Se veía venir

Andrés Pachano

Al margen de inocencias o culpabilidades, anoto que lo resuelto por la Asamblea Nacional el jueves pasado, en el “caso” de la asambleísta por Tungurahua Ana Galarza, era absolutamente previsible.

Las circunstancias políticas y la oportunidad, anunciaban el resultado que al final se dio. Eran el reclame que subyacía oculto en el medio de rumores, cuestionamientos, críticas e insultos. Se veía venir. El inicio de una campaña electoral fue, también, el apropiado instante para entretejer estrategias y diseñar un resultado como el que ocurrió. No fue necesario el que se gasten discusiones sobre mayorías simples o absolutas, si setenta o noventa votos; no, eso no entraba al debate. No, lo importante era cobrarse una cabeza del movimiento político contradictor de quienes gobiernan en la Asamblea y en el Ejecutivo y que mejor que la cabeza que ruede sea la de quien, en su momento, fue una voz cantante en ese poder del Estado.

Se veía venir el resultado; es que subyace clandestina la non santa alianza entre el bloque de “correístas” a ultranza y Social Cristianos y, en el medio de este entente subterráneo, el bloque de legisladores agrupados en Alianza PAIS, que aún divagan entre el miedo de ser o no ser “correístas”, grupo que no termina de romper el cordón umbilical que los ata y todavía danzan aún bajo el rezongo del folclorismo que los eligió. Era la oportunidad de “sacarse el clavo”; ayer no más fueron destituidas de sus funciones dos asambleístas del grupo: una incondicional al expresidente Correa y otra de las filas del “morenismo”.

En la otra vertiente de esta oculta entente, se presentó la oportunidad para reafirmar las diferencias entre las derechistas posturas de Lasso y Nebot que pugnan por las simpatías en ese espectro con miras a las elecciones del 2021; era necesario asestar ese golpe en este oportuno momento. Entonces era cuestión de sumar votos, nada más. Por eso la tenue discusión previa se centró en que los informes de la “especialísima” comisión que analizó el caso, vayan al pleno, no al Consejo de Administración de la Legislatura. Solo era de buscar una víctima propiciatoria.

Al margen de inocencias o culpas, era previsible.