Manuel Castro
Como poeta y visionario Víctor Hugo advertía que la Revolución Francesa se produjo porque ya había ocurrido, porque es evidente cuando una sociedad se disuelve antes de que los hechos ocurran. Borges coincide y afirma que cuando algo ocurre ya ocurrió hace tiempo pero de un modo íntimo.
En Ecuador se puede decir que ya algo ha sucedido, cuando angustiados ciudadanos gritan ante el perplejo y casi ausente candidato Moreno: “Una sola vuelta”. Lo que más allá de las encuestas, premoniciones o análisis, demuestra que la mayoría del pueblo ecuatoriano rechaza la continuación del actual Gobierno con otros nombres. Hoy eso es invisible pero se revelará el próximo 19 de febrero.
Castro, Chávez, Ortega, Correa y Morales llegaron al poder porque había algo bueno, pero en cuanto asumieron al mando lo único que ofrecieron fue una “dictadura”. Pervirtieron lo que es democracia: tolerancia, división de poderes, respeto a los Derechos Humanos… Pero el pueblo se da cuenta de que ha recibido algo adverso y aparecen los síntomas de enfermedades ya latentes.
El Gobierno, ante las evidencias de lo que se viene, de que sus expectativas electorales son negativas, ha recurrido a “habilidades” electorales: el pacto ético para distraer de las elecciones y participar en algo tan absurdo, de ser aprobado, de que la ética regirá en el futuro; de lanzar una ley como la de plusvalía dizque para combatir la especulación aumentando impuestos; de agrandar el encaje bancario para tomar el dinero de los depositantes en los bancos para pagar a la burocracia el décimo tercer sueldo, y así tener contentos a los empleados públicos, cuyo destino es incierto.
Lo que sucederá en la realidad ya está en nuestra conciencia y eso es lo seguro, es el testimonio inmediato.