Las vicisitudes de la vicepresidencia




La dignidad de Vicepresidente de la República es tan antigua como la existencia del Estado, 1830, y su única obligación y derecho es, fundamentalmente, reemplazar al Presidente en caso de ausencias temporal o definitiva.

El primer Vicepresidente fue el prócer del 9 de Octubre y poeta universal José Joaquín de Olmedo. Por razones de salud, no pudo “subir” a Quito y renunció el 10 de mayo de 1831 siendo reemplazado por José Modesto Larrea Carrión.

El primero en ser electo por votación popular es el Dr. Antonio Borrero Cortázar en 1863, en razón de que la Constitución Garciana de 1861 establece el sufragio directo para elegir Presidente y Vicepresidente.

La Carta Política de 1851 elimina el cargo, el mismo que vuelve a ser creado por la Constitución de 1852, para nuevamente ser suprimido por la Constitución de 1869 y nuevamente ser restablecido por la de 1884.

La llamada “Constitución Alfarista” de 1906, a más de suprimir la Religión Católica como la “Religión de la República”, suprime, otra vez, el cargo de Vicepresidente.

El reemplazo al titular de la Función Ejecutiva, en caso de falta temporal o permanente, estaba asignado a dignatarios tales como el Presidente del Senado, al de Diputados o al Ministro del Interior, con en la Carta de 1929.

La Constitución de 1946 tuvo el buen juicio de restablecer la dignidad y de asignar al Vicepresidente una función fundamental: ser Presidente del Congreso Nacional. Compatriotas de la talla moral de Mariano Suárez Veintimilla, Manuel Sotomayor y Luna, Abel Gilbert Pontón, Alfredo Chiriboga Chiriboga, Francisco Illingworth Icaza y Carlos Julio Arosemena Monroy, cumplieron con talento y acierto la alta responsabilidad de conducir al Parlamento.

El gran pecado
La novelera Ley Fundamental de 1967 cometió el pecado capital de no asignar atribución alguna al Vicepresidente. De allí la famosa frase del Dr. Velasco Ibarra de “conspirador a sueldo”.

La Constitución de 1979 asignó al Vicepresidente presidir el Consejo Nacional de Desarrollo, delicada responsabilidad que la desempeñaron con lucidez Osvaldo Hurtado Larrea, León Roldós Aguilera, Blasco Peñaherrera Padilla, Luis Parodi Valverde, Alberto Dahik Garzozi, Eduardo Peña Triviño y Rosalía Arteaga Serrano.

Varios “segundos mandatarios” (nombre político para el Vicepresidente) han llegado a ser Presidentes, a saber: Antonio Borrero Cortázar, Alfredo Baquerizo Moreno, Mariano Suárez Veintimilla, Carlos Julio Arosemena Monroy, Osvaldo Hurtado Larrea, Gustavo Noboa Bejarano, Alfredo Palacios González.

55 compatriotas han ejercido el cargo. La primera mujer en ejercerlo es Rosalía Arteaga Serrano y 3 distinguidas damas más lo han hecho hasta la fecha.

El resumen
Como solíamos hacerlo en las lecciones de clases:

El Ecuador ha tenido Vicepresidente de la República durante 137 años, y 56 años no lo ha tenido.
Ha tenido como única atribución reemplazar al Presidente: 52 años.
Ser Presidente del Congreso y reemplazar al Presidente: 32 años;
Ser Presidente del Consejo Nacional de Desarrollo y reemplazar al Presidente: 19 años.
Ejercer las funciones que le asigne el Presidente y reemplazarlo: 25 años.

Resulta interesante el hecho de que, pese a no haber existido durante 50 años el cargo de Vicepresidente, son 6 más los vicepresidentes que los presidentes: 55 y 49, respectivamente. La razón es simple: varios presidentes han tenido más de un vicepresidente, tal el caso, por citar los más próximos: Sixto Durán-Ballén y Fabián Alarcón Rivera que tuvieron dos cada uno, y Lenín Moreno Garcés que tuvo cuatro, constituyendo éste un récord nacional y, quién sabe, si mundial.

Caso anecdótico es la designación -en 1849- del Vicepresidente Manuel de Ascásubi como sucesor en la Presidencia de Vicente Ramón Roca, elección que se decidió después de 105 votaciones fracasadas; igual carácter tiene, pero por la vergonzoso, el único de caso de un Vicepresidente destituido y encarcelado por delincuente, el año 2017.

También pasa a la Historia el hecho de que Pedro José Ceballos Fernández Salvador y Manuel Sotomayor y Luna son los únicos vicepresidentes que fallecen en el ejercicio de sus funciones: el primero en 1892 siendo Presidente el Dr. Luis Cordero Crespo, y el segundo durante el mandato de Galo Plaza Lasso en 1949. Ambos mandatarios, por ende, tuvieron también dos vicepresidentes.

Decorativa o no, con vicisitudes o sin ellas, la existencia del cargo de Vicepresidente es necesaria en todo sistema presidencialista y ante el hecho cierto de que puede faltar el Primer Mandatario, ya por muerte natural, ya por asesinato, ya por accidente, ya por muerte política. Aurelio Mosquera Narváez, Gabriel García Moreno, Jaime Roldós Aguilera y Guillermo Lasso son ejemplos de los cuatro casos, respectivamente.