Vivir el Bicentenario

Miguel Ángel Rengifo Robayo

Vivir el bicentenario, pero vivirlo ¡ya!; seguimos insistiendo de que debe atenderse con urgencia “ad portas” de cumplir el bicentenario de la independencia de Latacunga una toma de conciencia cívica desde todas las formas, actos, actores, sujetos, expresiones la conmemoración de la libertad.

La responsabilidad que tenemos en este tercer milenio, es enorme; si aceptamos que vivimos nuevos tiempos y que la sociedad del siglo XXI estará irremediablemente marcada por la dinámica informativa de las nuevas tecnologías que nos inundan con conocimientos de múltiples y variadas fuentes y que este vértigo produce la sensación de que la vida hay que vivirla según las urgencias del día a día; despreocupándose de las necesarias pausas de reflexión y análisis que den sentido a la vida.

Somos producto de la historia, y esa falta de conciencia histórica ha formado el mundo en que vivimos; la corresponsabilidad de valores humanos y cívicos contemplados en la normativa del Estado y de la sociedad al parecer no es consecuente en nuestro medio, se cree que la improvisación es una facultad que nos arenga valor; cuando se sabe que no se posee ni la mas remota idea de cómo corresponder ante tales realidades.

Latacunga cumplirá al igual que otras ciudades en el 2020 su bicentenario, y ni siquiera existe una comisión o delegación edil que proponga o intuya herramientas que garanticen la conmemoración de esta fecha trascendental en nuestra memoria e identidad.

De ser el caso no existen de ningún lado movilizaciones de pensamiento para reflexionar sobre el momento histórico y la prospectiva de nuestro cantón en el concierto nacional y por que no regional; un fondo editorial, ciclos de conferencias, estrategias y cooperaciones interinstitucionales, proyectos sustentables, apoyo a expresiones de artes vivas, y reconocimiento y memoria a quienes han legado su talento, esfuerzo, y entrega a esta tierra.

Seguiremos insistiendo que no pase desapercibida esta acción y este gesto de cumplir un precepto, de que: “no se puede amar aquello que no se conoce” y si somos consecuentes con el terruño debemos responder a ese llamado público de manera urgente.

Miguel Ángel Rengifo Robayo

Vivir el bicentenario, pero vivirlo ¡ya!; seguimos insistiendo de que debe atenderse con urgencia “ad portas” de cumplir el bicentenario de la independencia de Latacunga una toma de conciencia cívica desde todas las formas, actos, actores, sujetos, expresiones la conmemoración de la libertad.

La responsabilidad que tenemos en este tercer milenio, es enorme; si aceptamos que vivimos nuevos tiempos y que la sociedad del siglo XXI estará irremediablemente marcada por la dinámica informativa de las nuevas tecnologías que nos inundan con conocimientos de múltiples y variadas fuentes y que este vértigo produce la sensación de que la vida hay que vivirla según las urgencias del día a día; despreocupándose de las necesarias pausas de reflexión y análisis que den sentido a la vida.

Somos producto de la historia, y esa falta de conciencia histórica ha formado el mundo en que vivimos; la corresponsabilidad de valores humanos y cívicos contemplados en la normativa del Estado y de la sociedad al parecer no es consecuente en nuestro medio, se cree que la improvisación es una facultad que nos arenga valor; cuando se sabe que no se posee ni la mas remota idea de cómo corresponder ante tales realidades.

Latacunga cumplirá al igual que otras ciudades en el 2020 su bicentenario, y ni siquiera existe una comisión o delegación edil que proponga o intuya herramientas que garanticen la conmemoración de esta fecha trascendental en nuestra memoria e identidad.

De ser el caso no existen de ningún lado movilizaciones de pensamiento para reflexionar sobre el momento histórico y la prospectiva de nuestro cantón en el concierto nacional y por que no regional; un fondo editorial, ciclos de conferencias, estrategias y cooperaciones interinstitucionales, proyectos sustentables, apoyo a expresiones de artes vivas, y reconocimiento y memoria a quienes han legado su talento, esfuerzo, y entrega a esta tierra.

Seguiremos insistiendo que no pase desapercibida esta acción y este gesto de cumplir un precepto, de que: “no se puede amar aquello que no se conoce” y si somos consecuentes con el terruño debemos responder a ese llamado público de manera urgente.

