Gobiernos «a medio camino»



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Politólogos varios se muestran sorprendidos por el hecho de que un presidente concluya el período de otro y que, por esta circunstancia, podría estar en riesgo la gobernabilidad de la República. La circunstancia ni es novedosa, ni será la última, no sólo en el Ecuador sino en varias democracias americanas y europeas.

Basta revisar nuestra vida republicana, desde sus albores, para confirmarlo; unas veces por la ruptura del orden constitucional, otras por sucesiones de los vicepresidentes y, cuando la dignidad no existió -desde el 1906 hasta 1946- por Encargados del Poder Ejecutivo. Así, si bien la mayor parte de la vida de la República se ha desarrollado bajo el manto de una Carta Política, es notable la cantidad de gobernantes que se han alternado en el Solio y han sido huéspedes del Palacio bautizado por Bolívar como “Carondelet”.

Con Daniel Noboa Azín serán 49 los presidentes constitucionales, más no los períodos constitucionales que suman 60, pues Velasco Ibarra repite 4 veces, Juan José Flores y Correa 2, García Moreno, Alfaro y Plaza Gutiérrez una vez cada uno.

Con diversas denominaciones, 62 han sido los gobiernos en el siglo XIX, 66 en el XX y en lo poco del XXI ya van 9, contando a quien lo será con 7 días menos de 36 años. Total 137 en 193 años de vida independiente y soberana.

Como mi gran entretenimiento es revisar la Historia, sin caer en sus intimidades de alcoba, procedo a analizar este trajinar con la mayor prolijidad posible, por respeto a mis lectores a mí mismo. Cualquier error, “pecata mea”.

Me propongo hilvanar hechos y personajes, omitiendo, en la medida de lo posible, juicios de valor sobre los protagonistas y sus circunstancias.

Antes y después de la Revolución Marcista
Al terminar la primera presidencia del Fundador del Estado (1830-1834), se produce una convulsa coexistencia de tres jefes supremos: “de la Sierra”, José Félix Valdivieso, “de Guayaquil” Vicente Rocafuerte, y de “Quito” el propio Juan José, caos que cesa cuando el 9 de agosto de 1835 Vicente Rocafuerte asume la Presidencia Constitucional por designación de la I Convención Nacional Constituyente de Ambato, la misma que crea la República del Ecuador, hasta la fecha Estado del Ecuador, confederado para formar la República de Colombia.

Defenestrado el General Flores, a medio camino de su período 1843-1847, por la Revolución Marcista del 6 de marzo de 1845, asume el Poder el Triunvirato Olmedo, Roca y Noboa, en tanto en Quito Pablo Merino fungía de Encargado, nueva situación caótica que termina con la reunión de la III Convención Nacional Constituyente que designa Presidente Constitucional a Vicente Ramón Roca, prefiriendo “la vara del mercader a la lira del poeta” en alusión a que el otro candidato fue el Cantor de Junín y de Miñarica, el prócer José Joaquín Olmedo Maruri.

Concluido el mandato de Roca, el Congreso debía designar al sucesor; para el acto se escogió –nada menos- que el espléndido templo de La Compañía, en la creencia de que el solemne y sacro recinto mitigaría divergencias entre los asambleístas. Luego de 105 escrutinios no salió “humo blanco”, y el Congreso resolvió dar por imposible la elección y que fuese el Vicepresidente Manuel de Ascásubi y Matheu quien asumiese como Presidente Constitucional, 1849-1853.

El 10 de junio de 1850, nuevamente se produce la coexistencia de tres jefes supremos: José Javier Valdivieso, Antonio Elizalde La Mar y Diego Noboa, situación que se subsana con la reunión de la IV Convención Nacional Constituyente que designa a Diego Noboa y Arteta como Presidente Constitucional 1850-1854.

El inquieto General Urvina vuelve a sus andadas y el 18 de julio de 1851 derroca a Noboa y se proclama Jefe Supremo, para más tarde llamarse Presidente Interino. El 6 de septiembre de 1852, nuevamente el espíritu democrático se impone mediante la reunión de la I Asamblea Nacional Constituyente que designa al propio Urvina como Presidente Constitucional 1852-1856, período que lo cumple a cabalidad, siendo reemplazado por el General Robles para el período 1856-1860, en elección cumplida en “Asamblea Popular”, integrada, según la Constitución de 1852, por “electores” designados por cada uno de los Departamentos: Quito, Guayaquil y Cuenca. Robles obtuvo 514 votos (68%) y el otro candidato, Manuel Gómez de la Torre 292 votos (32%). Vale señalar que son los primeros resultados electorales que registran los archivos oficiales.


Epoca marcista

La época Garciana
El 1º de mayo de 1859 una “Junta de Notables” desconoce al gobierno de Robles y constituye un hexavirato presidido por Gabriel García Moreno que dura hasta el 4 junio, fecha en la cual García Moreno se proclama Jefe Supremo; el 17 del propio mes se produce un caso insólito: la coexistencia de 4 gobiernos: uno en Quito, presidido por García Moreno, otro en Guayaquil, con Guillermo Franco, uno en Loja con Manuel Carrión Pinzano y otro más en Cuenca con Jerónimo Carrión. Caotizado el País, Franco ve propicia la ocasión para una felonía: entregar Guayaquil al Perú mediante la suscripción del írrito Tratado de Mapasingue. Para agravar la situación, Carrión Pinzano proclama a Loja como Estado Federal.



