Sostenibilidad fiscal, inversión y crecimiento económico: desafíos en dolarización.

Econ. Jaime Carrera | RS 90


Uno de los pocos expertos confiable, acaba de publicar un completo documento sobre la Economía Ecuatoriana en los últimos cincuenta años. La naturaleza y el volumen del documento nos impide hacerlos en nuestras columnas, pero hemos logrado un resumen del mismo y colocamos, para todos los interesados el link correspondiente a fin de que sea consultado en toda su extensión. Agradecemos al Eco. Carrera su comprensión y estamos seguros de la valía de este documento de obligatoria consulta.
Revista Semanal.

-El Ecuador vive una de las peores crisis de su historia republicana, en lo económico, fiscal, institucional, político y social. Crisis aderezada por la inseguridad y el narcotráfico. En gran medida, los males nacionales son producto de equivocadas políticas gubernamentales, conductas políticas y de gran parte de la sociedad, adversas a los fundamentos para alcanzar el desarrollo, recurrentes en las últimas décadas. El presente estudio realiza un somero caminar de las varias básicas en los últimos 43 años, y del devenir fiscal, económico y social, en el futuro inmediato.

En el punto uno se recorren los años 80s y 90s, marcados por turbulencias de diverso género. El retorno a la democracia en 1980 se inauguró con profundos desajustes fiscales, al duplicar el presupuesto estatal sin financiamiento. Las distorsiones económicas acumuladas en los años 70s, los efectos del fenómeno de El Niño, las dificultades para pagar la deuda pública y otros factores, condujeron a una primera gran crisis al inicio de los años 80s. La misma se enfrentó con profundos ajustes en la economía.

Los años 80s y 90s tuvieron como constante los permanentes déficits fiscales, así como recurrentes impagos y renegociaciones de la deuda pública. Los vaivenes del precio del petróleo desajustaron la economía y el fisco. La inestabilidad política tuvo su máxima expresión en la destitución de Presidentes de la República. La quiebra de la mayoría de bancos, una economía que no funcionaba, cuentas públicas inmanejables, reducción del precio del petróleo, devaluación de la moneda, inflación elevada, y otros factores internos y externos, se unieron en coro a la sepultura del sucre a fines de los años 90s.

Los inicios de la dolarización.
El año 2000 vio nacer una nueva era en la turbulenta vida nacional. El Ecuador adoptó el dólar como moneda de curso legal. La dolarización ha permitido en sus 23 años de vigencia, mantener la inflación anual alrededor del 2 por ciento, y con ello la estabilidad del poder adquisitivo de la población. En los años 2000-2006, los fundamentos de una economía dolarizada se aplicaron con rigor. El gasto público fue 21 por ciento del PIB, la deuda pública se redujo, se acumularon fondos de ahorro, la economía creció de modo importante, la pobreza se redujo y la inflación disminuyó a mínimos niveles mantenidos hasta hoy.

LA DESTRUCCIón DEL ANDAMIAJE ECONóMICO Y FISCAL
El punto 3 enfatiza en no olvidar los años 2007-2017, en los que se destruyó todo el andamiaje económico y fiscal, inherente a una economía dolarizada y a los requisitos básicos para alcanzar el desarrollo. El gasto público se duplicó, por encima del 40 por ciento del PIB, como consecuencia, los déficits públicos alcanzaron niveles desproporcionados. Para financiarlos se acudió a más de $20.000 millones de préstamos chinos, plagados de corrupción y sobreprecios. Varios de estos préstamos se garantizaron con petróleo, con negativas condiciones para el país. Además, se emitieron bonos basura con elevadas tasas de interés, y se utilizaron de modo inadecuado más de $8.000 millones de la reserva internacional. Inmensos desajustes fiscales, no obstante la abundancia de recursos petroleros hasta 2014. A pesar de lo cual, no se pagó la deuda externa en bonos y se obligó a los tenedores a venderla, lesionando gravemente la reputación del país. Al IESS no se pagó el 40 por ciento de las pensiones, debilitando notablemente su fondo.

