El gran debate de la eutanasia




La RAE la define como la «intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura» y también como «muerte sin sufrimiento físico»

Escribir sobre un tema tan complejo y delicado demanda el conocimiento de ciertos antecedentes para darle a la idea que se desee comunicar con claridad y con acierto, sin que con ello se logre evitar el debate pues las aristas que tiene el tema son numerosas, algunas de ellas muy sensibles porque tocan ideas y creencias sustantivas de los seres humanos.

Uno de los antecedentes es el que gira alrededor de la vida, de sus profundas implicaciones con la moral, la religión, la espiritualidad, la ética y el pragmatismo. La población mundial rebasa los 8500 millones de habitantes y la gran mayoría profesa alguna religión o alguna creencia; la minoría son ateos y otros tantos se declaran agnósticos.

La historia de la evolución humana, de millones de años, da cuenta de los cambios operados en materia de religión que pasó del politeísmo al monoteísmo como paso fundamental. Hoy por hoy enormes grupos humanos civilizados adscriben al monoteísmo. Un número muy significativo de seres humanos son cristianos que admiten como libro orientador de sus creencias a la Biblia, en cualquiera de sus versiones. En el Ecuador la mayoría de sus habitantes son cristianos: católicos la mayoría, evangélicos, testigos de Jehová, luteranos, mormones, etc. Esta realidad ejerce en los creyentes un influjo muy fuerte e inclinan sus acciones según las enseñanzas vertidas por las autoridades de sus respectivas iglesias, fundamentadas desde luego, en su libro o libros sagrados.

NUESTRO DEBATE
En el país apenas ha empezado el debate para que se pueda en el futuro legalizar acciones que pudieran aplicarse a personas que, con motivos claros y plenamente justificados, soliciten terminar con sus vidas mediante la aplicación de medidas médicas conducentes a dicho fin.



Por el momento no están permitidas debido a claras disposiciones constitucionales y legales que lo prohíben de manera expresa y terminante, pero como se han presentado casos de personas afectadas de males incurables que han solicitado, de manera pública, la eutanasia, se ha empezado a conocer y discutir el tema que enfrentará posturas a favor y en contra muchas otras, de estas últimas recurrirán al contenido religioso para oponerse, pese a que el Ecuador es un país laico, por la muy simple razón de que sus población puede que no practique a cabalidad los rituales religiosos, si defiende sus principios, sus dogmas de fe. Por este motivo es preciso citar los versículos utilizados para no dar paso a ninguna forma de eutanasia, muerte o suicidio asistidos.

Se lee en Génesis 1:1-2
«Porque tu formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te alabaré porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien»
Con claridad se aprecia que la vida de los seres humanos fue una maravillosa obra de Dios la cual merece toda alabanza y respeto porque el alma de cada individuo sabe y conoce esta realidad indiscutible para todos los fervorosos creyentes.
En un versículo más poderoso, si el término cabe, se lee:
Génesis 1:27

«Creó, pues Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó»
El poder de este versículo radica en la creación, casi al mismo tiempo, de la pareja fundacional de la especie, misma que a lo largo del tiempo se ha expandido por todo el globo terráqueo y que ha servido para plantear numerosos cuestionamientos a la tendencia de proponer varios estereotipos de la especie, cuando en verdad, y según el libro que guía la vida de varios miles de millones de personas, solo deberían reconocerse dos. La fuerza de la creación de un ser a imagen y semejanza de Dios concede al hombre la fortaleza necesaria para esperar, la hora de la muerte, según lo determinen los designios superiores.
Salmo 121:1-2
«Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas»

La vida humana es hechura de Dios para que anduviera haciendo buenas obras y en modo alguno, un ser criado bajo esta doctrina aceptará, ofrecer o prestar su contingente para acabar la vida de otros seres antes de que la muerte llegue como consecuencia de un mandato divino. Es un argumento para negarse amparado en la objeción de conciencia.



Por último, pese a que hay muchos versículos más, para los fines de este artículo se recoge lo que se lee en el antiguo testamento y en los proverbios:
Deuteronomio 30:16
«Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios Te bendecirá en la tierra de la que vas a tomar posesión»
Aquí hay una orden, un imperativo que debe cumplirse por parte de quienes profesan el cristianismo y que de algún modo constituye un obstáculo, incluso en un país laico, para practicar la eutanasia. Las creencias individuales rigen en el fuero interno de las personas y gobiernan sus actos y sus decisiones.
Proverbios 3:1-2

«Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y traerán prosperidad»

Aquí se advierte una promesa de vida para quienes cumplen sus mandamientos y el apóstrofe «Hijo mío» que ha sido utilizado y ha servido para instalar en el imaginario popular que los seres humanos son hijos de Dios y todos hermanos entre si.