En horas tan acuciantes, la energía y el patriotismo de García Moreno preservan la unidad nacional. Logra neutralizar el separatismo de Loja y cauteriza al gobierno de Cuenca, luego de lo cual realiza la hazaña conocida como la “Toma de Guayaquil” del 24 de septiembre de 1860, arengando a las tropas leales al gobierno de Quito, capitaneadas por el General Juan José Flores: “Soldados, os mando que marchéis a la victoria”. La victoria se obtiene; se desbarata la vil entrega de la Perla del Pacífico al General Castilla del Perú, se restablece la Bandera Tricolor como emblema patrio y se salva la unidad nacional. García Moreno asume como Presidente Interino el 10 de enero de 1861 y convoca a la reunión de la V Convención Nacional Constituyente, la cual bajo la Presidencia del General Flores nombra Presidente Constitucional a Gabriel García Moreno para el período 1861-1865, el 2 de febrero.

Concluido el mandato de García Moreno, y luego de que el Vicepresidente Dr. Rafael Carvajal, se encargara del Poder hasta la reunión de las asambleas populares distritales llamadas a elegir al Presidente, es nombrado como Primer Mandatario Jerónimo Carrión y Palacio -oriundo de Cariamanga- por 21.733 votos (73%) frente a 8.211 votos (27%) de Manuel Gómez de la Torre, candidato también perdedor en las elecciones de 9 años antes. Su período es 1865-1869.

A causa de un Ministro de Estado, el Presidente “cayó en desgracia” y tuvo dejar el Poder en manos del Vicepresidente, el ilustre riobambeño Pedro José Arteta y Calisto, el 7 de noviembre de 1867. Curiosamente, quizá por aquello del corsi e recorsi de la Historia, en igual fecha de 1961, un Vicepresidente reemplazaba a un Primer Mandatario, “golpe militar” de por medio.

Pedro José Arteta entregó el Poder al Presidente Dr. Javier Espinosa Espinosa, quien completaría el período del Dr. Carrión.

En 1869, el Dr. García Moreno se proclama Jefe Supremo, entre el 17 de enero y el 6 de febrero, para pasar a ser Presidente Interino del 7 de febrero al 16 de mayo, fecha en la que declina el cargo en el Vicepresidente Manuel de Ascásubi y Matheu, previa convocatoria a la VI Convención Nacional Constituyente, reunida la cual elige a García Moreno como Presidente Constitucional para el período 1869-1875, habida cuenta de que la Constitución de 1869 establece en 6 años el período presidencial. Esta Carta Política consagra de elección directa tanto del Presidente como del Vicepresidente, así como de los legisladores, eliminando las elecciones indirectas que había establecido la Constitución de 1830.

Con los éxitos y avatares propios de la vida en República, García Moreno concluye su mandato y obtiene la reelección, también establecida constitucionalmente, para el período 1875-1881, con los siguientes resultados electorales: García Moreno, 22.529 votos (99,69%) contra 52 votos de Antonio Borrero Cortázar, 12 votos del Dr. Vicente Piedrahita Carbo, 3 votos en favor del Capitán General Ignacio de Veintemilla y 2 votos en favor de Don Juan Montalvo Fiallos.

El machete asesinato de Rayo truncó el ejercicio presidencial por tercera ocasión de García Moreno. Don Juan Montalvo, escribió lo siguiente en 1878:

«García Moreno ¡qué hombre!, este sí ¡qué hombre!, nacido para grande hombre, sin el desvío lamentable de su naturaleza hacia lo malo. Sujeto de grande inteligencia, tirano sabio, jayán de valor y arrojo increíbles; invencionero, ardidoso, rico en arbitrios y expedientes; imaginación socorrida, voluntad fuerte, ímpetu vencedor ¡qué lástima! García Moreno hubiera sido el primer hombre de Sud América, si sus poderosas facultades no hubieran estado dedicadas a una obra nefanda: la opresión, la tiranía. Para lo que ha sucedido al Ecuador después de la muerte de García Moreno, yo de buena gana le hubiera dejado la vida al gran tirano».

Si hubiese dicho “Mi pluma lo mató”, con lo escrito en 1878 manifiesta su rotundo arrepentimiento.

Coletazos del magnicidio
El magnicidio de Gabriel García Moreno trajo aparejada una gran inestabilidad en la conducción de la República. Se alternaron como Encargados del Poder Ejecutivo los doctores Francisco Javier León Chiriboga, José Javier Eguiguren Riofrío y Rafael Pólit, entre el 6 de agosto y el 8 de diciembre de 1875, o sea tres gobiernos en apenas 4 meses.

