ITT, dolarización y crisis fiscal

Autor: Econ. Jaime Carrera | RS 76


Cuando el Ecuador está inmerso en una profunda crisis económica, fiscal, social, política e institucional, y sufre la pandemia de la inseguridad y el narcotráfico, resulta un atentado a la racionalidad y a la responsabilidad con el futuro de la nación, una consulta popular para no explotar el petróleo proveniente del bloque 43 o ITT.

En cuanto al impacto de este hecho en las cuentas públicas, como casi siempre, se ha difundido un paisaje variopinto de cifras, la mayoría sin sólidos sustentos.

Según información pública de Petroecuador, en 2022 la producción del ITT fue de 18.5 millones de barriles, 13,5 por ciento de la producción total. La producción total del ITT se exportó a un precio por barril de $82,71, esto es, los ingresos por exportación del ITT en 2022 fueron de $1.530 millones. De otra parte, el costo de producir los 18.5 millones de barriles fue de $17,75 por barril, es decir, el costo total de producción del ITT en 2022 fue de $328 millones (cuadro 1).

Las cifras citadas están en armonía con los flujos de ingresos y egresos petroleros, que en 2022, se reflejaron en el conjunto del Sector y Público no financiero, en particular, en el Presupuesto del Estado. Como se observa en el cuadro 2, en la primera columna, del total de ingresos petroleros de 16.614 millones de dólares, 11.526 millones corresponden a la exportación de crudo, valor en el cual se incluyen los 1.530 millones de dólares del ITT.

En el supuesto que no se hubiese explotado el ITT en 2022, la merma de ingresos brutos habría sido de 1.530 millones de dólares.

Al mismo tiempo, no se ocasionaban los costos de producción de $328 millones, se pagaba menos por el transporte en el OCP y se entregaban menos dólares por la Ley que pre asigna recursos a los GADs de la región amazónica.

Por tanto, la reducción neta de recursos al fisco habría sido de unos $1.139 millones (cuadro 2).

Mientras menos petróleo se exporte, más aún si el precio del petróleo se reduce, el Presupuesto del Estado recibe menos ingresos y el déficit aumenta. Además, se debe considerar que de los recursos por exportación de petróleo se toman miles de millones de dólares para importar combustibles.

Nótese del cuadro 2, que ingresaron por venta de derivados del consumo interno $4.026 millones, y egresaron por importación de derivados (cuenta CFDD) 7.407 millones, por tanto, se utilizaron $3.381 millones del ingreso petrolero para subsidiar los combustibles importados, lo cual reduce los ingresos al presupuesto.

En el futuro, al no fluir los ingresos del ITT durante el tiempo de su explotación, se reducirán los ingresos por exportaciones petroleras por más de $13.000 millones, cifra que dependerá de los precios del petróleo.



Como los gastos de las operaciones petroleras, el pago del carry forward y otros rubros en su mayoría son inflexibles y pueden crecer; y, la importación de derivados, con los subsidios implícitos, demanda miles de millones de dólares petroleros, los ingresos petroleros al presupuesto serán cada vez menores y los déficits fiscales inviables.

Así también, los menores ingresos de dólares a la economía serán gigantes e imposibles de compensar, con un claro debilitamiento de la dolarización. En 2023 y los próximos años, los déficits del presupuesto oscilarán entre $4.000 y $5.000 millones, sin considerar los costos del fenómeno de El Niño.

Si por ejemplo, no ingresan $1.000 millones del ITT, el déficit aumenta en esta magnitud y se torna en extremo inmanejable. Aún, al compensar tal valor con un incremento de 2 por ciento del IVA o reducción de los subsidios a los combustibles, el déficit estructural permanecerá intocado.
Considerando además, que existen pocas posibilidades de reducción de un gasto inflexible por el peso de los sueldos, bonos de los pobres, transferencias a las tres seguridades sociales, a Universidades y GADs, e intereses de la deuda pública. Además, las necesidades de financiamiento superan los $10.000 millones, al incluir amortizaciones de la deuda y otros pasivos, las cuales será imposible cubrirlas.

Una crisis fiscal profundizada por la no explotación del ITT, no está en armonía con la dolarización que es patrimonio nacional. Pues, esta exige cuentas públicas equilibradas. De otra parte, el Ecuador para crecer en su economía requiere de abundantes dólares.

No explotar el ITT disminuye los dólares que ingresan al país, más aún, en un contexto de inversión extranjera directa marginal, y exportaciones no petroleras que reducen su tasa de crecimiento. Como consecuencia, las balanzas comercial y de pagos también se afectan de modo importante. Además, será un insensato abono a la falta de seguridad jurídica para atraer inversiones internas y externas.

Si la irracionalidad de no explotar el ITT, que ya produce con los resguardos ambientales, prende en las mayorías, en el Ecuador se habrá perdido totalmente la razón. Los altos costos en términos de normalizar la sinrazón y negación de las reformas para construir un país próspero, serán lapidarios para la reducción de la pobreza, la creación de riqueza y fuentes de empleo.