El cerebro es infinito, pero no perfecto

Autor: Manuel Castro M. | RS 81


Los especialistas en los temas del cerebro humano sostienen que aún mucho se ignora sobre el mismo, pero que deslumbra su perfección, su funcionamiento y lo increíble: controla los movimientos voluntarios, el habla, la inteligencia, las emociones y procesa la información que recibe s través de los sentidos.

Es decir, como expresara un político que lo sabe todo, es un ejemplo de democracia, guía, administra y respeta a los demás poderes, aunque de repente se le rebelan.

Contra la inteligencia se rebelan la tontería, la incapacidad, la estrechez de miras, la vacuidad, la locura, el desvarío. Paul Tabori en su obra “Historia de la estupidez humana” aborda todos estos temas, con ejemplos históricos, reales, divertidos, pero que en algunos casos deprimen porque afectan a la condición humana, del hombre como lo mejor de la creación y de que su “razón es criterio de verdad”, como decían los filósofos griegos.

Como veremos luego, Tabori va desde los vanos ritos de Luis XIV, hasta la auto castración de una secta religiosa; desde la afirmación de un miembro de la Academia de Sabios de París que insistía que el invento de Edison, el fonógrafo, era burdo truco de ventrílocuo; o a la técnica de otro sabio que aseguraba la prolongación de la vida mediante la inhalación del aliento de jóvenes doncellas. Que, en la época actual, sería un remedio carísimo y sobre todo escaso.

Alternativas de la inteligencia
Antes de entrar de lleno a conocer casos de la estupidez humana, vale indagar, aunque someramente, sobre la inteligencia humana. Al desgaire y con ligereza se afirmaba que unos tienen alta inteligencia, otros mediana y algunos ninguna. Además, había prejuicios de género: un científico y catedrático italiano aseguraba que el peso promedio del cerebro de las mujeres era inferior al de los hombres, lo que explicaba el nivel superior de inteligencias de los varones.

Cuando murió este sabio donó su cerebro para los análisis científicos, el resultado fue que su cerebro pesaba menos que el promedio de las mujeres. La verdad de la milanesa, como dicen los argentinos, no está en la masa sino en la preparación. Seriamente los científicos, neurólogos, habían señalado tres tipos de inteligencia: práctica, llevarse bien en determinado contexto; creativa, generar nuevas ideas; y analítica, capacidad de evaluar información y resolver problemas.

Todos tenemos inteligencia pero diversa
Lo interesante: el psicólogo Howard Gardner, en su obra “Encuadres de la inteligencia” (1983) plantea ocho tipos de inteligencia: lógica-matemática, lingüística, espacial, musical, corporal-cinestesia, intrapersonal, interpersonal; y naturalista. En conclusión, existen diferentes tipos de fortalezas y habilidades mentales. Por ejemplo, interpersonales: capacidad de aportar soluciones a una red o grupo; intrapersonales: escritores, psicólogos. Emocional-intrapersonal: forma de inteligencia social que implica la capacidad de monitorear los sentimientos y emociones propias y de los demás. De esta manera planteaba Gardner que no había una sola clase de inteligencia que pudiera medirse con un IQ (Coeficiente de Inteligencia) y “así marcó una era de aprendizaje personalizado”, como se le ha reconocido. Un caso interesante: Lionel Messi tiene un IQ de 150, el segundo, o sea una inteligencia superior. Algunos observarán, no los fanáticos, pero Lionel no es científico, artista, escritor, o ingeniero nuclear. No, por supuesto, es el mejor futbolista del mundo, pues tiene una inteligencia corporal, esto es, adelanta sus movimientos a otros deportistas, tiene la capacidad de unir el cuerpo y la mente para lograr el perfeccionamiento del desempeño físico, alcanzando así el empleo del cuerpo de manera altamente diferenciada y competente, con mayor actividad neuronal que el resto. El primer lugar lo tiene el ex futbolista y entrenador inglés Frank James Lampard. A Messi le sigue el IQ de Piqué. El IQ de una inteligencia promedio es 90-110. Desde luego, el coeficiente intelectual y el conocimiento son dos cosas diferentes, entonces tal vez sea posible lo antes anotado sobre los mencionados deportistas, que informa Internet.

El oro vegetal, divertido y deprimente
Tabori dice que los casos de estupidez humana son interminables. Que “importaría poco si el estúpido solo pudiera perjudicarse a sí mismo. Pero la estupidez es el arma humana más letal, la más devastadora epidemia, el más costoso lujo”. Un caso: en la antigüedad se tenía la idea que los metales eran entes orgánicos, que crecían y se desarrollaban como las plantas. Siglos pasaron admitiendo tal creencia, tanto que se hablaba de “uvas aúreas”. Lo cierto es que los propietarios de valiosas joyas las ocultaban bajo tierra y los que las encontraron vieron que estaban enredadas con raíces. En resumen, la leyenda no era más que el ensueño dorado concebido por la estupidez, el juego afiebrado de “cerebros infectados por la codicia”.