Convocadas elecciones presidenciales, el triunfador fue el cuencano Dr. Antonio Borrero Cortázar con 38.637 votos (85.70%); los otros candidatos y sus votos fueron: Julio Sáenz, 3.583; Antonio Flores Jijón, 2.836. También tuvieron votos: Vicente Piedrahita, 4, Ramón Borrero Cortázar, Manuel Angulo, Pedro Moncayo Esparza y Pedro Carbo Noboa, con 2 votos cada uno; el General Secundino Darquea y Juan Montalvo Fiallos, un voto. Resulta paradójico que quien dicen que se ufanó de que su pluma mató a García Moreno, apenas hubiese obtenido una adhesión para suceder a su “víctima”.

El período del Dr. Borrero (1875-1881) se vio cortado de un tajo al escaso año de su ejercicio, en la Navidad de 1876, pues se había posesionado el 9 de diciembre de 1875. El cuartelazo del Capitán General Ignacio de Veintemilla fue el causante de una nueva alteración en la sucesión gubernamental. Veintemilla gobierna de 1876 a 1883, primero con el título de Jefe Supremo, luego de Presidente Interino y como Presidente Constitucional (1878-1882). Será la II Asamblea Nacional del Ecuador la que lo designe con la calidad de constitucional, asamblea que dicta la Constitución de 1878, la misma que vuelve a fijar en 4 años el ejercicio del Presidente de la República.

Terminado su período constitucional, Veintemilla se niega a declinar en el ejercicio del Mando, y se proclama nuevamente como Jefe Supremo.

No es asunto de estas Acotaciones analizar ni lo bueno, ni lo malo, peor lo feo, de cada ejercicio en el Poder, sino narrar como se fueron sucediendo los gobiernos, bien sea con la Constitución en la mano, ya mediante parches constitucionales, ya con dictaduras más o menos feroces.

La “restauración”
El largo período de gobierno del Capitán General termina por las acciones de armas de los llamados “Restauradores de la Sierra”, con la conformación de un Pentavirato integrado por: los doctores Pablo Herrera González, Rafael Pérez Pareja, Luis Cordero Crespo y Pedro Ignacio Lizarzaburu y el General Agustín Guerrero Lizarzaburu, que se constituye en el Palacio Nacional del 14 de enero al 11 de octubre de 1883.

Paralelamente reclaman para sí ser Gobierno el General Eloy Alfaro Delgado como Jefe Supremo de Manabí, el Dr. Pedro Carbo Noboa en igual calidad, pero de Guayaquil, y el defenestrado Antonio Borrero Cortázar en condición de Encargado del Poder Ejecutivo. Así pues, había otra vez 4 gobiernos en el País. En medio de este pandemonio se resuelve reunir la III Asamblea Nacional del Ecuador, la cual nombra a José María Plácido Caamaño Cornejo como Presidente Constitucional para el período 1884-1888.



Convocadas las elecciones presidenciales para suceder a Caamaño, el Vicepresidente Dr. Pedro José Ceballos Fernández Salvador se encarga del Poder hasta la posesión de quien resultare electo. El Dr. Antonio Flores Jijón, (hijo del primer Presidente del Estado y nacido en 1833 en el Palacio de Gobierno mientras su padre ejerce en su primer mandato), es electo con 29.555 votos (97%); el General Eloy Alfaro obtiene 777 votos; Manuel Angel Larrea, el General Pedro Lizarzaburu, el Dr. Francisco Javier Salazar Arboleda y el Dr. Camilo Ponce Ortiz (abuelo del Presidente Camilo Ponce Enríquez), obtienen las adhesiones de 50, 34, 7 y 6 votos, respectivamente.

El Dr. Flores Jijón gobierna todo su mandato presidencial de 1888-1892. Las elecciones para sucederle tienen tan sólo dos candidatos: Luis Cordero Crespo: 36.557 votos (58%) y Camilo Ponce Ortiz: 26.321 (42%).

El ilustre hombre público y poeta cuencano Dr. Cordero, electo para el período 1892-1896, gobierna hasta el 16 de abril de 1895, fecha en la cual estalla el escándalo conocido como “la venta de la Bandera”, triste y desgraciado episodio histórico en el cual ninguna intervención tuvo el vate, al punto que fuera absuelto de toda culpa por la Corte Suprema de Justicia en 1898.

Estabilidad y su quiebra
Cesado el Dr. Cordero, el Vicepresidente Dr. Vicente Lucio Salazar Cabal asume como Encargado del Poder hasta el 11 de mayo de 1895, sucediéndole en calidad de Encargado del Poder el Dr. Carlos Mateus Pacheco hasta el 4 de junio siguiente. El 5 de junio estalla en Guayaquil la Revolución Liberal, asumiendo el Poder como Jefe Supremo el General Alfaro; el 9 de agosto ejerce como Presidente Interino, en razón de la reunión de la IV Asamblea Nacional del Ecuador, la misma que le nombra Presidente Constitucional el 17 de enero de 1897, para el período 1897-1901.

