Apuntes para Sara

Rocío Silva

El Manifiesto de Córdoba del 21 de junio de 1918 contiene principios ideológicos irrevocables que deberían ser el faro que guíe a la Universidad, cualquiera esta fuera. A propósito del despropósito de acusación y pedida de expulsión por parte del representante de la FEUE de la Universidad Técnica de Ambato, para usted, estudiante Sara Velasteguí; es un acto de conciencia social hacer un inminente recorderis a dichos representantes estudiantiles, sobre este conjunto de postulados del Manifiesto de Córdoba, que en días cumplirán su centenario y que al cotejarlo con la realidad que se vive en nuestra universidad, se puede colegir que gran parte de los vicios denunciados en la Universidad de Córdoba (Argentina) siguen nublando el panorama universitario en nuestro medio.

El documento de marras confirma un concepto universal de autoridad que corresponde y acompaña a un director o a un maestro académico, quien jamás deberá apoyarse en Ia fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de los estudios. Señala que la autoridad universitaria, no se ejercita mandando sino sugiriendo y amando: enseñando. Así también postula que para mantener la relación de gobernantes y gobernados se debe agitar el fermento de futuros trastornos. Garantiza que las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales y el chasquido del látigo solo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes. La única actitud silenciosa, que cabe en un instituto de ciencia, es el del que escucha una verdad o la del que experimenta para creerla o comprobarla.

Hace un siglo se pretendió arrancar de raíz en el organismo universitario el arcaico y bárbaro concepto de autoridad que en esas casas de estudio era un baluarte de absurda tiranía y solo servía para proteger criminalmente Ia falsa dignidad y Ia falsa competencia. Esa juventud universitaria de Córdoba jamás hizo cuestión de nombres ni de empleos. Se levantó contra un régimen administrativo, contra un método docente, contra un concepto de autoridad. ¿Dónde quedó esa gloriosa FEUE que promovía el cambio social, generaba debate, presentaba propuestas con espíritu crítico, solidario y responsable con el desarrollo de los pueblos y el país?