Apasionados por el mundo cultural, forjaron una fascinante carrera artística, transformando realidades sociales a través de su fundación “Mundos Opuestos”
Jorge y Carlos Jiménez son dos gemelos de 31 años que han estado involucrados en el ámbito artístico y cultural desde 2010, centrándose en las artes escénicas como el circo y el teatro. Su interés por el arte comenzó a los 13 años cuando compartían momentos con un primo que les mostró su habilidad para imitar voces. A partir de ahí, descubrieron su pasión por convertirse en payasos.
Cuando le contaron a sus padres acerca de su deseo de dedicarse al arte, lamentablemente recibieron un primer rechazo. A pesar de esto, persistieron e intentaron convencer a sus padres sobre la importancia académica de su idea. Sin embargo, sus padres querían que siguieran una carrera más convencional.
Después de terminar la escuela, comenzaron a viajar y mochilear por diferentes lugares del mundo, lo cual también les brindaba una gran satisfacción. Para solventar sus viajes, creaban artesanías. Además, se unieron a una academia de circo para desarrollar sus habilidades, ya que consideraban que la formación era fundamental para su profesión.
El arte es la mayor pasión de estos talentosos jóvenes y también la herramienta más efectiva para transformar realidades de manera positiva, además de expresar libertad, emociones, sentimientos y autenticidad. En 2014, crearon su propio colectivo llamado «Mundos Opuestos» bajo el lema «Arte, cultura y tradición, sin límites ni condición». En 2019, obtuvieron la personalidad jurídica para convertirse en una fundación cultural, la cual sigue activa en la actualidad.
El propósito de la fundación no se limita a realizar presentaciones escénicas o festivales, sino que también se enfoca en utilizar las artes como método de intervención social. El mundo artístico es una herramienta poderosa para combatir la desigualdad social, los bajos estados de ánimo y las situaciones de pobreza. La fundación dicta talleres a grupos pequeños y vulnerables, como personas con discapacidades de movilidad humana, niños, adolescentes y personas privadas de libertad.
Han centrado sus esfuerzos en visitar lugares y sectores vulnerables de Loja, lo que les ha permitido conocer de cerca las difíciles realidades que enfrentan las familias, ya sea por motivos económicos o sociales. A través de la fundación, promueven actividades de enseñanza que incluyen técnicas de baile, malabares y teatro, para ayudar a los niños a superar los momentos difíciles que enfrentan en sus hogares.
«Las mejores experiencias artísticas han sido los detalles más simples y pequeños que hemos obtenido en el ámbito social», señalaron los artistas. Han tenido experiencias positivas a lo largo de su trayectoria, como la creación de una obra de arte en 2021 que incluyó teatro, malabares, acrobacias y música, con la participación de 30 personas privadas de libertad. Esta experiencia les permitió formar un equipo importante dentro de la cárcel.
Otro recuerdo fascinante ha sido incluir a personas con discapacidad física que no tienen el 70% de su movilidad. Les brindaron la oportunidad de subir a una cuerda floja y realizar escalada con la ayuda de un arnés, y su expresión de alegría fue notable.
Además, crearon una obra teatral con niños no videntes, quienes demostraron sus cualidades y habilidades, generando una gran diversión entre los pequeños. Para ellos, los niños no ven la discapacidad como un problema, sino que disfrutan brindando alegría a través de sus actividades.
DATO
En 2019, recibieron por parte de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Loja el reconocimiento honorífico de las Artes Escénicas.