El 1º de septiembre de 1901, asume la Presidencia el General Leonidas Plaza Gutiérrez, natural de Charapotó, para el período 1901-1905. Gana las elecciones con 65.781 votos (90%) frente a los 7.915 de Lizardo García Sorroza y los 182 de Manuel Antonio Franco.

Vale señalar que, en razón de esta toma del Mando el primer día de septiembre, queda esta fecha como la tradicional para la posesión de los sucesivos presidentes de la República, hasta la expedición de la Constitución de 1979, que la fija para el 10 de agosto; más tarde se la fijará para el 5 de enero y luego para el 24 de mayo.

Terminado el mandato de Plaza, le sucede Lizardo García, quien gana las elecciones con 64.369 votos (93%); sus contrincantes Ignacio Robles y el repetidor Manuel Antonio Franco alcanzan 2.687 y 1.383 votos, respectivamente. Sin ser materia de estas Acotaciones, no puedo dejar de señalar que Don Lizardo tuvo escasos 7.915 votos 4 años antes.

Nuevo tiempo de quebrantos
El período del Presidente García (1905-1909) se corta abruptamente por un nuevo levantamiento del General Eloy Alfaro, quien asume como Jefe Supremo el 16 de enero de 1906, reúne la V Asamblea Nacional del Ecuador el 9 de octubre de 1906, quedando como Presidente Interino hasta el 1º de enero de 1907, fecha en la que asume el Poder como Presidente Constitucional para el período 1907-1911.

Convocadas las elecciones, triunfa Don Emilio Estrada Carmona, patricio guayaquileño de enorme prestancia, para nada de las simpatías del General Eloy. Estrada tiene 103.024 votos (94%) frente a 3.708 votos de Flavio Alfaro y 2.583 votos de otro benemérito hijo de “do manso lame el caudaloso Guayas”, el Dr. Alfredo Baquerizo Moreno.

Alfaro exige la renuncia del Presidente Electo quien se niega a semejante atropello a la voluntad popular. El pueblo de Quito, a su vez, exige la renuncia de Don Eloy. El 11 de enero el Dr. Carlos Freire Zaldumbide, en su calidad de Presidente del Senado, asume como Encargado del Poder Ejecutivo. Precisa recordar que la Constitución de 1906 había suprimido la dignidad de Vicepresidente. Freire Zaldumbide gobierna hasta el 31 de agosto y Don Emilio asume la Presidencia el 1º de septiembre de 1911, para el período 1911-1915.

Ya no el cuartelazo sino el corazón del Presidente fue el que dio término a su mandato. El 21 de diciembre sufre un paro cardíaco que termina con su vida. Lo que no pudo el General, lo pudo la parca.

Nuevamente Freile Zaldumbide debe asumir como Encargado del Poder, destino que cumple hasta el 5 de marzo de 1912, día en que renuncia como consecuencia de la grave crisis política que desata el asesinato del ilustre General Julio Andrade Rodríguez, sangriento episodio que pasó a la Historia como “El Armariazo”.

“Después de la tempestad viene la calma”
El Dr. Francisco Andrade Marín, en su calidad de Presidente de la Cámara de Diputados, asume como Encargado hasta el 6 de marzo de 1912, fecha en la cual toma el timón del Gobierno, también como Encargado, el nuevo Presidente del Senado Dr. Alfredo Baquerizo Moreno. A la sazón ya se habían efectuado nuevas elecciones presidenciales y legislativas, en las cuales gana nuevamente la Presidencia el General Leonidas Plaza con 62.374 votos (99%) ante 754 votos del Dr. Carlos Rodolfo Tobar y 507 sufragios del Dr. Gonzalo S. Córdova Rivera.

Plaza asume como Presidente Constitucional el 1º de septiembre de 1912 y, al igual que en su primer mandato, gobierna los 4 años completos hasta el 31 de agosto de 1916.

El General Plaza, da inicio a un largo período de estabilidad en el Gobierno del Estado, ya que se suceden en la Presidencia el Dr. Alfredo Baquerizo Moreno (1916-1920) y José Luis Tamayo Terán (1920-1924). Es decir, tres mandatarios en 12 años, récord sólo superado por el período constitucional de decurre desde 1947 hasta 1961, el cual, a su vez, será ampliamente batido por la estabilidad de 1979 a 1996, y ésta por la que vive la Nación desde el gobierno del Dr. Alarcón en 1997.

El Dr. Baquerizo ganó en las elecciones de 1916 con 127.303 votos (94%) frente a los 7.502 votos del célebre hombre público cuencano Dr. Rafael María Arízaga Machuca y los 794 votos del guayaquileño Federico Intriago, también reconocido político.

El Dr. Tamayo, por su parte, en las elecciones de 1920, obtiene 126.945 votos (99%), frente a los 722 votos del Dr. Gonzalo S. Córdova y los 124 votos de Enrique Baquerizo.

