¡AHORA SÍ, VAMOS A FARREAR!

¡AHORA SÍ, VAMOS A FARREAR!
Santiago León

Santiago León

Bueno, tal parece que los “muchachos” de la Tri son bien obedientes. Así lo dispuso el presi Noboa y los futbolistas se fueron a “farrear” en la Yoni. Y no cualquier rumba. Esas de mala muerte. ¡No! Los seleccionados se fueron a bares y cabarets a pasársela bonito. Usted sabe, era día de descanso y había que distraer la mente antes del juego contra Italia.

A qué deportista le va a caer mal irse a un lugar exclusivo para adultos a botar fajos de billete encima de mujeres, con trajes muy diminutos, que dejan poco a la imaginación. Qué de malo tiene separar un espacio en un restobar para estar relajados con unas amiguitas y panitas tomando alguna copita de vino sin alcohol. ¡Hay que ser responsables!

A ver. A nadie le importa que estos pelados, que ganan millones, se distraigan como les guste. Es más, tienen todo el derecho de gastarse la plata en cualquier antojo. Lo que sí calienta es que muestren por redes sociales sus bacanales. Acá nada de clases de moral, porque tampoco la tengo para criticarlos. Pero, hay una camada de jugadores que desean ser tan grandes, para ocupar un puesto en la selección.

Aspiran a jugar partidos de talla internacional y mostrar al mundo los dones que tienen con el balón.  Sin embargo, les llega la fama y se jode. Lo primerito que hacen con los sueldazos es comprarse unas bestialidades de carros, anillos, cadenas, celulares de alta gama, zapatos de diseñador y tanta pavada más.

La vida social que llevan algunos jugadores es muy ajetreada. Los fines de semana andan por las mejores discotecas bien acompañados, chupando los mejores tragos. Más tarde se pegan semejantes choques y no les importa nada. Salen campantes esperando que los abogados de los clubes se encarguen de defenderlos.

¡Atenti! La vida profesional de un futbolista pasa cuete. Antes de darse cuenta están sobre los 28 años y empieza el descenso. Hay pocos quienes se pusieron pilas y han continuado con su profesionalismo siendo técnicos o manejando sus negocios vinculados al deporte. Supieron aprovechar la oportunidad. Otros, en cambio, disfrutarán del momento y seguirán siendo la causa de titulares bochornosos. ¡Se me cae el alma al piso!