Maduro les repetirá la goleada

Alan Cathey Dávalos | RS 90


Unos nuevos escarceos diplomáticos se han puesto en marcha, para intentar desatascar el punto muerto al que se ha llegado con la dictadura venezolana, para intentar avanzar hacia un proceso democrático con un mínimo grado de credibilidad, de cara a los comicios presidenciales del segundo semestre del año entrante, en una fecha a ser definida discrecionalmente por el Consejo Electoral, integrado en su totalidad por delegados maduristas, tras la cancelación de los 2 únicos delegados no gobiernistas que lo integraban, arbitraria e ilegalmente adoptada por el régimen hace varios meses.

Las pretendidas sanciones
El punto muerto al que se ha llegado, resulta inviable a futuro para Venezuela, porque las sanciones económicas aplicadas al régimen dictatorial, sobre todo por Estados Unidos y la UE, por los repetidos y groseros fraudes electorales, exclusiones de candidatos, y las limitaciones de acceso a medios públicos y privados para una campaña electoral en algo equilibrada a la oposición, han afectado las capacidades de obtención de recursos para la economía, tanto por el cierre de mercados para su petróleo, como por la desastrosa caída de la producción petrolera exportable, por la pésima y hasta delictiva gestión de la principal empresa estatal venezolana, PDVSA, saqueada hasta los huesos por los delincuentes que chavismo y madurismo han puesto a su cargo y que han conseguido quebrarla, llevando la producción petrolera de 3,2 millones diarios a los escuálidos 700 mil barriles que hoy se obtienen, del país con las más importantes reservas de crudo del mundo.

Para muestra, la salida de Tareck al Aissami del Ministerio de Petróleo, tras detectarse y exponerse, o por un mal reparto, o por una pugna interna de poder, de una “cuenta por cobrar”, por la friolera de 20 mil millones de dólares, esto es: 4000 mil millones de salarios mínimos, de $ 5 mensuales, el ingreso mínimo venezolano. Con ese dinero, se podría haber pagado ese miserable salario durante 6 meses al menos a los 26 millones y “millonas”, según la risible expresión del dictador, de venezolanos que aún viven en su país, que dejó de ser suyo hace rato.

El nivel del saqueo
Ese es el nivel de saqueo que ha sufrido el país a manos de la Revolución Bolivariana, además de volverse un paraíso para la delincuencia organizada, nacional e internacional, en toda forma de delitos, desde el narcotráfico a la trata de personas, pasando por explotación laboral a niveles de esclavitud, para extraer oro en el Arco del Orinoco, aplicada a la población indígena por unas fuerzas armadas cooptadas para sostener al régimen, enriqueciéndose en el proceso naturalmente.

Como es fácilmente comprensible, semejante nivel de atraco, aún de un país con la riqueza y recursos de Venezuela, no es sostenible. El colapso económico obliga a buscar algunas alternativas al régimen.

Intentos sin resultados
Algunos intentos se han hecho en el pasado, sin llegarse a avanzar mayormente, pues las disyuntivas que se le abren a la dictadura son complejas, y todas, indeseables en extremo.

Las jerarquías civiles y militares, que como parte de sus “lealtades” han cometido toda suerte de crímenes, están investigados por la Alta Comisión de Derechos Humanos de la ONU y por la Corte Penal Internacional, por crímenes contra la humanidad, que incluyen tortura y asesinatos extrajudiciales por parte de policías, agentes de los servicios de seguridad, y militares, que se constituyen en delitos de persecución internacional y son imprescriptibles. Para éstos criminales, la sola idea de perder el poder, debe ser una pesadilla, pues saben que los peces gordos, los jerarcas máximos, escaparán a países de características más o menos similares, como Siria o Bielorusia, donde serán acogidos por sus pares, pero para los operadores de a pie, esto sería imposible, lo que los obligaría, para escapar de un largo encarcelamiento, a pasar a integrarse a las bandas delincuenciales, sea del narcotráfico o de las otras “líneas de negocio” que se han ido incorporando a los quehaceres criminales.

Igualmente, para los niveles medios de la burocracia, conformada por los “enchufados” boliburgueses, como se los llama a estos revolucionarios de escritorio que se incorporaron al SSXXI venezolano para hacer fortuna sin trabajar, el escenario sería terrible, pues quedarían expuestos al escrutinio público todos los chanchullos y negociados que, durante más de dos décadas, han propiciado para su beneficio.

Ya en los niveles más elevados del Poder, la idea de convertirse de nuevo en unos meros mortales y descender del Olimpo de la omnipotencia, seguramente resultará, como les ha sucedido a tantos liderzuelos, también insoportable.

Así pues, cualquier fórmula de transición a un modelo más o menos democrático, exigirá algún compromiso de impunidad, al menos para los más altos cargos de la dictadura, y su libre paso a algún refugio seguro fuera de la jurisdicción penal internacional, pues con toda seguridad habrán observado la suerte de otros criminales, como los genocidas militares y sus líderes políticos serbios, en las atrocidades contra la población bosnia sobre todo, durante sus campañas de limpieza étnica en la ex república yugoslava.