El Dr. Gonzalo S. Córdova Rivera, en 1924, gana las elecciones presidenciales con 173.773 votos (93%) superando ampliamente al candidato socialista Coronel Juan Manuel Lasso Ascásubi que alcanza 9.175 adhesiones populares, y los 3.454 votos del liberal Federico Intriago, quien repite como perdedor. Sin entrar a analizar el hecho, simplemente recuerdo que el Dr. Córdova, apenas 12 años antes, obtuvo escasos 722 votos.

La Revolución Juliana
Los biógrafos del Dr. Gonzalo Segundo apuntan que “él llegó gravemente enfermo a la Presidencia”. Al igual que a Estrada, fue la enfermedad la que conspiró y superó el coraje del estadista. En tanto, un grupo de jóvenes militares habían formado la llamada “Liga Militar” con propósitos de “renovación social y económica”. Renuevo que no es mi propósito actual analizar las circunstancias políticas y sus entretelones, sino el simple transcurso de los gobiernos en el corsi e recorsi histórico.

El 9 de julio de 1925 tiene realización el acontecimiento militar conocido como la “Revolución Juliana”, liderada en Guayaquil por el sargento Mayor Ildefonso Mendoza Vera y en Quito por el General Francisco Gómez de la Torre; este agudo trance lleva al Dr. Córdova a deponer la Presidencia.

La Junta Militar decide formar un Heptavirato que gobierna del 10 de julio del 25 al 9 de enero de 1926. Como dato de gran interés: miembro del Gobierno “de los 7” es el Dr. Francisco Arízaga Luque, joven de 25 años de edad, lo que le acredita como el gobernante más joven de la Historia Patria.

Al Heptavirato le sucede un Hexavirato, integrado por 6 compatriotas de igual prestancia que sus 7 antecesores, cuerpo colegiado -este último- que está al frente del Gobierno del 10 de enero al 31 de marzo de 1926.

Así analizadas las circunstancias, el período del Dr. Gonzalo S. Córdova 1925-1929, en vez de tener una persona en el Palacio Nacional, son 14 las que, de una manera colegiada e individual ocupan el Solio presidencial.

El gobierno de Ayora con “ayoras”

El 1º de abril de 1926 el Ejército, que en verdad decide gobernar con el nombre de la Junta Militar, constatando la escasa gobernabilidad de los dos gobiernos plurales, decide confiar los destinos de la República al distinguido obstetra lojano Dr. Isidro Ayora Cueva, en calidad de Presidente Provisional, título con el cual gobierna hasta el 8 de octubre de 1928, fecha en la cual convoca a la reunión de la VI Asamblea Nacional del Ecuador, la misma que nombra al Dr. Ayora Presidente Interino, el 9 de octubre, y, luego Presidente Constitucional el 17 de abril de 1929, para el período 1929-1933. Empero el Dr. Ayora sólo gobierna hasta el 24 de agosto de 1931.

Un hecho anecdótico: el Banco Central, creado en 1927 por el Dr. Ayora, realiza una emisión de monedas de 1 Sucre y 0.50 centavos, las mismas que fueron llamadas “las Ayoras”, en homenaje al Mandatario, y “las Lauritas”, en honor a su esposa, la bella dama guayaquileña Laura Carbo Núñez.

El “voto de censura” del Congreso al Ministro de Gobierno Dr. Julio E. Moreno y la sublevación del Batallón de Zapadores, llevaron al Dr. Ayora a presentar ante el Congreso su renuncia a la Presidencia y lo hizo con una solemne frase: “Entrego el Poder con las manos limpias de oro y de sangre”.

La sucesión por entonces correspondía al Ministro de Gobierno, razón por la cual el Coronel Luis Larrea Alba asume como Encargado del Poder el 25 de agosto, ejercicio gubernamental que lo ejerció hasta el 14 de octubre siguiente. En tal día quiso proclamarse dictador y fracasó, siendo reemplazado por el Presidente del Senado, Dr. Alfredo Baquerizo Moreno, quien gobierna hasta el 28 de agosto, en medio de la inédita descalificación del Presidente Electo Neptalí Bonifaz Ascásubi -el 20 de agosto- y de la Guerra de los 4 Días” (28 de agosto al 1º de septiembre), trágico y doloroso acontecimiento de nuestra Historia que debió afrontar el nuevo Encargado del Poder, Ing. Carlos Freile Larrea hasta el 31 de agosto y el 1º de septiembre un nuevo Encargado, el Dr. Humberto Albornoz Sánchez. En los combates que ensangrentaron las calles de la Capital, ambos bandos lo hacían al grito de ¡viva la Constitución!

El 2 de septiembre, terminado el “baño de sangre fratricida”, asume el Poder el Dr. Alberto Guerrero Martínez, en su calidad de Presidente del Senado, quien gobierna hasta el 04 de diciembre de 1932.

Como dejo pintada la situación política, el período del Dr. Ayora (1928-1932) fue completado, “a trompicones” por 5 encargados del Poder.

Surge una emblemática figura política: Velasco Ibarra
En las elecciones presidenciales de octubre de 1932 triunfa Juan de Dios Martínez Mera con 56.872 votos (71%), frente a los candidatos, el conservador Manuel Sotomayor y Luna y el independiente Pablo Haníbal Vela, que obtienen 16.212 y 6.093 votos, respectivamente. Don Juan de Dios asume la Presidencia el 5 de diciembre de 1932 para el período 1932-1936.