Gobernantes alter egos de Dios
Fue principio fundamental del Imperio Romano que los gobernantes eran “el otro yo de Dios”, forma adoptada en diversas formas en Egipto, la India, países precolombinos. Roma se enorgullecía de tener varios “dioses” además de su emperador Claudio. Un edicto proclamaba: “Todos aquellos que, movidos de audacia sacrílega, desafíen nuestra divinidad, serán privados de sus empleos y de su propiedad” Se dirigían a sus emperadores como “Vuestra Eternidad”, “Amo Sacratísimo”, “Sacrosantos”, Vuestra Ponderosidad”, “Vuestra Sabiduría”. Los gobernadores principales recibían el trato de “Expectables”, Los Sumos Sacerdotes “Honorables”, los jueces “Perfectísimos”, los Chambelanes “Egregios”. En la tradición francesa era obligatorio tres genuflexiones” a los reyes, los platos que se servían al Rey había que hacerlo de rodillas, así como saludarlo, lo que indignaba por cierto a ciertos nobles y estadistas que además por su edad tenían que arrodillarse ante el Rey, duras pruebas para los cortesanos, no por la sumisión sino por la incomodidad.

En pleno siglo XX aún se practicó y se practica semejantes tratos: Trujillo era el “Gran Benefactor del Pueblo” y otras denominaciones con las que se le denominaba, hasta la capital de República Dominicana en un momento se la llamó “Ciudad Trujillo”, hasta que fue depuesto. Haití también tuvo un emperador, Henri Cristophe, nacido esclavo, que llegó a general, sentó los cimientos de su propia nobleza y de emperador impuso el ceremonial y etiqueta francesa; Hugo Chávez es calificado como el “Otro Bolívar”, “Perón que grande que sos”, era el grito emocionado de los argentinos. A pesar de lo estúpido y negativo de tales actos los tiranos, sin invocar a Dios, siguen alentando sus vanidades y el servilismo de sus modernos cortesanos o borregos, en algunos ridículos casos. El gobernante de Corea del Norte, Kim Jong-un, supera todos los calificativos: Los estadios, las calles, los hospitales, ciertas flores, algunas aves, llevan su nombre y especialmente el de su abuelo; el trato es de Grande”, “Único” “Perfecto”, lo fueron además tratados así el padre y el abuelo, Kim Jong-il y Kim Il-Sung (llamado presidente Eterno de la República), respectivamente, familia gobernante de ese país desde 1948.

Tabori señala que aún en los democráticos Estados Unidos, la gente gusta de títulos, no tan originales como el Duque de las Mejillas Rojas o el Barón de la Jeringa, pero sí tales como “Gran Brujo Imperial”, “Gran Dragón de Florida”, Caballero de la Camelia Blanca”, por cierto utilizados por organizaciones especiales como el Ku Klux Clan, organización racista, criminal y desde luego totalmente estúpida.



No hay inmunidad ante el orgullo genealógico
Pocos son los hombres inmunes al orgullo de su genealogía. Se descubrió en los archivos ingleses un documento que contenía la genealogía de los reyes anglosajones, la que se remontaba directamente al propio Adán. Se cuenta la historia auténtica de Lady Sidney Morgan quien visitó uno de los castillos de los Lévis. En un salón encontró un cuadro pintado al óleo de la Virgen María, sentada en su trono, y frente a ella, arrodillado, uno de los “Lévis” y que de la boca de la Virgen salía una cinta con estas palabras: “Primo mío, cubríos”; y que cuando uno de los Duques de Lévis” iba al oficio divino decía en voz alta al cochero: “! ¡A lo de mi prima, cochero!”. Los Pons que “eran menos ambiciosos” reclamaban como antepasado a Poncio Pilatos. Y que en cierta ocasión se encontraron los jefes de las familias Lévis y Pons, y que el señor de Lévis reprochó al señor Pons: “! Bien, Barón, ¡debéis reconocer que vuestros parientes han maltratado rudamente a los míos!”. Napoleón se contentaba con decir: “La historia de la familia Bonaparte empezó el 18 Brumario” (Golpe de Estado del 9 de noviembre de 1799, última forma de gobierno de la Revolución Francesa, e inicio del Consulado de Napoleón Bonaparte como líder.).

Borges dijo sarcástico ante el tema: “Una sola infidelidad y el árbol genealógico se cae”.

