguridad para poder estar tranquilos”, añadió Tenelema.

Aquí (Ingahurco) fue el lugar donde empezó a reconstruirse Ambato y por ese es necesario que todos busquemos unirnos para hacer del barrio un referente para Ambato”.

Pablo Proaño,

Morador de Ingahurco.

Toda ciudad que crece de manera ordenada le brinda oportunidades a su gente de progresar, pues el crecimiento es sinónimo de mejores condiciones de vida cuando este está bien concebido”.

Víctor Vargas,

Empleado privado.

La seguridad es un punto importante en el que se debe trabajar cuando las ciudades empiezan a crecer, pues a mayor movimiento económico más oportunidades de hacer de las suyas ven los antisociales”.

Ricardo Tenelema,

Trabajador de la zona de Izamba.