EL COVID 19 EN NUESTRA ECONOMIA. –
El período 2018-2022, caracterizado por los devastadores impactos de la COVID 19, que paralizó la economía con el consecuente cierre de empresas y aumento del desempleo. El Ecuador tuvo que enfrentar la pandemia absolutamente desprotegido, luego de la destrucción económica y fiscal de los años previos. Menores ingresos por efecto de la pandemia, elevaron el déficit fiscal a un nivel inmanejable. Se tuvo que renegociar los bonos basura. El acuerdo con el FMI y los préstamos de este organismo, BM, BID y CAF, por $19.000 millones, salvaron al Ecuador de una crisis sin precedentes. A la que contribuyeron las asonadas indígenas de octubre de 2019 y junio de 2022. Mayores ingresos petroleros y tributarios, y la reducción del pago de intereses de los bonos basura luego de su reestructuración, contribuyeron a reducir el déficit en 2022.

Las severas restricciones en el manejo del presupuesto público se tratan en el punto 5. A través de los años, este vital instrumento de la gestión del Estado ha llegado a niveles de inflexibilidad inmanejables. El pago de sueldos, bonos de los pobres, subsidios a las seguridades sociales, intereses de la deuda pública, transferencias a los GADS y gastos operativos de las instituciones estatales consumen todos los ingresos. Aún para cubrir estos gastos obligatorios faltan más de $5.000 millones. Los recursos para la inversión pública son casi inexistentes. Las autonomías de los GADs y universidades, y las transferencias al IESS, ISSFA e ISSPOL, constituyen una severa limitación al manejo presupuestario.

LA SEVERA CRISIS FISCAL 2023-2026
El estudio explora la severa crisis fiscal en ciernes para los años 2023-2026. Los elevados déficits fiscales que serán profundizados por los costos de los efectos del fenómeno de El Niño y la no explotación del ITT, y el pago de amortizaciones de la deuda pública más otras obligaciones, tornarán inmanejables las cuantiosas necesidades de financiamiento del Estado.

En el punto 8 se ejerce una propuesta de sostenibilidad fiscal, imperativa en un sistema dolarizado. Tal proceso exige más ingresos y contención del gasto público, a fin de caminar en una senda de reducción progresiva del déficit público. Cuentas públicas superavitarias tienen múltiples efectos positivos en cuanto a reducir el nivel de deuda pública, disminuir el riesgo país, atraer inversiones e impulsar el crecimiento de la economía para reducir la pobreza y crear fuentes de trabajo.

La necesidad de un pacto para la sostenibilidad de las cuentas públicas, se plantea en el punto 9. Pacto que exige acuerdos políticos, económicos y sociales, en cuanto a la administración de la escasez, el nivel del gasto público, reducción de los subsidios, reformas en la seguridad social y, en general, la apropiación de las disciplinas colectivas por el conjunto de la sociedad.

El imperativo de impulsar la construcción de una economía que crezca a tasas elevadas se aborda en el punto 10. Como la dolarización define el modelo económico del Ecuador, el crecimiento de la economía solo será posible si la sociedad asume como su cultura esta perspectiva, cimentada en el aumento constante de las exportaciones petroleras y no petroleras, la atracción de abundantes inversiones extranjeras directas y flujos de capitales externos.

Existe una gigante distancia de comportamientos y conductas, entre los urgentes requerimientos de prosperidad de las mayorías, y la cabal comprensión de todos los sacrificios , esfuerzos y reformas inherentes a su consecución. Generalmente, esta distancia es terreno fértil para las fáciles ofertas de los populismos. Este ensayo pretende acortar esta distancia, con la comprensión de ciertas concepciones de racionalidad económica y fiscal que deben prender en las mayorías como condición para su progreso.

El texto completo del artículo puede ser consultado en la siguiente dirección:
https://bit.ly/3SaCjXz

Jaime Carrera
https://observatoriofiscal.org