Límites humanos en el deporte

Antonio Sánchez Pato*

Como dicen los entrenadores y los atletas veteranos, las medallas son para siempre, pero los récords están para ser batidos. Mientras haya deporte, tal y como lo conocemos hoy en día, basado en la mejora continua, en la búsqueda del máximo rendimiento y en el espectáculo, seguirá habiendo récords. La sociedad actual es cada vez más exigente, lo que impulsa la investigación en todas las áreas, incluyendo el deporte: mejoras en los sistemas de entrenamiento, uso de la inteligencia artificial, medicina deportiva cada vez más avanzada, mejor nutrición, evolución de los materiales… en suma, avance de la sociedad y, con ello, de las prestaciones humanas. Pero este avance en los resultados no se debe a una mejora -genética- de la raza humana; al revés, caminamos hacia una involución si no mantenemos una alta exigencia, natural o social, para retener o mejorar nuestras prestaciones físicas. Los límites humanos son sólo teóricos porque también evolucionan los sistemas de medición, además de todos los mecanismos encaminados a la mejora del rendimiento. En la práctica, la carrera perfecta, el salto perfecto, no existen más que para la ciencia teórica (biomecánica, fisiología, etc.); estaremos siempre acercándonos a ese concepto de límite, que es como un horizonte hacia el que caminamos, pero nunca alcanzaremos.

En mi opinión, no hay límites al rendimiento humano como no lo hay a la evolución humana, siempre que exista una presión natural (del entorno) o artificial (de la sociedad) que nos impela a seguir avanzando. Esa presión es cada vez menos propiciada por la naturaleza (lucha por la supervivencia), pero se mantiene muy alta en lo social (desde las migraciones de grandes masas de población para buscar medios de subsistencia, a la profesionalización de determinadas áreas que exigen un continuo avance, como ocurre en el deporte de alto rendimiento), seleccionando a ciertos individuos, por sus características genéticas condicionales y orientándolos y motivándolos hacia el rendimiento.

¿Por qué los keniatas están más adaptados a la carrera de resistencia? Por su evolución genética en virtud de las necesidades impuestas por la naturaleza para asegurar su supervivencia. Hoy en día no hay una selección natural en virtud de parámetros de fuerza o resistencia, que decida quién vive y quién no; lo que hay es una mejor selección de los individuos (talentos) para alcanzar el máximo rendimiento. En deportes tradicionales, o puros, como la natación o el atletismo, la evolución se ralentizará, pero seguirá existiendo, porque hay menos factores tecnológicos que puedan definir el rendimiento en relación a deportes como el motociclismo, el ciclismo, etc. En otros deportes nuevos o emergentes, como los e-sport (deportes electrónicos), el margen de mejora es inmenso; pero para algunos, esos deportes implican un cambio en la esencia misma del concepto deporte.

Factores como la alimentación, la tecnología, la detección de talentos, la mejora en los métodos de entrenamiento, etc., son los que ayudan a que se batan las marcas, sin duda. El deporte es muy complejo, no depende sólo de cuestiones fisiológicas o biomecánicas, sino también sociales, psicológicas, ambientales… Todo dependerá del esfuerzo y dedicación que ponga la sociedad en la mejora de estas marcas. Lo que puede acabar ocurriendo es que nos cansemos socialmente (culturalmente) de esa visión reduccionista del deporte como superación de récords, y no le demos el valor que hoy le damos. En ese momento, dejará de haber nuevos récords, porque ya no se perseguirán.

NUEVAS TECNOLOGIAS

En la actualizad se habla mucho de que las nuevas tecnologías que se han incorporado, por ejemplo, a las zapatillas, los bañadores, las pistas, las pértigas, etc., son las responsables de algunas grandes marcas. Pero toda mejora técnica o tecnológica, aunque tiene un efecto que se refleja en las marcas, es menos importante que la calidad del atleta. Por ello, no debemos preguntarnos sólo por la mejora de las marcas, sino por la mejora de las personas a través del deporte.

Los románticos del deporte saben que el deporte es competición, es espectáculo, pero no necesariamente la consecución de un récord. Abogo por un deporte que promueva los valores sociales de la cooperación, la deportividad, el disfrute, la convivencia y, sobre todo, de deportistas que saben ganar y perder. El problema de reducir el deporte a la superación de récords es que estaremos abriendo la puerta al uso de medios ilegítimos para mejorar el rendimiento; y eso ya ha ocurrido en demasiadas ocasiones. Cuando se buscan atajos, se frenan las posibilidades de superación de nuevos récords, porque las marcas obtenidas de forma ilegal (dopaje) se adelantan en el tiempo a la mejora “natural” de los registros debidas a esas pequeñas mejoras en los sistemas de entrenamiento, alimentación, tecnología, selección de talentos, etc. Todos conocemos marcas que han tardado décadas en ser batidas, o que siguen vigentes, porque algunos tramposos dieron un salto no natural en la evolución de los registros.

Pero cuidado, dada la interacción ya existente entre el hombre y la máquina, al uso de la inteligencia artificial para mejorar el rendimiento, lo más probable es que en un futuro próximo el deporte cambie totalmente, y que la interfaz ser humano-máquina construya nuevos deportes o modalidades deportivas que ya nunca podrán tener límites, como no los tiene la propia evolución de la tecnología; a menos que todo ello acabe con la humanidad o con el deporte. Velemos por un deporte rico en valores, un deporte para las personas, y no en la búsqueda de personas para el negocio y el espectáculo del deporte.

*ANTONIO SANCÉZ PATO  es docente de la Universidad Internacional de La Rioja ,investigador del Vicerrectorado de Investigación de UNIR y Senior Researcher.