Miguel Ángel Rengifo Robayo

Vivir el bicentenario, pero vivirlo ¡ya!; seguimos insistiendo de que debe atenderse con urgencia “ad portas” de cumplir el bicentenario de la independencia de Latacunga una toma de conciencia cívica desde todas las formas, actos, actores, sujetos, expresiones la conmemoración de la libertad.

La responsabilidad que tenemos en este tercer milenio, es enorme; si aceptamos que vivimos nuevos tiempos y que la sociedad del siglo XXI estará irremediablemente marcada por la dinámica informativa de las nuevas tecnologías que nos inundan con conocimientos de múltiples y variadas fuentes y que este vértigo produce la sensación de que la vida hay que vivirla según las urgencias del día a día; despreocupándose de las necesarias pausas de reflexión y análisis que den sentido a la vida.

Somos producto de la historia, y esa falta de conciencia histórica ha formado el mundo en que vivimos; la corresponsabilidad de valores humanos y cívicos contemplados en la normativa del Estado y de la sociedad al parecer no es consecuente en nuestro medio, se cree que la improvisación es una facultad que nos arenga valor; cuando se sabe que no se posee ni la mas remota idea de cómo corresponder ante tales realidades.

Latacunga cumplirá al igual que otras ciudades en el 2020 su bicentenario, y ni siquiera existe una comisión o delegación edil que proponga o intuya herramientas que garanticen la conmemoración de esta fecha trascendental en nuestra memoria e identidad.

De ser el caso no existen de ningún lado movilizaciones de pensamiento para reflexionar sobre el momento histórico y la prospectiva de nuestro cantón en el concierto nacional y por que no regional; un fondo editorial, ciclos de conferencias, estrategias y cooperaciones interinstitucionales, proyectos sustentables, apoyo a expresiones de artes vivas, y reconocimiento y memoria a quienes han legado su talento, esfuerzo, y entrega a esta tierra.

Seguiremos insistiendo que no pase desapercibida esta acción y este gesto de cumplir un precepto, de que: “no se puede amar aquello que no se conoce” y si somos consecuentes con el terruño debemos responder a ese llamado público de manera urgente.

Miguel Ángel Rengifo Robayo

Vivir el bicentenario, pero vivirlo ¡ya!; seguimos insistiendo de que debe atenderse con urgencia “ad portas” de cumplir el bicentenario de la independencia de Latacunga una toma de conciencia cívica desde todas las formas, actos, actores, sujetos, expresiones la conmemoración de la libertad.

La responsabilidad que tenemos en este tercer milenio, es enorme; si aceptamos que vivimos nuevos tiempos y que la sociedad del siglo XXI estará irremediablemente marcada por la dinámica informativa de las nuevas tecnologías que nos inundan con conocimientos de múltiples y variadas fuentes y que este vértigo produce la sensación de que la vida hay que vivirla según las urgencias del día a día; despreocupándose de las necesarias pausas de reflexión y análisis que den sentido a la vida.

Somos producto de la historia, y esa falta de conciencia histórica ha formado el mundo en que vivimos; la corresponsabilidad de valores humanos y cívicos contemplados en la normativa del Estado y de la sociedad al parecer no es consecuente en nuestro medio, se cree que la improvisación es una facultad que nos arenga valor; cuando se sabe que no se posee ni la mas remota idea de cómo corresponder ante tales realidades.

Latacunga cumplirá al igual que otras ciudades en el 2020 su bicentenario, y ni siquiera existe una comisión o delegación edil que proponga o intuya herramientas que garanticen la conmemoración de esta fecha trascendental en nuestra memoria e identidad.

De ser el caso no existen de ningún lado movilizaciones de pensamiento para reflexionar sobre el momento histórico y la prospectiva de nuestro cantón en el concierto nacional y por que no regional; un fondo editorial, ciclos de conferencias, estrategias y cooperaciones interinstitucionales, proyectos sustentables, apoyo a expresiones de artes vivas, y reconocimiento y memoria a quienes han legado su talento, esfuerzo, y entrega a esta tierra.

Seguiremos insistiendo que no pase desapercibida esta acción y este gesto de cumplir un precepto, de que: “no se puede amar aquello que no se conoce” y si somos consecuentes con el terruño debemos responder a ese llamado público de manera urgente.