Esther todavía no recibe ayuda

Ahora, los nietos de doña Esther juegan donde era la casa. Unos retazos de madera son las únicas pruebas de que en ese lugar sucedió un incendio.
Ahora, los nietos de doña Esther juegan donde era la casa. Unos retazos de madera son las únicas pruebas de que en ese lugar sucedió un incendio.

Cotacachi, La Hora

Hoy se cumplen 63 días desde que la desgracia golpeó el hogar de Esther Maldonado, una anciana cotacacheña que en cuestión de 30 minutos lo perdió todo. El pequeño hogar de paredes de adobe y techo de paja fue consumido por las llamas. Hoy no es más que terreno desolado.

La triste historia empezó a las 07h00 del 20 de junio pasado, cuando doña Esther preparaba alimentos.

«Parece que cocinaba papas y el agua se evaporó. La olla se prendió, luego todas las cosas de mi abuela hasta que se quemó toda la casa», dijo Anderson, de 11 años de edad, nieto de la víctima, quien ahora juega con sus amigos y primos donde era la casa de su abuela.

Ese día, Esther dio una prueba de su amor por lo único que tenía y pese a que las llamas consumían su hogar se negó a salir. De no ser porque los vecinos se dieron cuenta a tiempo del incendio, la anciana moría dentro de casa.

Los bomberos intentaron frenar el fuego y pese a que evitaron que se propagara, la casa quedó en cenizas y ni una rama de paja se salvó. Esther se quedó en la calle. Los familiares, también de escasos recursos, intentaron buscar ayuda y golpearon varias puertas con las esperanza de devolverle la sonrisa a doña Esther. Sin embargo, sólo recibieron negativas. En el Municipio les dijeron que lamentablemente no tenían presupuesto para ese tipo de siniestros, en Bienestar Social también les dijeron lo mismo y los bomberos de la ciudad dejaron disponible su línea telefónica para receptar ayuda, pero nada funcionó.

No pierden la esperanza

«Los únicos que nos ayudaron fueron los vecinos. Prestaron un cuarto para que mi madre viva, le entregaron comida y una que otra cobija, pero reconstruir la casa es imposible, porque no tenemos dinero ni para comer», dijo María Mercedes Bonilla, una de las hijas de Esther.

Los familiares dejaron de pedir ayuda, porque para movilizarse también necesitan dinero y no lo tienen. Sin embargo, no pierden la esperanza de que en cualquier momento la ayuda toque la puerta tal como lo hizo la desgracia.

TOME NOTA

Esther Maldonado necesita ayuda. Si usted puede hacerlo comuníquese al 2914-033 y pregunte por Diego Perugachi, nieto de la víctima.