Alivio de las sanciones o chantaje a los sancionadores
Los recientes acercamientos contemplan al parecer, un compromiso de alivio de las sanciones, a cambio de garantías creíbles de un proceso electoral dentro de márgenes que permitan un ejercicio de los derechos elementales de un sistema democrático, la posibilidad de elegir, a través del voto de los ciudadanos, y la de ser elegidos, implicando que no podrán ser impedidos de postularse a través de decretos del régimen, incluidos los de un sistema de justicia que responde a sus directrices, como corresponde a cualquier dictadura que se respete.

Como la dictadura venezolana se ha ganado a pulso la más amplia desconfianza de toda la comunidad democrática mundial, sin duda el camino hacia unas elecciones creíbles, estará lleno de obstáculos y trampas, para chantajear, sea con detenciones arbitrarias, que más se parecen a la toma de rehenes de grupos terroristas, de opositores y hasta de ejecutivos extranjeros, o con inhabilitación de candidatos por algún cargo imaginario, o la negación del acceso a los medios o instalaciones públicas para su uso por la oposición, mientras para los partidarios del oficialismo están a disposición ilimitada. Esto ha sido manifiesto en las elecciones primarias de la oposición en el fin de semana pasado, a las que el régimen ha puesto todos los obstáculos posibles, incluso amenazas de las fuerzas de choque de la dictadura. Pese a tales dificultades, se registró una importante asistencia de electores, por sobre 2 millones, que expresaron un masivo e impresionante apoyo a María Corina Machado, que superó el 90% de las preferencias, constituyéndose en la indiscutible candidata de unidad de la fragmentada oposición.

La unidad como arma política
Esta demostración de unidad y capacidad de movilización es un mensaje ominoso para la dictadura, un toque de difuntos, puesto que, a nivel nacional, la candidata opositora victoriosa supera al dictador Maduro, que se postularía a la reelección, en más de 40 puntos, una ventaja que se ha mantenido constante por meses. Esto sin considerar el voto de los 7 millones de venezolanos, que debieron huir de su país, y probablemente no estarán tentados en dar su voto a quien los obligó a irse por el mundo, arriesgando sus vidas y dignidad, buscando el futuro que su patria les negó.

No soy optimista sobre el progreso de las negociaciones. Dudo mucho que María Corina Machado sea habilitada para poder terciar en las elecciones. No encuentro por ningún lado, razones para creer en alguna buena fe de la dictadura. Tiene demasiado por perder, para pensar siquiera que estará dispuesta a una transición democrática.

Como era previsible, tras, para la dictadura al menos, escalofriante convocatoria y decisión de dos millones de personas, que no dudaron en salir a votar, pese a las amenazas y los riesgos, tanto Maduro como su esposa Cilia han salido a vociferar contra la designación de María Corina Machado, por abrumadora mayoría de una oposición que decidió, por fin, acudir unificada a la elección presidencial del año entrante. Similares discursos furiosos los han lanzado personajes de la catadura de Diosdado Cabello o Rodríguez, pretendiendo desconocer una expresión ciudadana de total validez democrática.

Es bueno ser tonto, pero no tanto
Escuchar a Maduro hablar de fraude electoral de la oposición, dadas sus deficiencias intelectuales, a nadie debe llamar la atención. Al fin y al cabo, sería, como la sabiduría popular define, un episodio más del burro hablando de orejas, en la muy extensa saga de ridiculeces que se esperan de él.

Pero que se trepen al mismo discurso el resto de la cúpula gobernante, ciertamente da la medida de la alarma y el temor que este resultado les provoca. Que el madurismo ose hablar de fraude, es de un cinismo absoluto. Ellos que, a través del control del Consejo Electoral manipularon y falsearon todos los procesos electorales, que cuando tuvieron un descuido por autocomplacencia, sufrieron una derrota aplastante en las elecciones de 2015 para la Asamblea Nacional, a la que, con artimañas y abusos ataron de manos, en efecto anulando la voluntad popular que se expresó claramente en las urnas. Esos mismos que sistemáticamente han impedido que políticos como Capriles o López puedan participar, pues sabían que serían derrotados ampliamente por ellos, esos se llenan la boca hoy hablando de fraude.

Hasta para inventar historietas se requiere un mínimo de ideas e imaginación, carencia de las cuales Nicolás ha exhibido permanentemente, pero que se suponía no eran contagiosas. Lo más seguro es que, como en los músculos que no se usan, el cerebro también se atrofie por falta de ejercicio.

Los gobiernos de la región
Para colmo, varios gobiernos de la región, supuestamente democráticos, se hallan presionando para que se levanten las sanciones a la dictadura, sin una mención seria y específica para un proceso electoral democrático, como él desde ya incumplido acuerdo al que llegó la dictadura en las reuniones en Barbados de hace unos días.
Es probable que la dictadura se sepa respaldada y optará por mantenerse a toda costa en el poder, más aún aprovechando la situación del momento por el conflicto de Medio Oriente, y la presión sobre los precios del crudo.

Siempre habrá algo que robar
Si se vuelven a salir con la suya, no será la primera vez que golean a sus ingenuos contrincantes, que no terminan de aprender ni entender el juego de la dictadura, el de burlar como sea los acuerdos a los que llega, para quedarse indefinidamente en el Poder, Al fin y al cabo, aún en medio de la miseria a la que han llevado a su pueblo, siempre aparecerá algo que robar.

Alan Cathey Dávalos
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