El 25 de julio de 1992 mujeres negras de 32 países de América Latina y el Caribe se dieron cita en República Dominicana para presentar su malestar y preocupación por todas las injusticias que día a día viven las mujeres afro y, sobre todo para definir estrategias de incidencia política para enfrentar el racismo desde una perspectiva de género. A raíz de ese encuentro, se instituyó el 25 de julio como Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente.
Todos los ciudadanos del mundo hombres y mujeres, mestizos, blancos y negros, tenemos una ardua tarea, seguir luchando, porque aún falta mucho para poder erradicar las injusticias sociales heredadas de la historia y luchar contra el racismo, los prejuicios sociales y la discriminación racial que todavía sufren las personas afrodescendientes.
Los afrodescendientes componen un grupo diverso, con tradiciones, experiencias e identidades heterogéneas. Los podemos encontrar en diferentes países mundo y constituyen desde hace varios miles de años uno de los grupos más marginados. Es lamentable, pero la realidad es muy clara, y la historia aún más, llevan consigo un legado histórico de esclavos y abusos.
Inclusive las personas afrodescendientes, cuyos antepasados no han sido esclavizados, sufren el racismo y la discriminación que todavía persiste hoy día en todo el mundo, muchas años después de que se haya terminado el comercio de esclavos.
La promoción y protección de los derechos humanos de las personas afrodescendientes es un tema de interés prioritario para la Comunidad Internacional, Nacional y Mundial, por ello, esta fecha conmemorativa de la lucha de mujeres afroamericanas es un empuje sustancial y, sin duda alguna, una oportunidad excepcional para destacar la lucha de esta comunidad hermana que tiene grandes representantes, Michelle Obama, Ellen Jonhson, Angela Davis, Rosa Parks, entre otras.
Solamente con la lucha diaria que empezamos desde casa, podremos alcanzar un mundo mejor.