La filosofía por otra parte ha generado también, desde el milenio anterior: ideas, pensamientos y reflexiones sobre la muerte que vale la pena mencionar y conocer.
Una afirmación antigua de Cicerón decía «la filosofía es una preparación para la muerte» que serviría a Pascal para sentenciar que «quien enseña al hombre a morir le enseña a vivir» La forma en que la muerte afecta a la vida no ha pasado desapercibido en la filosofía aunque con el paso del tiempo ha quedado más en el ámbito de las religiones.

¿Qué significa la muerte?
Según el diccionario de la RAE es «la cesación o término de la vida» que sobreviene de modo involuntario, incluso contra voluntad. La vida es un ir constante tanto en lo emocional como en lo psicológico y espiritual en el que de un modo inseparable va de la mano con la muerte lo que hace pasar desapercibida a la muerte. Este continuo es evidente en la naturaleza: la semilla que muere da lugar al árbol como el niño que muere da paso al joven, el joven que muere da paso al adulto, el adulto que muere da paso al anciano. La continuidad le pertenece al yo, pero la eternidad que la sostiene es impersonal. La muerte como final se presenta como una interrupción del yo, una interrupción para la que nunca se está preparado o dispuesto. No se está para la muerte de otro ni para la propia, se siente que la muerte se entromete, que es inoportuna, que interrumpe la vida que se estaba viviendo.
Para muchos la vida no es lo opuesto de la muerte, es una extensión de la vida, otra vida. Para otros cuenta una afirmación de Antonio Machado: «La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es, y cuando la muerte es, nosotros no somos»

Estas reflexiones vienen al caso porque las cosas han cambiado, servían cuando simplemente se esperaba la hora. En tiempos actuales se reconoce la autonomía de cada persona para que, siempre y cuando sea mentalmente competente, decida lo más conveniente para su cuerpo y para su vida. El mundo ve ahora cirugías para cambiar de sexo, peticiones para que alguien termine, legalmente, con su vida porque adolece de alguna enfermedad terminal, dolor insoportable o una enfermedad incurable que le mantiene con una vida que no es vida. La pregunta es: El Ecuador ¿está preparado o tiene las condiciones de orden legal, ético y religioso para instaurar la eutanasia? La respuesta simple es NO! Por las siguientes razones:
La autonomía de la persona no ha sido ni es motivo suficiente para atender de inmediato una petición de eutanasia. Los países que la autorizan han pasado por un proceso de análisis y discusión prolongado, antes de concederlo. Aquí el debate apenas comienza.

La Constitución vigente desde el 2008 en su art.66 numeral 1 reconoce y garantiza el derecho a la inviolabilidad de la vida y asegura que no habrá pena de muerte. Cualquier intento por implantar la eutanasia legal tendría que empezar por aquí es decir, modificando la constitución o alcanzando algún dictamen de la Corte Constitucional.
En el art.54 se lee que las personas serán responsables por la mala práctica en el ejercicio de su profesión, en especial aquella que ponga en riesgo la integridad o la vida de las personas. Es una disposición peligrosa para el ejercicio de los profesionales de la salud, podría utilizarse con fines sancionatorios en caso de que alguno aplique la medida por compasión, mal entendida.

La iglesia tiene una presencia vigorosa e influyente y utilizará todos los recursos a su alcance, algunos se han mencionado en esta reseña, para cuestionar y oponerse.

El Art.66 numeral 12 de la Constitución consagra el derecho a la objeción de conciencia. Muchos profesionales de la salud se acogerán con seguridad a este artículo para regular su accionar frente a estos casos.

En la vecina República de Colombia la Honorable Corte Constitucional, a través de sentencia consideró que el «derecho fundamental a vivir en forma digna implica el derecho fundamental a morir con dignidad» en 1997. El proceso hasta que el Ministerio de Salud y Protección Social, dicte la resolución para que se haga efectiva la sentencia, lo hizo en el 2015. Esto pone de manifiesto la complejidad del problema y lo larga que puede resultar su tramitación, sabiendo que debe pasar por la Asamblea Nacional que solo es expedita cuando trata asuntos de carácter político que interesan a la mayoría.

A este artículo le falta, desde luego, todo el aporte que brinda la discusión bioética, misma que en la actualidad se ha enriquecido muchísimo porque la ciencia médica ha aportado y aporta nuevos elementos de juicio y no resulta fácil, por ejemplo determinar hasta qué punto llegan las medidas ordinarias y en qué momento comienzan las extraordinarias. Toca explorar más, mucho más, y eso rebasa el interés informativo de una nota periodística.

Gabriel Ordóñez Nieto
Pediatra Neonatólogo, ex vocal de la Sociedad Ecuatoriana de Bioética.