Fue vox populi que el triunfo de Martínez Mera obedeció a un escandaloso fraude electoral, pues carecía de simpatías populares por ser un desconocido en la brega política. Sea por lo que fuere, que no es materia de estas notas, el cargo de Presidente de Juan de Dios fue declarado vacante por el Congreso Nacional, el 17 de octubre de 1933, asumiendo como Encargado del Poder el Dr. Abelardo Montalvo Alvear en su calidad de Presidente del Senado. Al retirarse del cargo Martínez Mera lo hizo con una frase tan solemne como la de Ayora: “Que queda la satisfacción de que ni una sola lágrima se ha vertido por mi culpa, ni una gota de sangre ha salpicado mi ejercicio presidencial”. Y tenía la razón como la tuvo el Dr. Isidro.

Nuevamente, un período presidencial quedaba trunco. Empero, fue completado parcialmente por el Dr. Montalvo quien gobernó hasta el 31 de agosto de 1934.

Los comicios, por entonces, se verificaban en dos días seguidos y, en esta vez, lo fueron durante los días 14 y 15 de diciembre de 1933, circunstancia por la cual el Presidente Electo estaba obligado a permanecer como tal hasta el 1º de septiembre del año siguiente; casi como el período de la gestación; 9 meses.

En las elecciones presidenciales, la voluntad del pueblo soberano favoreció ampliamente al candidato “de los Compactados”, Dr. José María Velasco Ibarra, quien obtuvo 51.248 votos (81%); sus contrincantes, el socialista Carlos Zambrano Orejuela obtuvo 11.028 sufragios, en tanto que las votaciones en favor del liberal Colón Eloy Alfaro y del comunista Dr. Ricardo Paredes fueron de 943 y 696 votos, respectivamente.

“Me precipité sobre las bayonetas”
Con estas palabras, de aguda ironía, el Dr. Velasco Ibarra explicaba, si cabe, el sorprendente término de su primer mandato 1934-1938, el 20 de agosto de 1935.



Su Ministro de Gobierno, Dr. Antonio Pons Campuzano asumió como Encargado del Poder desde el 21 de agosto hasta el 25 de septiembre. El Ejército que, representado por la Guarnición de Quito, había derrocado al Presidente José María, resolvió nombrar Jefe Supremo de la República a Federico Páez Lemus, ingeniero de profesión, aunque lego en política, sin embargo de lo cual supo guiar el timón del Estado con su reconocida bonhomía hasta el 9 de agosto de 1937, día en que pasa a ser Presidente Interino, en tanto la recién reunida I Asamblea Nacional Constituyente no designe al nuevo titular del Poder Ejecutivo en calidad de constitucional. El 23 de octubre el Ejército, haciendo caso omiso a la Asamblea, nombra Jefe Supremo al General latacungueño Alberto Enríquez Gallo.

Sazono esta crónica histórica con una anécdota de igual carácter: como Páez había sido padrino de bautizo del General y éste, en definitiva, le botó del Poder, el Ingeniero solía decir con su proverbial gracejo: “Enríquez de guagua me meó y de viejo me cagó”.

Enríquez gobierna como dictador hasta el 9 de agosto de 1938 y pese a las rogativas para que siga en el Mando como Presidente designado por la II Asamblea Nacional Constituyente, que se reunía al día siguiente, declina gallardamente seguir al frente del Poder. La Asamblea elige como Primer Mandatario al cuencano Dr. Manuel María Borrero González para que complete el período del Dr. Velasco Ibarra 1934-1938.

Así las cosas, en vez de un gobernante para dicho período se suceden cuatro.

Época de los Carabineros
La Asamblea Constituyente convocada por el Ing. Páez, elige como Presidente Constitucional al respetado médico y rector universitario Dr. Aurelio Mosquera Narváez, quien disuelve la asamblea que lo nombró como primera acción de gobierno, razón por la cual no llega ésta a expedir legalmente la que hubiese sido la 14ª Constitución, la mismas que “se quedó en el tintero”.

Nuevamente, la parca rompe un período presidencial. La muerte del Dr. Mosquera permite que tres sean sus sucesores, sucesivamente: los doctores Arroyo del Río (1939-11-16 a 1939-12-10), Andrés F. Córdova Nieto (1939-12-11 a 1940-08-09) y Julio Enrique Moreno Peñaherrera (1940-08-10 a 1940-08-31. Arroyo deja el Poder para candidatizarse a la Presidencia y Córdova para ejercer como legislador.

Convocadas las elecciones presidenciales, triunfa el Dr. Arroyo del Río con 43.642 votos (53%), frente a los 22.061 votos para Dr. Velasco Ibarra y los 16.376 sufragios en favor de quien sería más tarde el primer Alcalde de Quito, Don Jacinto Jijón y Caamaño. Qué si hubo fraude o qué no lo hubo, no interesa para esta revisión histórica. Lo que sí conozco es del famoso telegrama de un gobernador: “cuántos votos faltan para enviarlos”.