El lenguaje burocrático
En E.U. Un plomero consultó si podría usar el ácido clorhídrico para destapar las cañerías. Recibió como respuesta: “La eficacia del ácido clorhídrico es indiscutible, pero el residuo corrosivo es incompatible con la permanencia del metal”. Simplemente quería decir: “No use el ácido clorhídrico. ¡Se comerán las cañerías!” En Nueva Zelandia un informe sobre una propiedad decía: “De la diferencia de elevación con respecto a la escasa profundidad de la propiedad se deduce claramente que el contorno impide toda posibilidad de desarrollo razonable con fines de recreación activa.” Todo para decir que el lote tenía una pendiente muy pronunciada.

Elevado burocratismo: Federico de Prusia envió a Francia un embajador que tenía una sola mano. La Corte francesa consideró que si enviaba un embajador entero a Berlín se reiría Federico de los franceses. Se discutió y se envió un embajador que tenía una sola pierna… aquel debió tal deficiencia para que sea nombrado embajador en Prusia.
Estupidez de la justicia

El formalismo ha sido característica de la justicia. Un Asesinó de siglos anteriores fue condenado a muerte en Francia. En la audiencia se conoció que el acusado se había matado “voluntaria y malignamente, atándose las piernas y arrojándose a un arroyo, donde se ahogó”. Se sentenció que el cadáver debía permanecer boca abajo, desnudo, sobre una parrilla de madera, y a ser arrastrado por las calles. Otra categoría era el juicio a los animales, con el objetivo de castigarles por “sus malvadas actitudes”.

En el siglo XVII, en Inglaterra, un inquilino podía dar por terminado el contrato de arrendamiento si en la vivienda aparecían fantasmas. Si los espectros eran “soportables” el contrato conservaba su validez.

Después de la Segunda Guerra Mundial, en Alemania, un abogado fue condenado por defender a ambas partes en tribunales diferentes. En apelación fue absuelto pues se considero que su conducta profesional se debía a su inexperiencia y además se dispuso que ambas partes le pagasen sus honorarios.
Un conocido estafador en los Estados Unidos contrató un abogado y éste le preguntó “Qué cuáles serán sus honorarios?, a lo cual contestó el inocente estafador: “Muy sencillo, si yo recibo algo (de sanción), no le daré nada. Si no me dan nada, le daré algo”.

En Illinois una señora inició juicio contra sí misma por 20.000 dólares. Dicha señora, dos años antes del juicio, había sufrido heridas en un choque de vehículos. Acusaba al señor Leroy Shneider, conductor del otro vehículo, como responsable por las heridas sufridas y exigía el pago de 20.000 dólares. Shneider murió y la señora obtuvo que se le nombrara administradora de los bienes del difunto, porque las heridas sufridas creaban un interés personal en la disposición de la propiedad en cuestión. De modo que cuando inició el juicio descubrió que lo había hecho contra el administrador de los bienes de Shneider…es decir contra ella misma.

En el Ecuador también se cuecen habas: En Quito, hace unos treinta años, un trabajador demandó a su patrono por despido intempestivo. El patrono alegó que el demandante no había trabajado nunca en su empresa. Se realizó una inspección del lugar de trabajo señalado. El Juez laboral en sentencia aceptó la demanda pues argumentó que constató en la indicada inspección que un perro salió muy amistoso con el trabajador, lo que probaba que el trabajador asistía regularmente a ese lugar. Desde luego, la Corte Superior de Pichincha revocó la sentencia con la aclaración que el perro no podía ser un testigo idóneo.

Los tontos de la duda y los incrédulos
Tabori cuenta de docenas de casos en que ilustres científicos pusieron en duda y con cólera, ciertos inventos, declarando que es imposible que los humanos, por ejemplo, en el caso del fonógrafo, puedan el vil metal reemplazar al “noble órgano del habla humana”. En 1911, diez años después que Marconi hubiera logrado enviar mensajes radiales, uno de los principales físicos austríacos escribió un extenso y burlón artículo sobre Nicolás Tesla, el genial inventor, hoy reconocido mundialmente. Igual se burlaron de la primera máquina productora de hielo y su inventor murió en la miseria.

Frente a tal incredulidad, está la estupidez del crédulo como contrapartida cómica: A un famoso profesor de la Sorbona, miembro de la Academia de Ciencia, miembro honorario de las academias de Berlín, San Petersburgo, Bruselas, Roma Estocolmo, Madrid, durante diez años un estafador le vendió por sumas considerables 27.000 documentos de cartas falsificadas de las más ilustres figuras de la historia.

Concluye Tabori: “Sabemos ahora que la estupidez es un problema de carácter médico…y por consiguiente la estupidez es curable. Suponiendo, naturalmente, que alguien quiera ser curado”.