POR: Mariana Minda
El mes de enero es el inicio de un nuevo año y, en todas partes, los familiares y amigos que se encuentran, se saludan y se abrazan para desearse Feliz Año, que tenga mucha salud, amor y paz, pues cuando hay salud es cuando se está sano, se siente amor a uno mismo y a los demás, tanto que se vive paz y tranquilidad, no hay preocupaciones y todos están felices. Lo contrario de cuando se presenta una dolencia, que quita todo sentimiento para una buena relación, porque se daña el carácter a tal punto que no se quiere ni uno mismo y molesta lo demás.
Cuando hay salud, el bienestar está presente, se cumple con el trabajo que proporciona una remuneración para satisfacer las necesidades y requerimientos económicos que cubren los gastos, que dan comodidad y facilitan la vida.
Con salud la persona tiene mucho ánimo y deseo de hacer sus tareas habituales que le dan resultados óptimos, sus actividades son llenas de precisión y exactitud tanto que a todos les produce placer, alegría y gozo, que se refleja en el progreso de quienes forman el grupo.
El amor es el sentimiento mas noble, puro y transparente que siente una persona y que lo refleja en todo momento y lo hace brillar para mantener claro y nítido el ambiente, donde hay solo alegría y contento. El amor es la verdad que disipa las nubes que a veces quieren ocultar la claridad y la luz del sol, el astro rey que relumbra y proporciona seguridad y da complacencia.
Los buenos deseos de salud, amor y paz auguran que el año que empieza garantice mejores días para continuar el camino de avanzada en la edad, el desarrollo y el porvenir que se debe tejer y laborar en todo momento de la vida, para que ésta tenga sentido y significado del paso por la tierra, con hechos que justifiquen el aporte que se deje cuando llegue la partida final: el momento de la muerte. Cuando hay salud, amor y paz, todo se completa, se complementa y viene por añadidura, pues estas bases son las mas sólidas, firmes y seguras que hay que poner de parte para que se cumplan.