Arroyo ofreció gobernar todo su período presidencial 1940-1944, “ni un día más, ni un día menos” según sus propias palabras. El 28 de mayo de 1944, estalla en Guayaquil la Revolución llamada “Gloriosa” que privó al Dr. Arroyo de cumplir su oferta. Alianza Democrática Ecuatoriana, ADE, formada por todas las tendencias políticas, menos el liberalismo adicto al Dr. Arroyo, entrega el Poder al “Gran Ausente” el 31 de mayo, en ceremonia cumplida en el balcón central del Palacio Nacional. El Dr. Velasco Ibarra empieza a gobernar como Jefe Supremo.

El segundo decreto del flamante Mandatario fue convocando a elecciones para la reunión de una Asamblea Nacional Constituyente (que será la tercera con esa denominación) para el 10 de agosto siguiente. Reunido el cónclave, el mismo día 10 nombra “por aclamación” Presidente Constitucional al Dr. Velasco Ibarra para el período 1944-1948, “ratificando así la expresión de voluntad del pueblo ecuatoriano”, como reza el nombramiento que adorna una de las paredes de mi escritorio. El 30 de marzo de 1946 el Dr. Velasco Ibarra “desconoce la Constitución” y sigue gobernando como Jefe Supremo, sin perjuicio de convocar a nuevas elecciones para la conformación de una nueva Asamblea Nacional Constituyente que debe reunirse el 10 de agosto del propio año. Reunida ésta, nuevamente nombra al Dr. Velasco Ibarra como Presidente Constitucional.

El 23 de agosto de 1947, un “cuartelazo” trata de interrumpir el orden constitucional. Depuesto el Dr. Velasco Ibarra, asume el Poder el Dr. Mariano Suárez Veintimilla, en su calidad de Vicepresidente, dignidad para la que fuera nombrado por la Asamblea, que él presidió. Sofocado completamente el intento dictatorial, el Dr. Suárez asume como Presidente Constitucional, no sin antes, en gesto de ejemplar civismo, comprometerse a convocar a un Congreso Extraordinario, con el sólo fin de que éste nombre a un nuevo Presidente para completar el período del Dr. Velasco Ibarra, pues legalmente bien pudo el Dr. Mariano quedarse en el Palacio hasta el 31 de agosto de 1948.

El Congreso Extraordinario designa al esclarecido guayaquileño Carlos Julio Arosemena Tola como Primer Mandatario, y el ilustre hombre público quiteño Dr. José Rafael Bustamante Cevallos es nombrado Vicepresidente.

De esta suerte: el período 1944-1948 en vez de un gobernante tuvo tres.

Carlos Julio padre entrega el Mando, el 1º de septiembre de 1948, a Don Galo Plaza Lasso, Presidente con el cual se inicia uno de los lapsos de mayor estabilidad en el Gobierno.

A los tiempos, estabilidad
Don Galo Plaza Lasso, cuyo padre gobernó por dos ocasiones, sin sobresaltos, en total 8 años, también cumplió el período para el que fue electo 1948-1952. Ganó las elecciones con 115.769 votos (41%), habiendo tenido como contrincantes al destacado jurisconsulto conservador Dr. Manuel Elicio Flor Torres y al candidato por el Socialismo General Alberto Enríquez Gallo, quienes obtuvieron la simpatía de 112.357 y 53.650 sufragantes, respectivamente.

Sucede a Don Galo el Dr. Velasco Ibarra, en su tercera estancia en Carondelet, en el período 1952-1956, que lo culmina. “El Profeta”, como le tildaba su “gloriosa Chusma”, gana con 153.945 votos (44%) y sus destacados contrincantes doctores Ruperto Alarcón Falconí, José Ricardo Chiriboga Villagómez y José Modesto Larrea Jijón, que obtiene 118.397, 67.636 y 18.248 votos, respectivamente.

Para el siguiente ejercicio presidencial, 1956-1960, el pueblo ecuatoriano elige al Dr. Camilo Ponce Enríquez, quien a sus 32 años ejerciera como Canciller del Dr. Velasco Ibarra y, como tal, había suscrito, a nombre del Ecuador, la Carta de la ONU conjuntamente con Galo Plaza Lasso, en 1945.

Las elecciones fueron apretadas: Ponce triunfa con 3.046 votos sobre el candidato del Frente Democrático Nacional, el Dr. Raúl Clemente Huerta Rendón: 178.424 vs 175.378; el Dr. Carlos Guevara Moreno y el Dr. Chiriboga Villagómez obtienen 149.935 y 110.686 votos, respectivamente. Quizá estos comicios fueron los más reñidos, tanto por los resultados cuanto por el fragor de la campaña. Se enfrentaron cuatro indiscutibles portaestandartes de sus respectivas ideologías.

