Por Econ. Jaime Carrera
En el Ecuador se ha normalizado la obscuridad de las cuentas públicas, el desdén por el rigor técnico y la liviandad de la gestión fiscal. Contrapuntos con la inmensa responsabilidad hacia la sociedad toda, que demanda la administración seria y ordenada de las cuentas públicas.
Como se observa en el cuadro, entre enero-febrero de 2024, los ingresos petroleros al presupuesto son de apenas $91 millones. El Ecuador requiere conocer el sustento de tal valor, si las exportaciones petroleras en los dos meses fueron de $1.438 millones, el precio del petróleo fue de $67,5 por barril, los gastos e inversiones de Petroecuador, la importación de derivados y su venta interna, el pago de las tarifas a las empresas privadas y otros egresos, no justifican el pobre ingreso petrolero al presupuesto. De otra parte, en 2023 como manejo de liquidez se tomaron en forma neta $750 millones de las cuentas de Petroecuador.
Entre enero-febrero 2023-2024, los ingresos al Tesoro (no los del SRI) por impuesto a la renta aumentan $99 millones. Este incremento está lejos de reflejar los ingresos previstos por la autorretención de tal impuesto y los ingresos por la amnistía tributaria. Solo por este último rubro en el SRI se manifestó habían recaudado en febrero $114 millones, y por la autorretención se esperaba más de $100 millones mensuales. Aunque este último rubro se debe registrar como financiamiento, no como ingreso de renta. Se debe especificar los ingresos reales al Tesoro por tales conceptos.
En los gastos no se registra el gasto devengado por $511 millones, de las transferencias a los Municipios y Consejos Provinciales. Con lo cual se presenta un supevávit ficticio, mientras, el resultado real es de un déficit de $37 millones (cuadro).
Como se observa en el cuadro, los ingresos al Tesoro entre enero-febrero fueron de $3.615 millones y los gastos pagados a nivel de caja fueron de $2.379 millones, por tanto, se supone habría una acumulación de fondos de $1.236 millones.
Sin embargo, los saldos del Tesoro (no todos disponibles por el Tesoro) fueron de $369 millones. Además, la deuda interna neta entre enero febrero (desembolsos menos amortizaciones) fue de $749 millones que cubrieron los $240 millones de crédito externo neto negativo. Por tanto, hubo un flujo neto de deuda interna de $499 millones. Aunque esta información siempre difiere de los boletines de deuda.
No obstante que hubo acumulación de caja y deuda interna, las cuentas por pagar entre enero y febrero de 2024 fueron de $1.273 millones. Se asume entonces, que se utilizaron estos recursos para cancelar parte de las cuentas por pagar de 2023 y años anteriores, devolver parte de los saldos tomados por convenios de liquidez (en diciembre se tomaron $556 millones), quizá cancelar CETES. En fin, son las nocivas interrogantes que exigen respuestas sustentadas.
Si el Estado administra los impuestos de la sociedad y los gasta, lo menos que que debemos exigir es la absoluta transparencia de las cuentas públicas.
Econ. Jaime Carrera