“Para variar”, al Dr. Ponce le sucede el Dr. Velasco Ibarra, esta vez con una votación que superó a la de sus tres contrincantes juntos: 373.585 votos contra 175.076 de Galo Plaza Lasso, 172.690 del esclarecido cuencano Dr. Gonzalo Cordero Crespo y 46.173 del Dr. Antonio Parra Velasco.

Cuartelazo disimulado
Pese a la contundencia del respaldo popular, el período 1960-1964 para el que fue elegido el Dr. Velasco Ibarra, no lo pudo cumplir, ni en la mitad. Oficiales de las Fuerzas Armadas decidieron derrocar al Presidente el 7 de noviembre de 1961; hubo un “parche” constitucional con la asunción del Poder del Vicepresidente Carlos Julio Arosemena Monroy, hijo de quien, por coincidencia, completó el período del Dr. Velasco Ibarra en 1947.

Tampoco Carlos Julio pudo completar el período a completarse, pues, nuevamente, las “puertas de los cuarteles” se abrieron para dar paso a que los tres jefes de las Fuerzas Armadas y un oficial general más del Ejército, asumieran el Poder con el nombre de Junta Militar de Gobierno, el 12 de julio de 1963. La Junta gobernó hasta el 25 de junio de 1965.

En esta ocasión, en vez de un gobernante para el período 1960-1964, hubo dos gobiernos más, y en lugar de una persona en el Solio, 6 lo ocuparon.

El Interinazgo “con las maletas listas”
Con el beneplácito de las propias Fuerzas Armadas, una Junta de Notables integrada por los expresidentes Galo Plaza Lasso y Camilo Ponce Enríquez, el ex Encargado del Poder Córdova Nieto y el Cardenal Arzobispo de Quito, Carlos María de la Torre Nieto, escogieron a Clemente Yerovi para que asuma el Gobierno con el título de Presidente Interino, cuyo principal cometido –que lo cumplió con éxito- fue presidir el “retorno a la Democracia” mediante la reunión de una Asamblea Nacional Constituyente (la VI). Reunida ésta, nombró Presidente Constitucional al Dr. Otto Arosemena Gómez, destacado político guayaquileño y legislador renombrado, quien, a su vez, condujo el proceso electoral para designar Presidente para el período 1968-1972. Don Clemente solía amenazar cualquier requiebro político diciendo que no está apegado al Poder pues “siempre tiene las maletas listas”.

La cuarta “caída”
Por vez postrera en su rutilante vida política, el Dr. Velasco Ibarra triunfo en la contienda electoral, esta vez teniendo como transitorios rivales a otro expresidente de la República, el Dr. Camilo Ponce, al ex Encargado del Poder Andrés F. Córdova, al notable jurista Jorge Crespo Toral y al Dr. Elías Gallegos Anda. El triunfo del Dr. Velasco Ibarra fue el más apretado, pues obtuvo 279.656 votos (33%) frente a los 263.861 y 258.953 de Córdova y Ponce, respectivamente; los otros dos candaditos no “fueron cotejas”, pues alcanzaron 31.914 y 16.965 votos, respectivamente.

Tampoco esta ocasión el período presidencial fue cumplido en su totalidad. Faltándole escasos 6 meses, también por última vez, el Dr. Velasco Ibarra fue derrocado, ésta por obra y gracia del triste episodio que pasó a la Historia como “el Carnavalazo”, el marte 15 de febrero de 1972. Días antes del “golpe” el protagonista del mismo decía “Sólo los insensatos de mentalidad obtusa pueden pensar en una dictadura militar».

Las propias Fuerzas Armadas dieron fin al gobierno que ellas consintieron, y asumen el Poder representadas por el Consejo Supremo de Gobierno, integrado por el Vicealmirante Alfredo Poveda Burbano, el General Guillermo Durán Arcentales y el General de Aviación Luis Leoro Franco. Este triunvirato, que gobernó desde el 12 de enero de 1976 hasta el 9 de agosto de 1979, propició el regreso del civilismo al Palacio Nacional.

“El “Retorno a la democracia”
Así se denominó al proceso, auspiciado por el Consejo Supremo de Gobierno, para devolver al pueblo la decisión sobre su destino, mediante elecciones.

El juvenil binomio Jaime Roldós Aguilera-Osvaldo Hurtado Larrea, de 39 y 40 años de edad, respectivamente, cautivó al electorado y se impuso por 1´025.148 votos (68%) al otro binomio Sixto Durán-Ballén y José Icaza Roldós que obtuvo 471.657 votos.

Se iniciaba con bríos renovados el más largo período de estabilidad en el Gobierno del Estado, sólo interrumpido por el malhadado ejercicio de un coletazo del “bucaramismo” en 1997, el mismo que fue superado, luego de dos fugaces interinazgos, con la asunción al Poder del Dr. Fabián Alarcón Rivera en febrero de 1997, Gobierno luego del cual se han sucedido 10 gobiernos constitucionales, dos de ellos por reemplazos de los vicepresidentes.

Yo estuve presente en tres de las interrupciones relatadas, 1947, 1961 y 1972, lo que me autoriza para repudiar tales rupturas, que ojalá nunca más existan en la Historia Patria.